miércoles, 29 de enero de 2020

Testimonios. Carmelitas Descalzas de Sabarís

Monasterio de las Carmelitas Descalzas de Sabarís.



Carta de 7 de julio de 2014 de las Carmelitas Descalzas de Sabarís al P. José Francisco.

Jesús sea con V. R:

Le enviamos los ecos de la lectura de nuestro hermano Víctor, que jugando con el título del libro, es una vida verdaderamente impactante de un cristiano de a pie. La verdad que su lectura tan amena, que te hace leerlo de un tirón y a la vez el estilo tan propio del Padre José Vicente al escribir, hace que la vida del Hermano Víctor resulte tan atrayente para todos en el mundo de hoy.

Los obreros, para que tengan un modelo a seguir en el mundo laboral, los cristianos del siglo XXI, para que encuentren el estímulo para vivir su fe en un medio tan hostil, y los Carmelitas, para que veamos en él al hermano que se santificó en la montaña santa del Carmelo viviendo el espíritu de nuestros Santos Padres en medio del mundo.

Víctor y Asunción en la Iglesia de las
Carmelitas de Sabarís con su nieta Raquel.

Se dice que detrás de un gran hombre, siempre hay una gran mujer y eso pasa con nuestra queridísima Hª. Asunción, la esposa de Víctor, colaboradora fiel en sus empresas de apostolado, educación de los hijos y sobre todo, en el camino de la santidad.

¡Cuánta falta hacen en nuestra sociedad matrimonios así!

Ojalá pronto veamos incoada la causa del Hnº. Víctor para gloria de Dios y bien de tantos cristianos de a pie.

Unidos en la oración.
Carmelitas Descalzas de Sabarís

sábado, 25 de enero de 2020

Habla Víctor. Hambre y sed de la Eucaristía.

Adorando al Santísimo Expuesto..


Cuando se tiene hambre y sed del alimento corporal es señal de buena salud. Igualmente, la salud espiritual reclama el único alimento que extingue todas las necesidades y que solamente es Cristo en la Eucaristía. La Palabra también es alimento. Por ello la Santa Misa es el completo de todo bien en la tierra.

La falta de apetito es síntoma de que la salud está deteriorada, y si la falta de apetito es prolongada, es signo de gravedad. Por el contrario, aunque alguien sufra alguna enfermedad, mientras no pierda el apetito, hay esperanza de una pronta recuperación.

Algo semejante ocurre en la vida espiritual. Cuando no hay interés por las cosas del Señor, cuando se deja uno llevar por las cosas y vanidades del mundo, alejado por entero de las prácticas religiosas, es signo claro de que la salud espiritual está muy deteriorada. Por el contrario, aunque uno caiga frecuentemente como consecuencia de la debilidad humana, pero no se olvida de sus prácticas y creencias religiosas, es señal de que en cualquier momento se puede reanimar. Es lo que Santa Teresa dice de la oración: “Por experiencia puedo decir que, por muchos males que haga quien la ha comenzado, no la deje, pues es el medio por donde puede tornarse a remediar…Y quien no la ha comenzado, por amor del Señor le ruego yo no carezca de tanto bien, pues a poco ganar irá entendiendo el camino para el cielo” (V. 8, 5).
 
Recibiendo el alimento del Cuerpo de Cristo.

Lo que Teresa de Jesús dice de la oración, lo que aplica Víctor a la Palabra de Dios y a la Comunión. Por eso recomienda conocer la Palabra de Dios a través de su frecuente lectura y meditación; pero sobre todo, no privarse del alimento de la Eucaristía, sino tomarlo a poder ser a diario para, no enfermar o quedarse espiritualmente enanos.

Víctor concluye con una rotunda afirmación: “Por eso la Santa Misa es el completo de todo bien en la tierra”, porque en ella comenzamos escuchando la Palabra de Dios que nos descubre la voluntad de Dios, y en la Comunión nos alimentamos con el cuerpo y la sangre de Cristo, alimento de vida eterna.




miércoles, 22 de enero de 2020

Florecillas. Vivir las Fiestas Litúrgicas.

Navidad. Jesús nace pobre y humilde.


Una monja contemplativa, le escribió en enero de 1984 deseándole “que viviese las fiestas litúrgicas del año”, y Víctor le contesta rápidamente: Si así no lo hiciera, ¿qué hijo de la Iglesia sería? Esta es una de las gracias que el Señor nos concede a los que luchamos por caminar en su servicio, el aprovecharnos del contenido de todas las fiestas que conmemoran toda la vida y pasión del Redentor y su Santísima Madre.

Por sus escritos y por muchos testimonios de personas que le trataron, sabemos que Víctor vivió con fe y devoción todas las celebraciones de los misterios. Sabía muy bien que las celebraciones de la Iglesia no son meros recuerdos de hechos pasados, como sucede cuando se celebran los días de héroes nacionales, por ejemplo, sino la actualización de los misterios, y por tanto, con el mismo valor salvífico que cuando tuvieron lugar.

Las fiestas que con mayor amor celebraba, eran las de Navidad y las de Semana Santa. Aunque cada misa tiene un valor infinito, por renovarse el misterio de la pasión, muerte y resurrección y por eso participaba cada día, las fiestas de Navidad y Semana Santa las celebraba con más fervor.
 
Semana Santa. Jesús instituye la Eucaristía y muere por nosotros.


En Navidad centraba sus meditaciones en los esfuerzos, sacrificios y humillaciones que tuvieron que pasar María y José al llegar a Belén y ser rechazados por todos y no poder encontrar un lugar para el nacimiento del Hijo de Dios por ser pobres. Pero lo que le anonadaba, era ver nacer al Dios hecho hombre en una cuadra y que su cuna fuera un pesebre en el que se echan los alimentos a los animales. ¡Cómo Dios, el creador y dueño de todo cuanto existe podía nacer en una cueva de animales! Por eso Víctor vivió pobre y amó a los pobres, porque en ellos veía al Jesús pobre. Y cuando su esposa, al quedar embarazada de la última hija viviendo en una casa muy pequeña le dijo: ¿Y dónde la colocaremos si no hay sitio? Él, con toda paz le contestó: Seguro que tendrá mejor sitio que el Niño Jesús en Belén.

Lo mismo sucedía con la celebración del Triduo Pascual. Sus hijas recuerdan las horas que se pasaba Jueves y Viernes Santo en presencia del Santísimo en actitud de profunda adoración y cómo ayunaba a pan y agua.

sábado, 18 de enero de 2020

Testimonios. Sor Teresita del Niño Jesús.

Patio interior del Monasterio de Medina del Campo,
el 2º. fundado por Santa Teresa


Carta de Sor Teresita del Niño Jesús al P José Francisco de 14 de noviembre de 2012.

Estimado Padre: Perdone nuestra demora en responder a su petición. Hoy lo hago con mucho gusto por encargo de mi madre priora.

Lo primero es agradecerle, Padre, toda la información y testimonio tan precioso que nos ha enviado de su querido hermano Víctor.

Yo puedo decir que le conocí personalmente hace años, cuando tenía aquí la granja de las gallinas y que se le murieron –como a nosotras-. Con este motivo vino a ver nuestro gallinero y le conocimos; ya nos pareció un hombre de paz, y eso oíamos de él, que era un gran hombre, honrado y bueno.

El Hº. Tomás, que en paz descanse, que le trató, siempre nos decía que era un santo. Aquí, últimamente, ya enfermo nos visitó en el locutorio con su esposa y todos los domingos a misa, nos pareció siempre muy edificante.
 
 Ermita dentro de dicho monasterio en que Cristo se le apareció a Santa Teresa.

Damos a conocer su testimonio cuanto podemos. Tenemos aquí un grupo de oración, y la hermana que lo lleva, les ha dado a conocer a esas personas el testimonio tan completo de nuestro querido Víctor, y se han quedado impactadas de la santidad de este hombre tan sencillo, humilde y bueno. Ellas se unen a nuestra oración y se encomiendan a él. ¡Bendito sea Dios!

Padre, tal vez me haya alargado demasiado. Sigamos orando para que el Señor actúe según su voluntad, para mayor gloria de Dios.
¡Feliz día de los Santos del Carmelo!
Con su bendición.
Teresita del niño Jesús

miércoles, 15 de enero de 2020

Habla Víctor. Mendigo todos los días

San Agustín, Santo Padre y Doctor de la Iglesia


Como los mendigos iban de puerta en puerta mendigando un mendrugo de pan, así mendigo yo todos los días, buscando donde se encuentra, hasta comerle y beberle.

Hoy día se ha perdido la costumbre que tenían los pobres de ir pidiendo limosna de puerta en puerta, especialmente en los pequeños poblados, como se hacía cuando Víctor era joven. Esa imagen del mendigo llamando de puerta en puerta buscando el alimento, le sirve muy bien para explicar lo que a él le sucedía con la Eucaristía.

Los testimonios de quienes le conocieron coinciden en que la Eucaristía no la perdía nunca. Necesitaba ese alimento y no escatimaba esfuerzos hasta conseguirlo. Así lo mostró de manera fehaciente durante los doce años que vivió en Velillas del Duque teniendo que desplazarse casi todos los días varios kilómetros para conseguirlo.

¿Por qué ese afán? Podemos encontrar una buena explicación en las palabras de San Agustín en su tratado sobre el evangelio de San Juan que dicen: “Nadie puede venir a Mí, si no lo atrae el Padre. (Jn 14, 6). No vayas a creer que eres atraído contra tu voluntad; el alma es atraída también por amor. Tal vez nos dirán: “¿Cómo puedo creer libremente si soy atraído” Y yo les respondo: “Me parece poco decir que somos atraídos libremente; hay que decir que somos atraídos incluso con placer”.

Víctor siempre se sintió atraído por la Comunión.
¿Qué significa ser atraídos con placer? Sea el Señor tu delicia, y Él te dará lo que pide tu corazón. Existe un apetito en el alma al que este pan del cielo le sabe dulcísimo. Si el poeta pudo decir: “Cada cual va en pos de su apetito”, no por necesidad, sino por placer, no por obligación, sino por gusto, ¿no podremos decir nosotros, con mayor razón, que el hombre se siente atraído por Cristo, si sabemos que el deleite del hombre es la verdad, la justicia, la vida sin fin, y todo esto es Cristo? ¿Acaso tendrán los sentidos su deleite y dejará de tenerlo el alma?

Preséntame un corazón amante, y comprenderá lo que digo. Preséntame un corazón inflamado en deseos, un corazón hambriento, un corazón que, sintiéndose solo y desterrado de este mundo, esté sediento y suspire por las fuentes de la patria eterna, preséntame un tal corazón, y asentirá en lo que digo. Muestra una rama verde a una oveja, y verás cómo atrae a la oveja. Enséñale nueces a un niño, y verás cómo lo atrae también, porque “cada cual va en pos de su apetito”. ¿No va a atraernos Cristo revelado por el Padre?”. Víctor se sentía atraído a la Eucaristía por amor.




sábado, 11 de enero de 2020

Florecillas. Misas gregorianas.

San Gregorio Magno, Papa y Doctor de la Iglesia


Entre las obras de caridad y amor fraterno podríamos citar cómo Víctor encargaba las Misas Gregorianas cuando fallecía algún familiar y prefería que las dijesen en algún monasterio
. (Vida impactante… p. 109).

Se llaman misas gregorianas a las que se ofrecen treinta días seguidos por algún difunto. Se debe esta práctica a lo que refiere San Gregorio Magno relacionado con el monje Justus, que falleció en Roma en el monasterio de San Andrés y no fue sepultado en el cementerio de la abadía por haberse quedado con un donativo sin permiso del abad. San Gregorio recapacitó y pidió que se celebrasen por él treinta misas consecutivas y al terminarlas, Justus se apareció a un compañero anunciándole que había sido liberado de las llamas del purgatorio.

Víctor conocía esta práctica y estaba convencido de su eficacia. Pero, ¿Por qué ese interés por encargarlas por sus familiares o aconsejarlas a sus amistades?

Sin duda lo hacía movido por su caridad para con los difuntos que pudieran estar padeciendo en el purgatorio, para que el Señor les liberase de sus sufrimientos y les llevase cuando antes a gozar de su presencia. Pero hay un hecho familiar, sucedido cuando él era joven, que pudo influir para que practicase y recomendase esta obra de caridad con los difuntos.

Celebrando una misa gregoriana

En el Soto, un pueblo de la provincia de León, falleció, víctima de los golpes que le dieron, un cuñado de su padre. Para acompañar y ayudar a la viuda acudió una hermana de su esposa que tuvo una tremenda experiencia. Cuantas veces intentaba entrar en la iglesia para orar por el fallecido, otras tantas se lo impedían fuerzas invisibles. Todos creían que se trataba de una alucinación, por lo que un grupo de hombres forzudos intentaron introducirla y no pudieron. Ese día sintió que debía ir al cementerio para encontrar explicación de lo que sucedía y allí salió del sepulcro el difunto, todo deformado por los golpes, suplicando que ella y su esposo fueran andando hasta el santuario de Nuestra Señora del Camino en León y allí ofrecieran una misa para liberarle de las penas del purgatorio.

Efectivamente ofrecieron una misa y al final, el difunto se la presentó ya glorioso. Fue una experiencia terrible que la acompañó toda la vida. Es muy probable que este suceso influyera en su preocupación por los difuntos  para que a ninguno le faltasen las plegarias y oraciones; pero, como lo más importante que podemos ofrecer a Dios por ellos es el sacrificio de la misa, Víctor trataba de que se lo ofreciesen cuanto antes.

miércoles, 8 de enero de 2020

Testimonios. Fr. Emilio José Martínez González, ocd.




En carta al P, José Francisco con fecha 22 de junio de 2014, siendo Vicario General de la Orden de los Carmelitas Descalzos, le daba este testimonio:

Muy estimado y siempre recordado en Cristo P. José Francisco.
Con alegría he recibido el libro “Vida impactante de un cristiano de a pie”, que ha tenido la amabilidad de enviarme.

Conocí a su hermano Víctor, aunque siempre en encuentros más bien superficiales, que no me impidieron captar su profunda humildad, que revelaba una comunión con Dios como sólo la tienen los hombres y mujeres “de a pie”.

Sencillo y amable, siempre respetuoso sin generar distancias, todas las veces que le encontré quedé lleno de mucha paz, ésa que él transmitía.

No quiso el Señor que pudiera conocerle más en profundidad, pero quedó grabada en mi memoria su figura de hombre bueno. Dios quiera glorificarle para que su vida sea ejemplo para muchos cristianos.

Dios le bendiga y le pague, mi querido padre, la atención que ha tenido conmigo.
Suyo en Cristo.
Fr. Emilio José Martínez González, ocd
Vicario General


sábado, 4 de enero de 2020

“Siervo de Dios Víctor Rodríguez Martínez”





¡ALELUYA!
Con gozo y alegría damos a conocer a los seguidores de este blog de Víctor, el DECRETO del Cardenal-Arzobispo de Valladolid, Mons. Ricardo Blázquez Pérez, con el que se abre oficialmente el Proceso de Beatificación y Canonización del que en adelante podemos ya denominar: “Siervo de Dios Víctor Rodríguez Martínez”. Que nos sirva de estímulo para seguir conociendo su santa vida y sus enseñanzas espirituales y nos anime a comunicar esta buena noticia a nuestras amistades para que también ellas se beneficien de su ejemplo.


miércoles, 1 de enero de 2020

Habla Víctor. ¡FELIZ AÑO NUEVO!



Aunque en el cielo no hay sucesión de días ni de años, sino solamente un día permanente, eterno, Víctor, desde la Casa del Padre, donde nos espera, se acuerda de nosotros, peregrinos por este mundo temporal, para desearnos un Año Nuevo lleno de BENDICIONES, de FELICIDAD y de PAZ, y lo hace con dos textos de la Sagrada Escritura.

El primero es una preciosa bendición de Dios a su pueblo tal como aparece en el libro de los Números, 6, 22-27:
El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor; el Señor se fije en ti y te conceda la paz. Así invocarán mi nombre, y yo los bendeciré”.

El segundo lo toma del Salmo 66, 2-8, salmo que le encantaba recitar:
El Señor tenga piedad y nos bendiga, ilumine su rostro sobre nosotros; conozca la tierra tus caminos, todos los pueblos tu salvación. Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud, y gobiernas las naciones de la tierra. ¡Oh Dios!, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben. Que Dios nos bendiga”.

Que el Señor derrame todas estas bendiciones sobre Vosotros durante el año 2020.