sábado, 31 de agosto de 2019

Testimonios David Laso Alcalde


David Laso Alcalde.

Sólo vi a Víctor cuando era ya mayor y vivía en Velillas del Duque. Yo iba entonces desde Quintanadiez de la Vega a trabajar a dicho pueblo y a los pueblos cercanos y a veces me le encontraba por el camino. Siempre que me encontraba con él, iba andando y con el rosario en la mano. Le llamaban “el hombre del Rosario”.

Le llamaban "el hombre del rosario".

Esto es todo lo que puedo decir de él, pues nunca traté con él personalmente, pero este hecho me impresionó y por eso es que lo relato, por si sirve de aporte para su proceso de beatificación, pues conociendo ahora, como conozco su vida, es mi deseo de que sea pronto beatificado y canonizado para bien de tantas almas que necesitan ejemplos como el suyo para llevar una vida entregada a Dios y a los hermanos como fue la suya.

Quintanadiez de la Vega donde vive David Laso.


miércoles, 28 de agosto de 2019

Habla Víctor. Blasfemando en el interior del alma

Fachada de la iglesia del monasterio de San José en Las Batuecas


Otra etapa se manifestó blasfemando en el interior del alma. Yo que tanto había luchado contra este grave pecado, llamando la atención a muchos blasfemos, manifestándoles la necedad de ese pecado. Por ello me veía envuelto en esa situación lastimosa y dolorosa. Aunque había leído en San Juan de la Cruz sobre este tema, no podía apartar de mí esta situación y me inquietaba y me hacía sufrir.

Víctor era consciente de que lo que le estaba pasando en Batuecas era porque el Señor estaba concluyendo en su vida lo que San Juan de la Cruz denomina noche y purgación del sentido en el alma y le estaba introduciendo en otra noche más oscura y dolorosa, en la noche del espíritu, imprescindible para llegar a la divina unión de amor, a la que son muy pocos los que pasan, porque, ordinariamente suele ir acompañada con graves trabajos y tentaciones sensitivas que duran mucho tiempo, aunque en unos más que en otros” (1N 14, 1). Pues entre esas graves tentaciones sensitivas por las que tienen que pasar los espirituales para llegar a la divina unión de amor, menciona expresamente la de proferir blasfemias con estas palabras:

Otras veces se les añade en esta noche el espíritu de blasfemia, el cual en todos sus conceptos y pensamientos se anda atravesando con intolerables blasfemias, y a veces con tanta fuerza sugeridas en la imaginación, que casi se las hace pronunciar, que les es grave tormento” (1N 14, 2).

San Juan de la Cruz, singular maestro y orientador de la vida espiritual.

Mejor explicación y con menos palabras, imposible. Solamente un maestro espiritual tan experimentado como San Juan de la Cruz podía hacerlo. Conocer como conocía Víctor estas palabras de su Maestro, le dio bastante tranquilidad en medio de tanto sufrimiento. No por eso dejó de preguntarse cómo le podía suceder esto a él, precisamente a él, que tanto había luchado contra las blasfemias.

Cuando Víctor era joven, en el pueblo escuchaba con frecuencia blasfemias a los campesinos que las proferían con facilidad cuando tenían algún percance o contratiempo, especialmente cuando se daban algún golpe doloroso o cuando trabajaban en el campo con el ganado. En su hogar se le hizo ver desde niño la gravedad de las blasfemias y por eso, no solamente no blasfemó, sino que, en la medida de sus posibilidades, advertía con valentía de su gravedad a los que las proferían para que cortaran con esa mala costumbre. No lo hacían por maldad, pero no dejaba de ser una irreverencia a Dios.

Noche oscura, símbolo de las duras pruebas para la unión con Dios.

Al experimentar ahora en propia carne el espíritu de blasfemia, Víctor hubiera preferido morir antes que pronunciarlas. De ahí su angustia y sufrimiento. Pero se dio cuenta de que Dios obraba a su modo, lo aceptó y salió purificado y preparado para la divina unión de amor.


sábado, 24 de agosto de 2019

Florecillas. Jugando a las canicas con su nieto Carlos.

Víctor y Asunción con su nieto Carlos y su bisnieto Víctor.


Uno de sus hermanos, que ya peina canas, se emocionaba todo contándome que en una de sus visitas a su sobrina Tere, coincidiendo con Víctor, pudo ver cómo el abuelo estaba jugando a las canicas con su nieto Carlos que tendría entonces unos tres años, mientras el resto de la familia estábamos de tertulia. A mí me impresionó ver esta escena que habla de tanta ternura del abuelo para con el nieto. ¡Había que ver al abuelo tirado por el suelo jugando a las canicas con el nieto para entretenerle! ( Vida…P 84).

Si no os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos, pues el que se humillare hasta hacerse como un niño, ese será el más grande en el reino de los cielos” (Mt, 18, 3-4). Víctor, meditando en estas palabras del evangelio, se dio cuenta de que la voluntad de Dios es que nos hagamos como niños ante Dios y ante los hombres, no por un espíritu aniñado, sino por el amor, la humildad, la sencillez, el candor y la ausencia de toda clase de maldad. Y así procedió en su trato con Dios, acudiendo a Él con la sencillez y confianza con que todo niño acude a su padre.

 Niño participando en un concurso de canicas.

Pero lo extraño es que esa semejanza con los niños le llevara incluso a rebajarse a actuar como un niño sin temor a hacer el ridículo y a que se rieran de él. Porque una cosa es acompañar a los niños a sus juegos infantiles y estar atentos para que no se hagan daño, que todos los abuelos lo hacen, y otra muy distinta participar en sus juegos infantiles como si fuera un niño más, especialmente en juegos como el de las canicas en el que es necesario tirarse al suelo para practicarlo.

El juego con canicas es conocido y practicado por los niños del mundo entero en alguna de las múltiples variantes que ofrece, pero manteniendo siempre la esencia de este jugo que consiste en: lanzar una o varias canicas para comprobar quien introduce más canicas en un hoyo; o en un círculo previamente dibujado en el suelo; o colocar algunas canicas en un circulo y ver quien consigue sacar más lanzando las suyas, etc., etc. Por eso es un juego tan atractivo para los niños que se pueden echar fácilmente en el suelo y les resulta tan entretenido, pero muy difícil para los mayores y no digamos para los ancianos.

 Grupo de niños jugando con canicas.

Por eso merece la pena destacar esta simpática escena que nos muestran a un abuelo cariñoso y cercano que no tiene reparo en abandonar la tertulia con los mayores para jugar con su nieto de tres años y ponerse a su altura con tal de entretenerle y que lo pasase bien. Al jugar con su nieto y verle feliz y contento, ¡cuántas gracias daría al Señor por la vida de ese nieto!


miércoles, 21 de agosto de 2019

Testimonios Sinesio Calle y Ana Montes


 D. Sinesio Calle y su esposa Dª. Ana Montes.

Le conocimos desde que venía a pasar algunas temporadas a Velillas del Duque en la casa de los padres de su esposa Asunción y luego tratamos más con él, cuando ya de mayor, vino a vivir a Velillas del Duque en casa de los padres, que le había tocado en herencia a Asunción a la muerte de su madre.

Venía a Quintanilla para oír misa cuando la había en Quintanilla y no la había en el pueblo de Velillas donde él vivía, y venía siempre andando y siempre con el rosario en la mano. Nos contaba que estaba enfermo del corazón, lo cual no le impedía venir andando a misa al pueblo y a los pueblos de alrededor cualquiera fuera la inclemencia del tiempo. Eso para él no contaba con tal de no perderse la misa y la comunión.

Una de las calles de Quintanilla de Onsoña.

Cuando hacía muy malo, nosotros, como le veíamos tan enfermo, le decíamos que cómo venía andando haciendo tan malo como hacía. Él nos decía siempre que para Dios no hay que poner ningún impedimento ni reparo para venir a misa, que él pasaba por todo para venir a misa, o a cualquier acto religioso que se celebrara en la Iglesia. No perdía ningún día la misa ni la comunión.

Como venía andando, algunas veces llegaba pasada la hora de la misa, pero como el párroco sabía que Víctor nunca faltaba, esperaba siempre a que llegara para celebrarla, aunque lo ordinario era que Víctor llegara siempre antes que el párroco. A la salida de la misa le saludábamos y él siempre era muy gustoso de dialogar con todos los que habíamos participado en la misa.

Cuando estábamos trabajando en el campo, al verle pasar por cerca de donde estábamos trabajando, siempre nos decíamos: Ahí pasa Víctor caminando como siempre para oír la misa. Era un ejemplo para todos el que no se perdiera nunca ninguna misa y que fuera siempre andando hiciera como hiciera.

Jardines junto a la parroquia de Quintanilla de Onsoña.

Nosotros le conocíamos bien de tanto venir al pueblo a oír misa y veíamos que era una persona muy piadosa y muy bondadosa, y viendo que era así, nos daba alegría verle venir al pueblo. Siempre preguntaba por todos. Si sabía que había algún enfermo, él se interesaba por él y se veía que lo sentía de corazón.

Hablando entre nosotros, nos decíamos, refiriéndonos a Víctor, que era un santo y por eso nos alegra tanto saber que está para iniciarse su proceso de beatificación, cosa que nosotros siempre pensamos que sucedería inmediatamente después de su fallecimiento, como de hecho se está intentando, lo cual nos alegra tanto y esperamos que pronto sea beatificado, y si estamos con salud, seremos muy gustosos en asistir al acto.

A ver si llegamos a verle beatificado y canonizado. Nos serviría de mucho. A seguir, pues, promoviendo su causa de beatificación hasta conseguirlo, y que sea pronto.


sábado, 17 de agosto de 2019

Habla Víctor. La memoria perdí. (Día 17 de agosto del 2019).

Monasterio de San José de Las Batuecas.


Esta situación se prolongaba algunos años durante mi estancia en el desierto. La memoria totalmente perdí; ni para confesarme la tenía. Por más esfuerzos que hacía, nada podía decir. Ante el confesor, solamente llanto de dolor manifestaba.

¿Qué te pasa, Víctor, que has perdido la memoria hasta el punto de no acordarte ni de tus pecados? Entonces, ¿para qué te acercas al confesor, si no te acuerdas de tus pecados y no puedes confesarlos para que te los perdone? ¿Solamente para llorar?

Lo que a Víctor le sucedía durante sus estancias en Batuecas solamente se explica por la acción que Dios estaba realizando en su vida y en concreto en su memoria, para vaciarla de las noticias naturales y purificarla totalmente para unirla con Él, una experiencia que solamente concede en esta vida a los místicos. Víctor expresa lo que experimentaba, pero no lo puede explicar, pues para eso se necesitan unos conocimientos filosóficos y teológicos de los que él carecía. Pero como Dios es providente, puso en su camino a San Juan de la Cruz que salió en su ayuda para explicarle a Víctor y explicarnos a nosotros lo que le estaba pasando.

San Juan de la Cruz doctor de la Iglesia y especial maestro de Víctor.

Les recomendamos la lectura del Libro Tercero de Subida del Monte Carmelo y especialmente el capítulo segundo, del que tomamos algunas palabras que nos ayudarán a entender lo que le estaba pasando Víctor, aunque el lenguaje de San Juan de la Cruz es demasiado técnico.

“Como Dios no tiene forma ni imagen que pueda ser comprendida de la memoria, de aquí es que, cuando está unida con Dios, como también por experiencia se ve cada día, se queda sin forma y sin figura, perdida la imaginación, embebida la memoria en un sumo bien, en grande olvido, sin acuerdo de nada; porque aquella divina unión la vacía la fantasía y barre de todas formas y noticias, y la sube a lo sobrenatural.

Y así, es cosa notable lo que a veces pasa en esto; porque algunas veces, cuando Dios hace estos toques de unión en la memoria, súbitamente le da un vuelco en el cerebro, que es donde ella tiene su asiento, tan sensible que le parece se desvanece toda la cabeza y que se pierde el juicio y el sentido. Y esto, a veces más, a veces menos, según es más o menos fuerte el toque. Y entonces, a causa de esta unión, se vacía y purga la memoria, como digo, de todas las noticias, y queda olvidada y a veces olvidadísima, que ha menester hacerse gran fuerza y trabajar para acordarse de algo.

Subida del Monte Carmelo, una de las obras de San Juan de la Cruz.

Y de tal manera es a veces este olvido de la memoria y suspensión de la imaginación por estar la memoria unida con Dios, que se pasa mucho tiempo sin sentirlo ni saber qué se hizo aquel tiempo. Y como está entonces suspensa la imaginativa, aunque entonces le hagan cosas que causen dolor, no lo siente.

Y para que Dios venga a hacer estos toques de unión, le conviene al alma desunir la memoria de todas las noticias aprehensibles, y estas suspensiones es de notar que ya en los perfectos no las hay así, por cuanto hay ya perfecta unión, que son de principio de unión” (3Sub. 2, 4-6).



miércoles, 14 de agosto de 2019

Florecillas. Caminando con sus nietos

Simpática foto de Víctor y Asunción con sus ocho nietos.


Cuando viviendo en Velillas podía disfrutar durante algunos días de la compañía de sus nietos, se los llevaba al pueblo donde iba a misa, con la atracción para los niños de que allí había columpios para jugar. Era una ocasión muy propicia para aprovechar el trayecto de los km. que separaban ambos pueblos para ir catequizándoles por el camino. Como caminaban por el borde de la carretera, los colocaba de mayor a menor en fila de uno y él se colocaba el último. A la vez que los vigilaba por si alguno se ponía en peligro iba enseñándoles a rezar. Era un momento más propicio que en casa, porque caminando por la carretera no podían distraerse poniéndose a jugar. Al terminar el trayecto de la carretera principal, había que proseguir por la izquierda caminando aún durante muchos metros, pero como los nietos sabían que por allí ya no tenían peligro, se escapaban del lado del abuelo y echaban a correr en dirección a los columpios. No le quedaba a Víctor otro remedio que dar por finalizada por ese día la catequesis, gozando a su vez al ver la alegría con que disfrutaban de sus juegos. (Vida… P. 83)

Víctor y Asunción con sus 8 nietos el día de la primera comunión de Rebeca.

Preciosa la escena de Víctor caminando con sus nietos por un lateral de la carretera que une Velillas del Duque con Quintanilla de Onsoña, muy bien organizados, abriendo la caminata el más pequeño y cerrándola el abuelo. Sin duda llamaría poderosamente la atención de los conductores de los vehículos que pasaban, ver a un señor anciano caminando con tanto orden con sus nietos. ¡Qué pena no disponer de documentos gráficos de estas escenas!

Víctor conseguía con esta caminata dos cosas importantes: liberar a la abuela Asunción de sus nietos durante unas horas y aprovechar ese tiempo para enseñarles a orar.

Víctor y Asunción con 4 de sus nietos en Velillas celebrando un cumpleaños

Efectivamente, la abuela podía así dedicarse con tranquilidad a la limpieza de la casa y a prepararles las comidas especiales que tanto les gustaban. ¡Qué secretos culinarios tendría la abuela Asunción y con qué amor las haría para que los nietos nunca las hayan olvidado y las sigan añorando!

Pero Víctor, siempre atento y pendiente de sus nietos, como él solía acudir a Quintanilla de Onsoña a primeras horas del día para asistir a la misa, cuando sus nietos estaban con él en Velillas del Duque durante las vacaciones, les llevaba con él y aprovechaba la caminata para enseñarles a rezar el Rosario. ¿Cómo lo conseguía?  Convirtiendo la caminata en fila india y el rezo del rosario en una atractiva aventura a primeras horas de la mañana, aventura que concluía jugando un buen rato en los columpios.


sábado, 10 de agosto de 2019

Testimonios. Germán Montes (III)

Don Germán Montes autor de este testimonio.


Cuando el párroco estaba ausente del pueblo, como él sin misa y sin comunión no se quedaba por nada del mundo, iba a misa a Saldaña que dista seis kilómetros del pueblo donde él vivía. Por el camino iba rezando el Rosario. La vuelta la hacía en taxi, ya que le faltaban fuerzas para caminar otros seis kilómetros, dada su edad avanzada y sus muchos achaques.

Al final del tiempo que vivió en Velillas del Duque, como el señor cura párroco y yo sabíamos que Víctor no podía vivir sin oír misa y comulgar, al ver que Víctor ya no podía andar, tanto él como yo nos ofrecíamos a ir a buscarle a Velillas para llevarle en coche al pueblo donde se celebraba la misa y de llevarle de nuevo a Velillas una vez finalizada la misa.

Fachada lateral de la Parroquia de Quintanilla de Onsoña.

Aunque Víctor no solía hablar de su vida, sí que me dijo que cuando se arruinó, fue cuando empezó a afianzarse más en Dios. También me dijo que los compañeros de trabajo, en un principio le llamaban Padre Víctor, pero que al final se pusieron contra él, porque sus compañeros robaban a la empresa y él se lo recriminaba. Si cargaban el camión, por ejemplo, de cien cajas de Pepsi-Cola, declaraban que llevaban 80 cajas y ellos se quedaban con el importe de las 20 cajas no declaradas.

Se sentía muy orgulloso de tener una hija y una nieta religiosas carmelitas descalzas. Cuando hablaba de ellas, como que se le abría el corazón.


En cuanto a mí se refiere, yo antes de conocer a Víctor, solía ir a misa, pero nunca comulgaba ni rezaba nunca el Rosario. Ahora voy a misa a diario y comulgo en todas las misas y rezo el santo Rosario también a diario, bien en casa, bien en la Iglesia, y esto se lo debo a Víctor, por lo que le estoy muy agradecido.





miércoles, 7 de agosto de 2019

Habla Víctor. Tentaciones contra la fe.

Monasterio de San José de Las Batuecas.


Aunque más duro fue, cuando me llegaron tentaciones contra la fe. Todo perdido lo veía, nada del mundo apetecía, y lo que de verdad amaba, se me escondía. Era este estado verdaderamente penoso. De una a otra parte me trasladaba, en todas, triste y desolado me encontraba, para pronto terminar a los pies del Sagrario. Allí llorando me consolaba.

San Juan de la Cruz, en el Cántico Espiritual, habla de las diferencias que hay entre un vino nuevo y un vino añejo para aplicar después las cualidades del uno y del otro a los nuevos o a los viejos amadores. Del vino nuevo señala que no ha fermentado bien y por eso no se puede saber si será de calidad, tiene sabor áspero y puede dañar la salud. El vino añejo por el contrario, ha concluido bien la fermentación, se ha asentado, tiene muy buen sabor y su bebida es saludable.

"Triste y desolado allí me encontraba".

Los nuevos amadores son comparados al vino nuevo. Estos son los que comienzan a servir a Dios, porque traen los fervores del vino del amor muy por de fuera en el sentido… porque a estos ordinariamente les da la fuerza para obrar el sabor sensitivo y por él se mueven. Así, no hay que fiar de este amor hasta que se acaben aquellos fervores y gustos…Estos nuevos amadores siempre traen ansias y fatigas de amor sensitivas que conviene templar, porque corren el riesgo de desaparecer cuando se acaben las ansias de ese amor” (C, 25, 11).

Cuántas personas, llevadas de una emoción religiosa, comienzan una vida de piedad ejemplar y la mantienen durante un tiempo por la satisfacción que reciben en esas prácticas más que por amor a Dios, por lo que, cuando desaparecen esos impulsos, terminan abandonando todo y hasta apartándose de las prácticas religiosas. Se amaban a sí mismos más que a Dios. Lo hacían por la satisfacción que sentían más que por Dios.

Algo semejante le pudo pasar a Víctor. Desde su conversión, su mayor deseo era pasar horas con el Señor. Por eso iba a Batuecas para gozar más de la presencia amorosa del Señor en un ambiente de soledad. ¿Y con qué se encontró? Con la desolación, la aridez, la sensación de que Dios le había abandonado, de que nada merecía la pena, de que estaba perdiendo el tiempo, etc. “Todo perdido lo veía”.

San Juan de la Cruz, el  maestro que le orientó en estas pruebas.

El Señor estaba haciendo su obra a su modo, no al modo de Víctor. Sus tentaciones sobre la fe concluyeron en una fe inquebrantable y un amor puro a Dios. Si Dios le quitó los fervores del amor sensitivo, fue para convertirle en viejo amador.

“Los viejos amadores, que son ya los ejercitados y probados en el servicio del Señor, son como el vino añejo, que tiene ya cocida la hez, y no tienen aquellos hervores sensitivos por fuera, sino que gustan de la suavidad del vino del amor ya bien cocido en la sustancia. El amor no está ya en el sabor del sentido, como el amor de los nuevos, sino asentado allá dentro, en el alma, en sustancia y sabor del espíritu, y en la verdad de las obras…estos amigos viejos por maravilla faltan a Dios, porque están ya sobre lo que les había de hacer faltar, la sensualidad y tienen el vino del amor no sólo ya cocido y purgado de hez, más aún adobado con las especias de virtudes perfectas, que no le dejan malear como al nuevo (C. 25, 11).
Así pasó Víctor a convertirse de nuevo amador en viejo amador de Dios.


sábado, 3 de agosto de 2019

Florecillas. Cuidando a su nieta Irene.

Víctor con su nieta Irene en brazos.


Gozaba cuidando a sus nietos a la vez que no perdía su continua oración. Recuerdo, -dice su hija Eva María en carta al P. José Vicente-, un caso que me comentó: Le pidió mi cuñada María José si podría acercarse a Madrid a cuidar unos días de su hija pequeña, la menor de las nietas, porque no tenía en aquellos días con quien dejarla. Él accedió gustoso pues era muy servicial y amaba mucho a sus nietos. La niña era de pocos años y como era tranquila no le daba mucho trabajo. La ponía a jugar y sólo con que mi padre le moviese de vez en cuando los juguetes, ella se sentía muy satisfecha, pensando que su abuelo le prestaba atención. Mientras él oraba y no interrumpía para nada su recogimiento el movimiento de los juguetes de su nieta.

¡Cómo gozaba Víctor con sus nietos! Lo que aquí nos dice Eva María no es más que una muestra de ese cariño muy especial a todos sus nietos, no solamente a la última, a que aquí se alude cuyo nombre es Irene.

Cumpleaños de Irene, la niña más pequeña y Alberto nietos de Víctor.

Resulta curioso que su nombre, en griego signifique PAZ. Pues bien, desde su infancia hasta el día de hoy, quienes la conocemos, podemos afirmar que hace honor a su nombre con su comportamiento, pues siempre ha sido pacífica, cariñosa, obediente y agradecida, a la vez que se ha destacado por su responsabilidad y brillantez en los estudios. Un verdadero regalo del Señor.

El caso a que alude Eva María, no sería un caso aislado, sino que se repetiría en más de una ocasión, pues su padre Martín, los días laborables los pasaba en Barcelona como asesor jurídico de Telefónica y su madre María José, que trabajaba en un Banco, tenía que madrugar, dejar todo preparado antes de salir de casa, desayunar,  llevar a su hija Laura al colegio e ir a la oficina; y por la tarde, terminada su jornada en el Banco, recoger a Laura y regresar a casa. En estas circunstancias, Víctor se sentía feliz y contento de poder prestar este servicio y disfrutar con su nieta.

Irene con su hermana Laura al lado de Víctor

Pero seguro que no se limitaba a mover de vez en cuando los juguetes para que estuviese entretenida para él poder dedicarse a orar, sino que estaría pendiente de ella todo el tiempo para darla biberones, tenerla en sus brazos, llevarla al baño etc. etc. Y su principal oración consistiría en dar gracias a Dios por esa nieta y pedir por ella para que el Señor la llenara de bendiciones a lo largo de toda su vida. ¡Cuántas gracias daría a Dios por el regalo de su nieta Irene!