martes, 28 de noviembre de 2017

Testimonios. Asunción (I)

Los esposos Asunción Merino y Víctor Rodríguez

Comenzamos la sección “testimonios por el que consideramos el más importante de todos: el de su esposa Asunción Merino que en todo momento compartió y alentó a Víctor en su experiencia cristiana.

Al ser ya de edad avanzada, no ha escrito su testimonio, sino que lo ha hecho a través de una entrevista con el P. José Francisco Rodríguez y al final, después de leer sus respuestas y comprobar que eran correctas, las ha firmado. Al tratarse del testimonio más amplio y más cercano a Víctor, se lo iremos dando a conocer por partes. Para las preguntas usaremos el tipo de letra normal y para las respuestas la letra cursiva y en negrita. Muchas de las preguntas que hace el P. José Francisco, es porque ya conocía algunos testimonios de sus hijas.

 
Interior de la Iglesia de Velillas del Duque

Pregunta: ¿Da fe de que durante los años que vivieron en Velillas del Duque (Palencia), Víctor, su marido, se desplazaba andando a los pueblos vecinos para oír misa y comulgar cualquiera que fuera la inclemencia del tiempo?

Respuesta: Doy fe de ello. Y eso durante 12 años que vivimos allí, sin perder ni un solo día, lo mismo si llovía que si nevaba, que si la temperatura fuera de los grados que fuera bajo cero, y eso que allí las temperaturas en el invierno suelen ser muy bajas. La gente incluso se reía de él, pero él, sin hacer caso de ello, seguía yendo andando a misa al pueblo donde celebrara el párroco la misa sin importarle el frío que hiciera. Como anécdota diré que, cuando pasaba el invierno y se despojaba de las prendas de abrigo que usaba para defenderse del frío durante todo el invierno para ir a misa, las mujeres de uno de los pueblos (Quintanilla) a los que acostumbraba ir a misa, le decían con afecto: ¡Cómo ha adelgazado usted Sr. Víctor! Y él se sonreía.
 
Vista exterior de la Iglesia de Quintanilla de Onsoña

Sólo al final de estos 12 años que vivimos en Velillas del Duque, cuando se deterioró gravemente su salud y ya no podía hacer andando semejante tipo de desplazamientos, tanto el párroco, como un vecino de uno de aquellos pueblos, llamado Germán, se porfiaban por llevarle y traerle en coche, para que no se quedara sin su misa y su comunión de cada día. Pero mientras pudo, fue siempre andando cualquiera que fuera la inclemencia del tiempo. Tengo también que decir que a misa iba siempre sin desayunar, con lo que se pasaba toda la mañana sin tomar nada.


La misa y la comunión no las perdía nunca por nada. Cuando volvimos a Medina, los domingos oía la misa en las Carmelitas Descalzas y los días de semana en el Asilo, por razón de los horarios, pero él no perdía nunca la misa y la comunión. Incluso cuando tenía perdida la memoria, no hacía más que decir: ¿Vamos a misa? Y no hacía más que preguntar: ¿Hay misa? La misa y la comunión eran para él más que el alimento de cada día.

sábado, 25 de noviembre de 2017

Abriendo ventanas


Hasta este momento, a través de este blog, hemos ofrecido una visión general de la vida y virtudes de de Víctor, padre de familia, cristiano verdaderamente ejemplar que logró la meta de la perfección cristiana mediante la práctica de la oración que le llevó a experimentar y gozar del amor misericordioso de Dios y a amar y servir a los hermanos.


A partir de ahora, vamos a profundizar en el conocimiento de su vida y de su espiritualidad, especialmente a través: A) de sus escritos, en que refleja su experiencia religiosa: “Habla Víctor”. B) de testigos que le conocieron muy de cerca y que son los que con sus datos han hecho posible la edición de la “Vida impactante de un cristiano de a pie”: “Testimonios”. C) de pequeños detalles, irrelevantes en sí mismos, pero que nos ayudarán a disfrutar de un Víctor cercano, sencillo y simpático: “Florecillas”. D) dando a conocer algunas de las gracias y favores que muchos están consiguiendo con su intercesión: “Gracias y favores”.



Fallecido Víctor el 21 de febrero de 2012, es curioso o más bien providencial, que a una de sus hijas se le ocurriera proponer a los demás hijos y a los nietos preparar algo muy especial para celebrar, el 9 de julio de ese mismo año, el cumpleaños de su esposa Asunción Merino, el primero que iba a celebrar después del fallecimiento de Víctor. La mayoría respondió a esa propuesta y el resultado fue un folleto con preciosos testimonios. Sabían que sería el mejor regalo que le podían ofrecer. Son, como dicen en la dedicatoria: “Recuerdos, vivencias, momentos especiales que cada uno tiene en su memoria y que siempre estarán en nuestro corazón”.  Merecería la pena que algún día se dieran a conocer.


No creo que se haya dado un caso semejante en la historia de las familias: reunirse el mayor número posible de hijos y nietos para celebrar y alegrar a Asunción Merino el día de su cumpleaños recordándola lo bueno y cariñoso que fue su esposo. Este regalo ha sido, sin duda, el mejor que Asunción ha recibido en su vida y lo conserva como un verdadero tesoro. De vez en cuando lo vuelve a ver y leer, y siempre que lo hace, se le saltan las lágrimas.


Algunos de esos testimonios tan espontáneos y personales, fueron posteriormente ampliados y enriquecidos. A este grupo inicial de testimonios, se fueron añadiendo otros de parientes, amigos y conocidos de Víctor que iremos dando a conocer.


Comenzaremos la sección de “testimonios” por el que consideramos el más importante de todos: el de su esposa Asunción Merino. Al ser muy mayor (ya ha cumplido 91 años) y no atreverse a escribir, prefirió que el P. José Francisco le hiciera una serie de preguntas y anotara sus respuestas. El P. José Francisco, hermano de Víctor, que ya conocía los testimonios espontáneos de sus hijos y nietos a que aludimos, le hizo una serie de preguntas que pueden ser muy importantes para su proceso de beatificación.




miércoles, 22 de noviembre de 2017

Los escritos de Víctor

Estantería en la casa de Víctor en Velillas del Duque

Poco a poco les iremos dando a conocer los escritos que se han conservado de Víctor. Están publicados casi en su integridad en el libro “Vida impactante de un cristiano de a pie”, del  P. José Vicente Rodríguez, que una vez más les recomendamos, pues es lo más completo que se ha publicado. Para su estudio y comprensión vamos a dividir estos escritos en cuatro apartados: Hechos de vida, oración y virtudes, charlas espirituales y cartas.

1. Hechos de vida: Es el escrito fundamental para conocer la trayectoria de su vida espiritual y calibrar su experiencia de Dios. Se trata de unas páginas muy íntimas que solamente dio a conocer a su hija Eva, religiosa Carmelita en Sabarís (Pontevedra) que así lo testifica: “Me los dio a conocer mi padre. Si no recuerdo mal, en septiembre de 1992. Me los había grabado en una cinta de casete para que pudiera participar de ellos, pero yo le pedí que me hiciera una fotocopia de lo escrito, y le indiqué que deseaba conservar aquel texto. Mi padre quería conservar la intimidad y reserva. Creo que fui la única a quien se los dio”. Nunca sospechó que un día se dieran a conocer ni del gran bien que a través de ellos podría hacer a muchos fieles.

Modelo de escrito autógrafo

2. Oración y virtudes: Sus consideraciones acerca de la oración y algunas virtudes las escribió a petición de Begoña, otra de sus hijas. En correo electrónico de 4 de agosto dirigido al P. José Vicente Rodríguez le decía: “Las páginas sobre la oración las escribió a petición mía. Yo le pedí que me explicase sobre la oración y escribió todo lo que usted tiene, no esperándome que fuese tan abundante y detallado como lo hizo”.
3. Charlas espirituales: Se trata fundamentalmente de unas charlas a los hermanos de la Congregación de San Felipe Neri en la ciudad de Zaragoza con motivo de haberse reunido allí los hermanos de las comunidades de Madrid, Valencia y Zaragoza. Dedicó las primeras a las tres virtudes teologales: fe, esperanza y caridad, dedicó otras a explicar el valor del sufrimiento partiendo del sufrimiento de Cristo y concluyó tratando de los siete dones del Espíritu Santo.

Modelo de escrito autógrafo

4. Cartas: Son muy pocas las que se conservan y lo lamentamos. En las dirigidas a una hija y a una nieta, ambas religiosas, se destaca la alegría que siente por su vocación y las anima a ser fieles al Señor. En las dirigidas a sus nietos se destaca su cariño, pero siempre van acompañadas de algunos estímulos para que se comporten como buenos cristianos. En este apartado merece mención especial una colección de 11 cartas a una religiosa agustina de clausura de tono muy espiritual.

Poco a poco se los iremos dando a conocer en la sección “habla Víctor”.





sábado, 18 de noviembre de 2017

Víctor escritor

Amanuense en su escritorio

¿Tuvo Víctor capacidad para escribir de cosas de oración, de virtudes y hasta de experiencias místicas?

Es curioso que, a pesar de su escasa formación -sólo la elemental que se ofrecía en las escuelas de los pueblos- ya que las circunstancias familiares le impidieron acceder al bachillerato, nos haya dejado unos escritos, no muchos, pero muy significativos que nos pueden ayudar a descubrir sus experiencias espirituales y servirnos de orientación en nuestra búsqueda de la perfección cristiana.

La verdad es que, esa deficiencia de formación la suplió con lecturas, especialmente relacionadas con la espiritualidad y con la Iglesia. Su hija Begoña nos informa: “Leía mucho lecturas de libros espirituales; por supuesto las Obras de sus grandes maestros San Juan de la Cruz y Santa Teresa. También leía todo lo referente al Carmelo Descalzo Seglar al que pertenecía. Estaba suscrito al L´Osservatore Romano. Cada semana recibía el periódico del Vaticano en el buzón de casa. Después de leerlos los guardaba por meses y los llevaba a la Parroquia. Estaba muy bien informado de todo lo referente a la vida de la Iglesia. Se leía todas las encíclicas, cartas apostólicas, etc.”.

Bolígrafo, utensilio de Víctor en sus escritos

El estilo de sus escritos es coloquial. Lo hace como si estuviera hablando con las personas destinatarias, excepto cuando escribe para sí mismo para no olvidarse de sus vivencias espirituales. Nunca se preció ni buscó escribir bien, que lo hubiera considerado como una vanidad, sino comunicar bien y expresar con claridad lo que quería transmitir a sus destinatarios, pues siempre escribió a petición de esos destinatarios, excepto en los que denominamos “Hechos de vida o Autobiografía”.

Asiduo lector de los santos carmelitas, a cuya orden pertenecía como miembro seglar, conoció muy bien los escritos de Santa Teresa de Jesús, de Santa Teresita del Niño Jesús, de Santa Isabel de la Trinidad, etc., pero quien marcó su espiritualidad fue San Juan de la Cruz.

San Juan de la Cruz escribiendo sus obras

Su padre, Daniel Rodríguez, labrador, pero bastante culto por ser hijo de maestro, en invierno, cuando las tareas agrícolas cesaban y los días eran muy fríos e invitaban a cobijarse junto a la lumbre del hogar, gustaba de leer las obras de San Juan de la Cruz sentado junto al fogón de la cocina. Sus hijos fueron testigos de ello, pues a veces hasta les hacía comentarios de esas lecturas. ¿No surgiría ahí su preferencia por este santo?


Especialmente en los “Hechos de vida o Autobiografía” su influjo es evidente, no sólo en su experiencia mística sino hasta en los modos de expresarse, con frases que a veces son tomadas casi al pie de la letra de San Juan de la Cruz a quien siempre consideró su padre, maestro y guía espiritual.



martes, 14 de noviembre de 2017

Ermitaño en Batuecas

Desierto de San José de los Carmelitas Descalzos en Las Batuecas (Salamanca)

A Víctor le gustaba llevar a su familia de vacaciones en verano. Cuando nadaba en la abundancia, solía ir con toda la familia a Cangas (Pontevedra). Allí alquilaba una buena casa cerca de la playa para que sus hijos disfrutaran del baño y jugaran en la arena. Al sufrir la crisis que le sumió en la pobreza, tuvo que prescindir durante varios años de las vacaciones. Pero como a su esposa le venía muy bien para la salud el baño y el aire del mar, cuando sus recursos se lo permitieron, comenzaron a alquilar en Sabarís (Pontevedra) una casa más barata en el mes de septiembre. Y allí iba con su familia año tras año.

Pero Víctor también pasaba parte de las vacaciones en el monasterio solitario que los Carmelitas Descalzos tienen en Las Batuecas (Salamanca). Los religiosos le permitían vivir con ellos por ser carmelita descalzo seglar y hasta vestir esos días el hábito religioso como los frailes y participar en todos sus actos, incluso levantarse para el rezo de Maitines a media noche. Pronto observó que el padre Valentín de San José, terminado el rezo nocturno, mientras los demás religiosos se retiraban a descansar, él se quedaba orando, y Víctor le imitó. De ahí surgió su costumbre de levantarse a media noche en su propio hogar y permanecer en oración hasta la hora de ir al trabajo.
Víctor ermitaño en la celda que ocupó el Rey Alfonso XIII en su visita a las Hurdes.
Para Víctor aquellos días eran días de gran intimidad con Dios, pero a la vez de angustias y tribulaciones interiores. En sus escritos autobiográficos dedica varios números a hablar de esta terrible experiencia: “Una losa sobre mí cayó”. “El orar pesado era”. "Bien sabía que a sufrir iba, etc”. Víctor experimentaba en esos días las “noches oscuras” que el Señor permite para purificar de sus imperfecciones a quienes verdaderamente le aman, según describe San Juan de la Cruz.


Pero de esas tremendas experiencias en el desierto, volvía totalmente transformado y al incorporarse a la vida ordinaria era cuando percibía y percibían los demás el fruto de su trato íntimo con Dios, hasta el punto de exclamar: “Cuando de allí salí y a la sociedad llegué, buena cuenta me di de lo que allí gané”.

P. Valentín de San José director espiritual de Víctor y de Santa Maravillas.


Pero en el desierto de Batuecas no todo era oración. En los libros de crónicas del monasterio han quedado reflejadas las ayudas que les prestaba, como hacer ponederos para gallinas, reparaciones en la instalación eléctrica, tareas en la huerta, etc. La frase más repetida a la hora de su despedida es: “Ayudándonos en todo lo que hiciera falta”. Uno de los ermitaños, el P. Matías del Niño Jesús le califica de “un santo de cuerpo entero, que se venía a pasar aquí en la soledad todos los años sus vacaciones en oración, que, cumpliendo los trabajos más humildes del campo, daba ejemplo a los religiosos”.






viernes, 10 de noviembre de 2017

Cursillista de Cristiandad.

Anagrama de Cursillos de Cristiandad

El Movimiento de Cursillos de Cristiandad surgió en la Iglesia con el deseo que todos los hombres, especialmente los alejados de la Iglesia, mediante el anuncio kerigmático del misterio de nuestra salvación, conozcan mejor a Cristo y se animen a seguirlo. Para conseguir ese objetivo utiliza una metodología que se desarrolla en tres etapas: Pre-Cursillo, Cursillo y post-cursillo.

El pre-Cursillo consiste en la búsqueda, selección y preparación de los candidatos. El Cursillo es un encuentro de tres días de duración en el que se expone lo básico de la fe cristiana por medio de charlas, testimonios, oración y puestas en común. El post-Cursillo, procura asegurar los frutos de la conversión mediante la inserción de los cursillistas en una comunidad y su compromiso en la evangelización de la sociedad.

Víctor participando en un Cursillo de Cristiandad

Este Movimiento le vino como anillo al dedo a Víctor para ejercer el apostolado entre sus compañeros de trabajo en la fábrica Embotelladora de Pepsi Cola. Para conseguirlo, comenzó por ganarse su amistad y su confianza para después poder invitarles a los Cursillos de Cristiandad. Por los datos que conocemos, su trabajo se centró especialmente en lo que se considera primera etapa o pre-cursillo, destinada a la búsqueda y preparación de los candidatos. Así nos lo confirma su amigo Daniel Colorado:

“Víctor estaba buscando gente por la fábrica para ir a Cursillos de Cristiandad. Se lo dijo por allí a algunos compañeros y a mí no me dijo nada. Yo tenía conocimiento de los Cursillos y deseaba hacerlos; pregunté a Víctor si yo podía ir y me dijo que sí. Hicimos los cursillos y empecé a tener contacto con él”.

Pero para asistir a los Cursillos de Cristiandad se requería el permiso de los jefes de la empresa para dejar el trabajo durante los tres días que duraban, viernes, sábado y domingo, permiso nada fácil de conseguir, ya que a la empresa le interesaba más sus beneficios que el bien espiritual de sus empleados y, naturalmente, quien tenía que dar la cara para conseguir ese permiso era Víctor. Es más, si alguno insinuaba que no podía hacer frente a los pequeños gastos de los cursillos, él se hacía cargo de ellos.

Secretariado de Cursillos de Cristiandad de Madrid
Víctor, como podemos comprobar en una foto, acompañaba a sus invitados al Curso y les animaba después a ser cumplir sus compromisos. ¡Y con qué entusiasmo cantaba el himno de los Cursillistas!: “De colores se visten los campos en la primavera; de colores, de colores… Y por eso los grandes amores me gustan a mí”.

Le emocionaba especialmente la tercera estrofa que dice: “Jubilosos, jubilosos, /vivamos en gracia puesto que se puede; /saciaremos, saciaremos /la sed ardorosa del Rey que no muere. /Jubilosos, jubilosos, /llevemos a Cristo con alma y vigor /difundiendo la luz que ilumina, /la gracia divina que es grande ideal”.





miércoles, 8 de noviembre de 2017

Adorador Nocturno


Portada de la Basílica de la Milagrosa de Madrid

Enamorado de la Eucaristía, de misa y comunión diaria, aunque para conseguirlo tuviera muchas veces que hacer auténticos sacrificios, es normal que también se anotara en la Adoración Nocturna para pasar la noche en presencia del Amado.

La Iglesia en la que se inscribió como adorador nocturno fue la parroquia Basílica de la Milagrosa de Madrid. Allí consta que ingresó en la obra el 11 de mayo de 1969. Se le asignó el Turno 41 que tenía el compromiso de la adoración los días 21 de cada mes. Fue promovido a veterano el 18 de junio de 1981. Hay constancia detallada de sus asistencias a vigilias ordinarias desde 1969 a 1986. Total asistió a 195 vigilias.

Exposición del Santísimo


A esas noches de adoración ante el Santísimo Expuesto, que pudiéramos denominar oficiales, habría que añadir las muchísimas noches que se pasó él solo ante el Santísimo en la parroquia San Clemente Romano hasta que su director espiritual se lo prohibió por el peligro que suponía regresar solo a casa a las altas horas de la noche.

Las palabras de Pablo VI en la audiencia del 14 de mayo de 1975 dirigidas a los adoradores nocturnos debieron ser para él una auténtica bendición: “Sabemos bien, amados hijos, que pasando largas horas vigilando en oración, mientras el mundo exterior descansa, queréis dar a vuestra vida el complemento sobrenatural que la sublima, la enriquece, le da nueva dimensión. Os expresamos nuestra complacencia y os alentamos a continuar en ese camino. Acrecentad así vuestro amor a Jesucristo, la fidelidad a la Iglesia, la unión con la Jerarquía, la entrega a los hombres hermanos”.

Interior de la Basílica de la Milagrosa de Madrid


Ya lo venía haciendo con esa finalidad, pero estas palabras le estimularon a seguir con más entusiasmo por ese camino de adoración. Pero, ¿cómo hacía su turno de adoración? Nos lo cuenta Daniel Coronado, uno de sus compañeros de turno:

“Era costumbre pasar dos horas en adoración y el resto de la noche los adoradores nos acostábamos en unas camas que había en el lugar para tales efectos. Pronto me di cuenta de que Víctor no se iba a acostar, sino que se pasaba la noche entera adorando al Santísimo. Yo, aunque me iba a acostar no lograba conciliar el sueño y a la hora de la salida al trabajo iba como molesto, mientras que él, que había pasado la noche entera en adoración al Santísimo, iba al trabajo todo alegre y contento. Yo le manifesté que a mí me costaba mucho ir a hacer la vela al Santísimo, él, en cambio, me dijo que estaba deseando que llegara esa noche para ir”.

Entre los libros que han quedado de su biblioteca se encuentra el titulado “Manual de la Adoración Nocturna de España”, Barcelona 1983. Una muestra más de su amor y agradecimiento hacia la Adoración Nocturna que le brindó la oportunidad de pasar noches junto al Amado y poder compartirlas con sus compañeros amigos de Jesús.


sábado, 4 de noviembre de 2017

Miembro de la Congregación de San Felipe Neri

San Felipe Neri patrono de la Congregación

Víctor perteneció también a la Congregación de San Felipe Neri como miembro seglar. El 20 de abril de 1969, a sus 44 años, presentaba su petición como pretendiente a la “Venerable Junta de Ancianos de la Congregación de San Felipe Neri de Seglares Siervos de los pobres enfermos del Hospital general”. Y manifestaba que, “deseando servir a Dios en sus pobres enfermos y participar de las gracias con que se halla enriquecida la congregación… humildemente suplica se dignen admitirle en la clase de novicio, en lo que recibirá merced”.

Transcurrido ese tiempo de prueba, al año siguiente recibió la Carta o Cédula de adscripción definitiva a la Venerable Congregación de San Felipe Neri. Víctor conservó siempre bien enmarcado en un cuadro este documento, que aún se conserva.

Víctor recibiendo el hábito de la Congregación

Tan en serio se tomó su pertenencia a la Congregación y el cumplimiento de su compromiso con los pobres enfermos, que pronto le nombraron Hermano Mayor a pesar de su resistencia a aceptar el cargo, alegando falta de salud. Es más, le reeligieron durante seis años consecutivos.

Como no deseaba ocupar aquel cargo, recordando lo que hizo Santa Teresa al nombrarla priora de la Encarnación de Ávila que puso en el asiento de la priora a la Virgen María, a él se le ocurrió poner “un Niño Jesús que tenían sentado en una silla muy linda para que ocupase aquel puesto”. Seguro que el Niño Jesús le ayudó en todas sus decisiones.

Como Hermano Mayor, uno de sus principales compromisos era escuchar y atender a los Hermanos de la Congregación. Raro era el día que no recibía alguna llamada que además solía coincidir con el corto descanso nocturno que daba a su cuerpo enfermo. Y Víctor atendía con mucha paciencia y más amor aquellas conversaciones, a veces interminables, con tal de transmitir paz e ilusión a esos hermanos.

Interior del Oratorio de la Congregación.
Todos los domingos, muy de madrugada, acudía a la Congregación de San Felipe Neri para desde allí partir para las visitas a los enfermos. En una ocasión coincidió con el esposo de la señora Felisa que limpiaba y arreglaba la Iglesia, que era ateo, y al verle a hora tan temprana, le preguntó adónde iba un domingo tan de madrugada. Al explicárselo Víctor exclamó: “¡Cuánto tiene que agradecérselo Dios!”.

Como miembro de la Congregación de San Felipe Neri su apostolado principal consistía en visitar enfermos en los hospitales y lo hizo siempre con verdadero amor. Les escuchaba con cariño, se interesaba por sus problemas, a los más necesitados les ofrecía ropa en nombre de la Congregación, siempre tenía una palabra de aliento y jamás dejó de atender a cualquier necesidad física o moral que pudieran tener.





miércoles, 1 de noviembre de 2017

Carmelita Seglar (II)

Monasterio en el monte Carmelo, origen de la Orden

Si tuviéramos que resumir el contenido de una Orden religiosa, así como de los franciscanos tendríamos que destacar el valor y la práctica de la pobreza, de la Orden del Carmen tendríamos que destacar su faceta Mariana y su faceta Contemplativa-Activa. Un seglar que no ame y practique la pobreza, podrá ser un buen cristiano, pero no un buen franciscano. Un seglar que no ponga a María en el centro de su vida y no dedique tiempo a la oración, podrá ser un buen cristiano, pero no un buen Carmelita Descalzo Seglar.

Los Carmelitas proceden de los ermitaños que en el monte Carmelo tomaron desde el primer momento a María como modelo de contemplación y ejemplo de virtudes. A ella dedicaron la capilla en la que se reunían y a ella hace referencia el título de la Orden de “Hermanos de la Bienaventurada Virgen María del Monte Carmelo”. ¿Y quién no conoce su slogan: Totus marianus est Carmelus: El Carmelo es todo de María?

Imagen de la Virgen María sobre la gruta del profeta Elías
Víctor, devoto de María desde el hogar paterno en el que se rezaba todos los días el rosario, como carmelita descalzo seglar intensificó ese gran amor a María, ya que es fundamental de su carisma: “vivir en obsequio de Jesucristo apoyándose en la imitación y el patrocinio de la Santísima Virgen, cuya forma de vivir constituye para sus miembros un modelo de configuración con Cristo”.

Al rezo diario del rosario que nunca faltó y tanto fomentó, a la reiterada recitación del Ave María en la cadena de producción de Pepsi Cola, añadió como Carmelita Descalzo Seglar la faceta más importante: la de tomar a María como modelo perfecto de vida cristiana, la de vivir siempre como María.

Por otra parte, la Orden del Carmen, como todas las órdenes mendicantes es orden mixta, es decir: contemplativa-activa, pero la nota que predomina es la de: “cultivar sobre todo la oración, meditando continuamente la ley del Señor, cultivando la lectura y fortaleciendo el alma con pensamientos santos, a fin de que la Palabra de Dios nos pueble los labios y el corazón con toda su riqueza y todo se realice por la misma Palabra del Señor”.

Santa Teresa y San Juan de la Cruz, reformadores de la Orden
Esta faceta de la oración hasta llegar a la contemplación, la desarrolló siguiendo las doctrinas y experiencias de los fundadores del Carmen Descalzo, Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz, sus verdaderos maestros, quienes, a través de la oración y de las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad, le llevaron a una experiencia de Dios muy especial propia de los místicos. Unas palabras de Víctor resumen esta preciosa experiencia:
                                                      En la Iglesia milité.
                                                      En el Carmelo moré.
                                                      En fe ciega caminé.
                                                      En esperanza viví.
                                                      La caridad me abrasó.