Modelo de un bocadillo típico. |
“Me
cuenta Asunción en una entrevista que he tenido con ella en Medina, que un día
el jefe de la empresa le dijo: “Víctor, ¿usted no toma el bocadillo?”. Y él
respondió: “No, yo voy a rezar el rosario” (Vida Impactante...P. 61).
Los
tiempos han cambiado mucho y hoy son pocos los que llevan el bocadillo para
tomarlo durante el breve tiempo de descanso que se suele conceder a media
mañana para reponer fuerzas. Más bien se sale de la fábrica o de la oficina, y
en el bar más cercano se toma algo, pero cuando Víctor trabajaba en la
Embotelladora de Pepsi-Cola, cada obrero iba a la fábrica con su bocadillo preparado
por la esposa en el hogar para tomárselo con los compañeros. Ese momento se
aprovechaba además para conocerse mejor entre ellos y entablar amistades.
Así
lo hizo Víctor durante varios años en un ambiente agradable, y por su
delicadeza y prudencia se fue ganando la confianza de los compañeros hasta el
punto de fijarse en él para elegirle como su “representante” ante la empresa. Aprovechaba
también el tiempo del bocadillo para ejercer su apostolado, invitando a los más
cercanos a que hicieran los Cursillos de Cristiandad.
Pero
también sabemos que, cuando los sindicatos irrumpieron con fuerza en las
fábricas y aprovechaban el momento de tomar el bocadillo para criticar y
organizar sus exigencias a la empresa, Víctor, discretamente dejó de tomar el
bocadillo para no tener que participar en esas conversaciones. Prefirió retirarse
y aprovechar ese tiempo para rezar el
Rosario y suplicar a María que se
mantuviera la paz en la fábrica.
Es
sin duda en esta etapa cuando sucedió esa escena que tanto llamó la atención al
Jefe de la empresa, que llevado de la curiosidad se acercó para preguntarle: “Víctor,
¿usted no toma el bocadillo?”. Seguro que no se esperaba esa respuesta,
pero probablemente caería en la cuenta de que, gracias a la oración, aunque Víctor
no tomaba el bocadillo como los demás, irradiaba paz y alegría en su semblante.
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