miércoles, 30 de mayo de 2018

Gracias y favores. Amelia IV



Así aparece Amelia en la foto más reciente

El 19 de diciembre de 2017 envié la felicitación de la Navidad a Dª. Inés y aproveché para preguntarla: “Como supongo que ya habrá nacido el hijo o hija de Luisa Fernanda, la alegría de estas Navidades será muy especial. Me gustaría tener alguna foto de la criatura que para mí, ha sido por intercesión de Víctor a quien yo también se lo pedí con plena confianza”. El mismo día me respondió Dª Inés diciendo:

El día que nació Amelia Grace, así se llama nuestra nueva nieta, fue el 19 de noviembre le dí gracias a Dios y a su hermano, que ya le di la NOVENA a otra persona que tiene la misma situación que Luisa, y le aconsejé que si le hace el milagro hay que divulgarlo y decírselo a usted.

Pues bien. Amelia Grace creciendo bien. Aprovecho a enviarle fotos de Amelia para que la pueda apreciar. Parece un angelito. En general es muy buena bebé. Duerme bien y come muy bien, Sus padres están felices, y dándole gracias a Dios por ese bello milagro, y toda la familia muy contenta.

Nosotros estamos definitivamente viviendo aquí en el segundo piso de la casa, tenemos un apartamento independiente y podemos ayudarlos y estar un poco separados. Así pues, ellos regresan a trabajar en enero y se sienten más tranquilos porque están muy solos y no tienen a nadie aquí.

Bueno. Abajo del email le envío una foto para que la pueda ver. Bendígala, padre desde donde usted está, porque confío en Dios y en sus bendiciones”.
 
Dª. Inés con su hija Luisa Fernanda con Amelia en sus brazos
El 15 de enero contesté para mostrarles mi gran alegría por el nacimiento de Amelia y añadía: “Supongo que Luisa Fernanda y su marido estarán locos de contento por ese regalo que el Señor les ha concedido y se lo agradecerán durante toda la vida. Por la foto compruebo que no es exageración de la abuela decir que parece un angelito. Lo es de verdad y está preciosa. ¿Me podrían enviar algunas fotos de Amelia Grace con sus padres y con ustedes?

Pienso hablar de esta maravilla del Señor en el blog de Víctor y recordar las oraciones que le dirigimos para que por intercesión de Víctor concediera este precioso don a Luisa Fernanda y a su marido. ¿Cómo se llama el marido?”.

 Dos días después, el 17 de enero, respondía Dª. Inés: “Hola, Padre Juan Luis. Claro que esos padres y abuelos y tíos estamos locos de contento, dándole todos gracias a Dios por este milagro tan maravilloso. Y si los padres de Amelia dicen que puede decir que fue un milagro de Dios, ya que todos nos unimos y oramos para que así  fuera. El esposo se llama Jason. 
Aquí van varias fotos de esta Navidad. Seguramente enviaré en otro email más, porque aquí no caben todas las que quiero enviarle”.




sábado, 26 de mayo de 2018

Gracias y favores. Amelia III



Amelia sigue creciendo con muy buena salud

Contesté a vuelta de correo para felicitarles y mostrar mi júbilo: “Acabo de recibir su correo que me ha llenado de alegría al comunicarme que su hija Luisa, por fin, ha quedado embarazada como veníamos suplicando que el Señor se lo concediera por intercesión de su siervo Víctor. Desde que usted me dijo los medios que venía poniendo Luisa para poder tener descendencia sin resultado, a pesar de trabajar en NOVARTIS, y que de concebir sería un verdadero milagro que ustedes venían pidiendo al Señor, les supliqué que se lo encomendasen por intercesión de Víctor.

La recuerdo unas palabras de su correo de 9 de enero de 2017: “De verdad se lo digo que el día que obre el milagro yo seré la primera en publicarlo y decírselo a todo el mundo que por intercesión del Sr. Víctor mi hija ha concebido y logrado su hijo”. Pues bien: ha llegado el momento de que su hija pida el historial médico que describa las dificultades que la impedían quedar embarazada y los médicos certifiquen que no se explican lo que ha sucedido. Es importante que añadan las pruebas, para que el día de mañana, los peritos puestos por la Iglesia puedan certificar su veracidad”.

Sofía, la hija de Waleska con su primita Amelia en brazos

Pocos días después, el 8 de mayo recibía esta respuesta:

“Buenas tardes padre. Espero que se encuentre bien de salud. Recibí su email y enseguida hablé con Luisa Fernanda. Todos le estamos muy agradecidos por sus oraciones y en especial por haber rezado a su hermano, el señor que están tratando de beatificar.

Luisa Fernanda me dice que los médicos de USA, no son los más tolerantes a dar informes de que los pacientes, en especial mujeres que estando siendo fecundadas in vitro, en el futuro quedaran embarazadas testimoniando que era imposible la concepción.

Sin embargo nosotros, ninguno somos ni desagradecidos ni faltos de palabra. Yo le dije a usted que iba a decírselo a los 4 vientos que era un milagro el día que Luisa Fernanda quedara en embarazo, y así estoy dispuesta a decirlo, porque la verdad, es lo que sentimos. Luisa Fernanda me dice que la concepción debió ser un día 28 de febrero, y desde ese día ella comenzó a gestar esa criatura.

Así que yo, en orden a ser justa, le diré: si tengo que testificar que por intercesión de su hermano mi hija concibió, así mismo lo haré, ya que usted mismo me envió la NOVENA y yo la hice enseguida que la imprimí, y también le hice la novena a la Virgen de la Concepción que una amiga me había enviado, y  le pedí a la Virgen de Shengstar que también le concediera el milagro de ser madre. No puedo negarlo, ni tampoco lo haré; sería muy atrevida de mi parte e ingrata decir algo contrario.

Igual mi hija Luisa Fernanda me dice que si ella tiene que testificar que su hijo o hija es un milagro por las oraciones que todos hicimos por esa causa, así hará. Así padre, que yo no sé qué tendré que hacer. Usted me lo dirá. Pero me siento muy agradecida de Dios y de usted por las oraciones que hace por nosotros. Dios lo bendiga siempre.

Otra cosa es, que en Estados Unidos son tan difíciles para estas cosas, que yo no tengo palabras para describirle cómo es que piensan esos médicos respecto a situaciones como esta, que sabemos fue un acto de Dios.

Pues ya sabe usted, le iré contando que más acontece con este bebé que Dios nos ha enviado para bendición de todos”.





miércoles, 23 de mayo de 2018

Gracias y favores. Amelia II

Amelia Grace crece con muy buena salud.



El 9 de enero de 2017, Dª. Inés me contestaba especificando lo que su hija venía haciendo para conseguir descendencia sin resultado y que ya había comenzado la Novena a Víctor. Dice así:

“Recibimos su amable novena que nos envió del Sr. Víctor Rodríguez. Le agradecemos mucho su envío. Ya la imprimí y empecé a hacer la novena, por el milagro de que Luisa Fernanda pueda concebir un bebé con su esposo.
De verdad se lo digo que el día que obre el milagro yo seré la primera en publicarlo y decírselo a todo el mundo que por intercesión del Sr. Víctor mi hija ha concebido y logrado su hijo.

Esto de verdad sería un milagro, ya que han hecho todos los medios que la ciencia ha avanzado hasta hoy, puesto que ambos trabajan en una de las farmacéuticas más prestigiosas del mundo como es NOVARTIS y, gracias a Dios, tienen la ventaja de poder usar los medicamentos y técnicas que son bastante costosos. Sin embargo no se ha podido, ya que Dios parece querer hacer un milagro y que todos lo veamos y lo publiquemos. Nada nos haría más felices.

Muchas veces Luisa Fernanda, como es natural, se desespera, llora, la dejo en su sufrimiento, porque las palabras de todos los que la queremos algunas veces pasan a enfadarla más. He optado por rezar y suplicarle a Dios que le permita concebir para que ella misma vea el poder de Dios en todo.

Bueno, Padre, ya le contaré y espero que este año yo pueda hablar con usted personalmente y darnos la alegría de saludarlo y compartir con Ud. Un tiempo.
Que Dios lo bendiga y hasta pronto. Un abrazo de Germán e Inés”.

Dº. Inés, Germán, sus hijas Luisa y Waleska (con Amelia en brazos) y su nieta Sofía.

Puedo asegurarles que yo me uní a esas peticiones, haciendo no una novena, sino plegarias diarias hasta tener noticia del desarrollo de esas peticiones. Tenía claro presentimiento de que Víctor iba a interceder y que por su intercesión, el Señor le iba a conceder a Luisa tan cristiana petición.

El 30 de abril de 2017 recibí una larga carta de la que solamente copio algunas frases relacionadas con nuestro tema pues el resto trata de asuntos familiares. Después de aludir a que había impreso y hecho la NOVENA a Víctor con la finalidad de que Luisa pudiera quedar embarazada y que también había hecho una novena a la Concepción de María y visitado el santuario de la virgen de Shengstart en Santo Domingo, pasa a dar la buena noticia:

“Luisa Fernanda está en embarazo. Tiene 10 semanas, y están felices. Creo que este milagro se lo debemos a usted con la novena de su hermano que me envió, a la Virgen que en su día me incliné y le supliqué con todas mis fuerzas que le concediera una concepción de un bebé y que los bendijera con sus hijos, como tanto lo han deseado. Y como usted imaginará, habrá cambios en nuestras vidas. Por ahora estamos preparando nuestro viaje a USA Germán y yo, porque ellos nos pidieron que los ayudáramos, y así lo haremos”.

Lo que no se había conseguido durante años, se consiguió al terminar la Novena a Víctor.




sábado, 19 de mayo de 2018

Gracias y favores. Amelia I

La niña Amelia Grace a los pocos días de su nacimiento


Entre las gracias que se pueden atribuir a Víctor, una de las más bellas, por no decir la más bella, está relacionada con el nacimiento de Amelia Grace, como podrán comprobar por el largo historial y las circunstancias que precedieron a su nacimiento, como se deduce de un largo intercambio de correspondencia entre Dª. Inés Sarriá, de República Dominicana y Juan Luis, sacerdote carmelita descalzo, hermano de Víctor, que ejerció su ministerio en Santo Domingo durante 28 años, que es quien les da a conocer los contenidos de esa correspondencia.

Llegadas las fiestas de Navidad acostumbro felicitar a los amigos que dejé en República Dominicana, y en concreto, el 24 de diciembre de 2016, envié mi felicitación a Dª. Inés Sarriá y a su esposo Germán que habían prometido hacerme una visita en España. Les felicitaba, les recordaba que tenían pendiente ese viaje y les deseaba que pudieran disfrutar esas fiestas con sus dos hijas y con su nieta Sofía. Y como la hija más pequeña, Luisa Fernanda, llevaba ya varios años casada, les hacía esta pregunta. ¿Tienen ya más de una nieta?

La respuesta no se hizo esperar. Ocho horas más tarde me devolvían la felicitación diciendo que la Navidad la celebrarían solamente con Waleska, su esposo José y su nieta Sofía, ya que su otra hija, Luisa y su esposo, ese año la celebrarían con sus suegros. E inmediatamente, respondiendo a mi pregunta, añade:

Dª. Inés Sarriá con su nieta Amelia en brazos y su esposo Germán

 Y sobre más nietos es una historia larga. Luisa y el esposo han hecho todos los tratamientos existentes sin éxito. Están adelantando el proceso de adopción, está muy adelantado y estamos esperando que pronto llegue ese bebé tan esperado y anhelado. Le llamaré para contarle más al respecto. De nuestro viaje me gustaría decirle que Germán y yo deseamos compartir con usted unos días, lo que pasa es que, este proceso de adopción retrasó tantas cosas, (pues) tuve que ayudar a Luisa que se ha desesperado, llorado y deprimido, que he tenido que recurrir a todos mis argumentos de madre para ayudarla, y bueno, esperamos que este próximo año 2017 nos llene de más fe, amor y esperanza para hacer todos nuestros buenos sueños realidad.

Lo han entendido bien. Luisa había intentado por todos los medios que la medicina ofrece, conseguir un hijo y, ante la imposibilidad de conseguirlo, se había desesperado, llorado y deprimido tanto, que, de acuerdo con su esposo, habían iniciado un proceso de adopción.

Dª. Inés me llamó por teléfono y me explicó con detalle los sufrimientos de su hija. Yo la animé a que pidiera al Señor que por intercesión de Víctor se dignara escuchar sus peticiones, y el día 6 de enero de 2017, por correo electrónico, le añadía: “Preocupado por el deseo tan hermoso de Luisa de tener hijos y de que está pidiendo al Señor que se lo conceda, ya les indiqué que comenzaran a pedírselo por intercesión de mi hermano Víctor del que esperamos comience su proceso de beatificación por su extraordinaria vida cristiana. Les envío unas frases de sus escritos en que se manifiesta su extraordinaria experiencia cristiana y al final, un modelo de NOVENA que puede servirles para hacer su petición. Que el Señor conceda a Luisa su deseo por intercesión de Víctor, si esa es su voluntad" .




miércoles, 16 de mayo de 2018

Testimonios. Eva VII

Víctor en la Iglesia de Sabarís frente al coro de las carmelitas


Cuando le manifesté mi deseo de ser carmelita descalza, llevó una alegría muy grande. A mi Comunidad le dijo, que para él era su mayor felicidad que si le estudiara la carrera más brillante. Posteriormente, al verme feliz, y centrada en mi vocación religiosa, me manifestó con pena, que si no hubiera muerto uno de sus hermanos varones, que era mayor que él, su vida hubiera cambiado. Se trataba de un hermano fallecido con motivo de la guerra civil española, el segundo de los hermanos. El primogénito, que ya era militar antes de comenzar la guerra siguió de militar una vez terminada la guerra, con lo cual quedó mi padre como el mayor de los hermanos varones en su casa, teniendo que ponerse a trabajar desde los primeros años de su adolescencia para ayudar a su padre en las labores del campo. Ese fue el motivo por el cual no tuvo la oportunidad de ingresar en el seminario carmelitano de Medina del Campo para ser un día sacerdote carmelita descalzo como lo fueron dos de sus hermanos.
 
Víctor y Asunción con sus 4 hijos más pequeños. Eva es la pequeñita
En varias ocasiones, encontrándose en oración, recogido ante el Santísimo, se le acercó alguna persona, confundiéndole con un sacerdote para pedirle que la confesase. Así era Víctor. Un padre de familia que cumplía sus deberes como esposo y como padre, pero con una profunda vida interior que le confundían con un sacerdote. Un día, a la puerta de nuestro monasterio, entabló conversación con un sacerdote que se disponía a entrar en el locutorio. Después, el sacerdote le hizo este comentario a nuestra Madre: “Ese hombre es un místico”.

Termino con unas palabras, salidas de labios de un señor que coincidió en algunas ocasiones con mi padre en la capilla de nuestro monasterio y le llamó tanto la atención su comportamiento, que luego hizo de él este comentario: “El padre de la hermanita (refiriéndose a mí) predica sin hablar”.
 
Víctor con su hijo José, Chelo e Ignacio en el locutorio de Sabarís.
Todos los recuerdos de mi padre que he relatado en estas páginas, son fruto de lo vivido a su lado y también de las confidencias escuchadas durante mis primeros años de vida religiosa en los que tuve la dicha de participar de su vida espiritual. Fruto de ellas fue la petición de una copia de los escritos personales que él tenía y que no deseaba que transmitiese a nadie por querer mantenerlo en la intimidad. Tras su muerte me he animado a escribir estos recuerdos por si pueden ayudar a alguna persona con el ejemplo de su edificante vida.

Son muchos más los recuerdos de tipo ya más personal que recuerdo de mi santo padre, pero pienso que estos son suficientes para dar alguna idea de lo santo que era mi querido padre.



sábado, 12 de mayo de 2018

Testimonios. Eva VI



Víctor con el hábito de la Congregación de San Felipe Neri
Todos los domingos, muy de madrugada, durante los años que fue elegido Hermano Mayor de la Congregación de San Felipe Neri a la que pertenecía, marchaba hacia el piso que los hermanos tienen en Sainz de Baranda, para organizar todo antes de que llegase el resto de los Hermanos. Las elecciones de Hermano Mayor eran anuales. El domingo anterior a la fiesta de San Felipe Neri. Año tras año, cuando llegaba esa fecha, les indicaba que no le votasen, alegando su falta de salud, pero ellos no se lo tenían en cuenta y es así que fue elegido durante seis años consecutivos año tras año.

Cómo él no deseaba ser Hermano Mayor, puso a un Niño Jesús que tenían sentado en una silla muy linda para que ocupase Él ese puesto, imitando a Santa Teresa cuando la nombraron priora de la Encarnación, que colocó a la Santísima Virgen de priora.
 
Niño Jesús sentado
Este cargo le obligaba a atender a los Hermanos de la Congregación que le llamaban por teléfono, en algunas ocasiones, casi todos los días, coincidiendo casi siempre con el corto descanso nocturno que daba a su enfermo cuerpo, conversaciones que la mayoría de las veces se hacían interminables y que él soportaba pacientemente, atendiéndoles con bondad.

En esta Congregación tenían adoración nocturna y también se daban disciplina. Mi padre, además, usaba el cilicio, hasta que se puso enfermo del corazón y mi madre se le escondió. En Batuecas también deseaba darse disciplina con todos, pero el P. Tarsicio se lo impidió alegando que ya hacía demasiado.

Su director espiritual, al ver menguada su salud, le indicó que no debía seguir yendo a visitar a los enfermos, pues le afectaba mucho el olor de los desinfectantes que usan en los hospitales porque le quitaban el respiro, además de la bronquitis crónica que padecía, unida a la insuficiencia coronaria que le motivaba mucho decaimiento.

Víctor visitaba y atendía a los enfermos

Como a él le atraía tanto este apostolado y ya tenía por experiencia que cuando se encontraba mal e iba a misa, al llegar el momento de comulgar, su salud se fortalecía, quiso hacer la prueba de asistir a la santa misa, justo una hora antes de la visita a los enfermos. Pero llegó la hora de la comunión y no sintió la acostumbrada mejoría, sino que seguía decaído. Entonces comprendió que lo que Dios quería era que obedeciese a su confesor y así lo hizo.

Este hecho de que al comulgar mejoraba, lo conocía bien mi madre. Por eso, cuando en la santa misa le veía sentarse porque le faltaba la vida, e incluso a veces no podía acercarse a comulgar, teniendo que bajar el sacerdote hasta el banco para dársela, ella estaba esperando que llegara el momento de la comunión para verle mejor, más aliviado.

miércoles, 9 de mayo de 2018

Testimonios. Eva V

P. Valentín de San José con capa blanca.


 Aunque se trataba de un seglar, no permanecía esos días en la hospedería, sino dentro del monasterio participando de los actos de comunidad, incluso vestía el hábito de carmelita, con su capa blanca, incluida. Ayunaba como los religiosos y se ocupaba de los trabajos que le encomendaban.

Como por la noche los frailes interrumpían el sueño para acudir al coro al rezo de Las Horas (Maitines), observó que el P. Valentín se quedaba orando mientras los otros frailes iban a descansar. De su ejemplo aprendió a permanecer por las noches orando. Aunque su director espiritual en Madrid se lo permitió, le obligó a recuperarse con una siesta de dos horas. Pero, ¿cómo podría dormir a esas horas, viviendo tantas personas en un piso tan pequeño, con los inevitables ruidos, incluido el de la TV? Gracias a mi madre. Ella siempre estuvo a su lado ayudando y apoyando su vida de oración, por lo cual se encargaba todos los días de decirnos que no hiciésemos ruido. Por la noche siempre se acostaba la última. Así, era como el centinela que vigilaba nuestro sueño para dar paso a las vigilias nocturnas de mi padre.

Vagabundo como el que Víctor quería que durmiese en su casa

Mi madre nunca se quejó por tener que quedar al cargo de sus hijos mientras se encontraba mi padre en Batuecas, ni por las horas diarias que permanecía en la Iglesia. También fue muy generosa con el número de hijos, como deseaba mi padre, que había dejado a su primera novia porque no deseaba tener más que dos hijos. Lo que no secundó, fue el deseo que tenía mi padre de acoger en casa a un vagabundo que dormía en la calle por miedo a que transmitiera piojos a sus hijos. En cierta ocasión me dijo que le hubiera gustado ser un pobre vagabundo e ir pidiendo de comer.

A su regreso de Batuecas, un año, mi padre traía un corte de pelo muy singular. Se lo había cortado el P. Tarsicio, peluquero del santo desierto. Mi madre, al verle, quedó espantada y le rogó que no volviera a dejarse en manos de aquel fraile, a lo cual mi padre obedeció.

Víctor con su nieta Sara con gorro para protegerse del frío

En otra época, en la que aún no se había puesto de moda el cortarse el pelo al cero, se lo pidió así al peluquero. El peluquero no se atrevió a tanto y se lo cortó al dos y aún así se reían de él por la calle al verle con semejante corte de pelo. Lo mismo sucedía cuando llevaba en invierno un gorro para protegerse del frío, que parecía un aviador. Él iba sumergido en Dios y que pensaran de él lo que quisieran.
Los ayunos de Batuecas, propiamente se prolongaban en su vida ordinaria, pues sólo hacía una comida un poco más fuerte a mediodía, que consistía casi siempre en verduras y pescado. El desayuno y la cena eran muy frugales, creíamos que comía siempre así y sin nada de sal, por cuidar su salud, pero, según me dijo confidencialmente, lo hacía por mortificación.

sábado, 5 de mayo de 2018

Testimonios. Eva IV

Víctor apadrinando el bautismo a dos gitanos


Cuando se inauguró el templo parroquial del barrio donde vivíamos, mi padre comenzó a ayudar al párroco en todas sus necesidades. Buscó bancos usados de las iglesias que los renovaban, acudió a las madres carmelitas de la Aldehuela por si podían proporcionarle la megafonía para el templo (encontrando respuesta satisfactoria), le pasaba a los libros todas las partidas de bautismo y matrimonios que se iban celebrando. Incluso aceptó, con mucho gusto, ser padrino de dos gitanos que deseaban bautizarse. No sólo lo aceptó, sino que se le notaba lleno de gozo por tener dos ahijados gitanos. Le pedía a mi madre alimentos para llevárselos. Ellos se acercaron en una ocasión hasta nuestra casa, acompañados de sus padres, para traerle un obsequio, en agradecimiento por todo lo que hacía por ellos.

Como el párroco estaba tan agradecido por los servicios que le prestaba mi padre, quiso recompensármelo de alguna manera. Como suele suceder en estos casos, son los hijos los que reciben las gratificaciones. Comenzó a darme, de vez en cuando, propinas para que me comprase golosinas. Advirtiéndolo mi padre, me enseñó a sacar provecho espiritual de las propinas, enseñándome a gastarlas en encender velas al Cristo y a la Inmaculada de la parroquia por alguna intención.

Encendiendo velas a un Cristo

Durante mi adolescencia, queriéndole hacer algún obsequio en el día del padre, le pregunté que desearía que le regalase. ¡Qué poco le conocía yo por aquel tiempo! La respuesta no se hizo esperar y la petición fue la propia de un hombre de fe profunda que tiene claro cuales son los verdaderos valores: “El mejor regalo que me puedes hacer, es que vayas a confesarte”. En aquel día, su deseo era muy costoso para mí, porque sólo se encontraba disponible para confesar el párroco, con el cual no iba nunca, por tener mucho trato con él. No obstante, como no quería defraudarle, así lo hice. Al salir del confesionario fui a manifestarle que ya había recibido el sacramento. En agradecimiento a mi regalo me dio un beso con tanta ternura, que aún hoy lo recuerdo. Parecía como si le hubiera hecho el mejor regalo del mundo.

P. Valentín con la hoy Santa Maravillas, restauradores de Batuecas

Una parte muy importante de su vida espiritual la constituyen los días transcurridos en el santo desierto de Las Batuecas. Hasta ese santo lugar, situado en los límites de las provincias de Salamanca y Cáceres, se acercaba desde Madrid todos los años durante sus vacaciones anuales.

Él deseaba permanecer todo el mes, pero su confesor, el P. Valentín, le indicó que debía dividir las vacaciones: 15 días en el santo desierto y otros 15 con la familia. Sentía mucha atracción hacia ese santo lugar por las vivencias espirituales que había experimentado en él, aunque sabía que iba a sufrir. Después, a su regreso, percibía el fruto de los 15 días pasados en soledad y trato íntimo con Dios.



miércoles, 2 de mayo de 2018

Testimonios. Eva III

Víctor ya enfermo con su esposa Asunción.

Mi padre llevaba unos diez años enfermo, con insuficiencia coronaria, pues le daban con frecuencia taquicardias debido a los esfuerzos laborales. Por su delicado estado de salud, debía haberse jubilado antes, pero como siempre pensaba en el bien de su familia y no en el propio, olvidándose de sí mismo, continuó esforzándose durante esos años para que las hijas menores pudiéramos proseguir nuestros estudios y a mi madre, al fallecer él, no le quedase una pensión tan ínfima, que no le fuera suficiente para poder vivir.

Cuando le daban las taquicardias en la fábrica, teniéndole que trasladar al hospital, como no quería que sufriese mi madre, les indicaba a los encargados que llamasen al teléfono de un hermano carmelita, a su comunidad de Madrid. Los hijos ni nos enterábamos de lo ocurrido, incluso cuando las taquicardias las sufría en casa no teníamos conocimiento de ello, hasta que nos lo comunicaba mi madre, porque él siempre permanecía con la misma paz y serenidad, como cuando se encontraba bien. Tampoco teníamos conocimiento de los sufrimientos que le reportaban los compañeros de trabajo a los que alude él en sus escritos. Alguno de los que más le hizo sufrir, vino a nuestra casa años más tarde, cuando se cerró la fábrica, a que le ayudase a arreglar su nueva situación laboral y mi padre le acogió con toda caridad y bondad.


Billete como el que llevaba para quien le ayudara en caso de accidente

Cuando una persona sufre un accidente por la calle, suele ser trasladado hasta el hospital, pero, ¿quién se ocupa de buscarle un sacerdote? Mi padre, con toda prevención, llevaba siempre en su bolsillo una tarjeta en la que figuraba la siguiente petición: “Soy católico, en caso de accidente deseo un sacerdote”. Acompañaba la tarjeta con un billete para así poder recompensar a la persona que hiciese el favor.

Él, con su ejemplo, pudo influir mucho en mí durante los años de mi niñez. Con gusto le acompañaba a la santa misa todos los días durante mis vacaciones de verano, pero lo que más me atraía, era permanecer a su lado velando el Santísimo algunas horas durante la noche del Jueves Santo. Me llamaba tanto la atención verle en silencio tan recogido en la oración, que llegué en una ocasión a interrumpirle con una curiosidad por mi parte: ¿A ti que te dice Jesús, papá? Él, saliendo de su recogimiento y sonriendo me contestó: “Tú escúchalo, ya verás lo que te dice”. Permanecía así toda la noche del Jueves Santo. En la mañana del Viernes Santo se acostaba un poco y luego volvía a la iglesia, regresando a la hora de comer, que consistía, en su caso, en ayunar a pan  y agua, no volviendo a tomar ningún otro alimento hasta el día siguiente. 



Adoración al Santísimo como en Jueves Santo.
Invariablemente cada Viernes Santo mi madre le suplicaba que tomase algo caliente, lo cual siempre rehusaba, a pesar de que llevaba años enfermo y con necesidad de cuidar su salud.