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Monasterio de Carmelitas Descalzas en Sabarís. |
Nosotras,
siempre le llamábamos “Hermano Víctor”, por pertenecer a la Orden Tercera o
Carmelo Seglar. Ya era una relación entrañable desde hace tantos años la que
tenía con este Carmelo por su amor grande a la Orden, por tener dos hermanos
carmelitas y con el tiempo una hija y una nieta aquí.
Venía
con su familia todos los veranos, pues solían pasar todo el mes de septiembre
aquí y veíamos año a año su evolución, incluso parece que Dios quiso que
viniera a despedirse el verano anterior a su fallecimiento, con gran alegría
por nuestra parte. Su visita a nuestro convento era obligada en este tiempo de
sus vacaciones.
Todos
los días asistía a la Misa, e incluso sabemos que era frecuente que fuera una
segunda vez por la tarde a la parroquia. Encontrándose una vez allí,
igual que él, oyendo misa por segunda vez, una antigua demandadera nuestra,
comentaba a su hija carmelita: ¡Vaya que piadoso es ese Víctor!
Incluso en sus últimos veranos de venir a Sabarís, cuando la enfermedad
comenzaba a avanzar y a veces no sabía por donde iba y su familia tenía un poco
de miedo en que anduviese solo, cuando le encontraban por el pueblo, su
intención siempre era ir a la Parroquia. Reflejo todo de los hábitos de vida
que tenía y su gran deseo de recibir al Señor en la Eucaristía.
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Víctor y Asunción con su nieta Raquel en Sabarís. |
Esta
misma demandadera le tiene cogido del brazo para ir a comulgar en nuestra
iglesia al ver que se encontraba algunas veces mal en ese momento; cosa ésta
que sucedía con frecuencia, últimamente, sin por ello dejar la Comunión o de
asistir a la Misa.
Se
pasaba las mañanas enteras ante el Santísimo en nuestra iglesia haciendo
oración. De su recogimiento da fe una hermana que aún vive y que
cuenta, como ella, que iba todas las mañanas al coro alto a hacer una visita
sobre las once, al igual que otra hermana, hizo ruido sin querer y, no sabemos
si lo oyó o no, lo cierto es que continuó tan tranquilo su oración sin
inmutarse. Nos preguntamos de qué podía tratar su oración de tantas horas.
Podemos intuir algo al escuchar la afirmación que hizo cuando su última hija,
la hermana Eva María del Niño Jesús entró en nuestro Carmelo: “Después de
tanto martillar ante la Virgen del Carmen, por fin Dios me dio una vocación”.
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Parroquia de Santa Cristina en Sabarís (Pontevedra) |
Años
más tarde, al ingresar ésta aquí, venía a hablar con ella de temas siempre
espirituales, de su vida de oración y de todos esos recuerdos íntimos que tiene
ahora sobre él y que mucho le ayudaron en los primeros pasos de su vida
carmelitana, por lo que con gracia recordábamos a Santa Teresa Margarita, que
siempre se aconsejaba de su padre.
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