San Juan de la Cruz con el cerquillo propio de los religiosos. |
A su regreso de Batuecas, un año, mi padre traía un corte de
pelo muy singular. Se lo había cortado el P. Tarsicio, peluquero del santo
desierto. Mi madre, al verle, quedó espantada y le rogó que no volviera a
dejarse en manos de aquel fraile, a lo cual mi padre obedeció. (Eva)
¡Cómo sería el corte de pelo que el P. Tarsicio le hizo para
que su esposa Asunción tuviera que pedirle, por favor, que no volviera a
dejarse cortar el pelo por él!
El P. Tarsicio fue uno de los religiosos que pasaron los
últimos años de su vida en el desierto de Las Batuecas. Era muy agradable y
servicial. Le gustaba compartir con los demás los domingos y festivos, que eran
los días que tenían colación o pequeño recreo en que se permitía hablar.
Es muy probable que, aprovechando esos momentos, al ver a Víctor
con el cabello muy crecido, se ofreciese, como peluquero que era del monasterio
a cortarle el pelo. Pero el P. Tarsicio estaba acostumbrado a hacer el cerquillo
a los religiosos, corte de pelo que nada tiene que ver con los cortes de pelo
normales, y posiblemente, lo que hiciera a Víctor fuera una especie de
cerquillo con alguna variante.
El Diccionario define así el cerquillo: Círculo o corona de
cabello que queda después de rapar la parte superior e inferior de la cabeza,
Se practica en algunas órdenes religiosas católicas. Así lo pueden comprobar en
la ilustración que ponemos de San Juan de la Cruz.
Es de suponer que solamente le haría el rapado de la parte
inferior, pero no rapase la parte superior de la cabeza. Ese tipo de corte, con
algunas variantes, podemos verlo hoy día en algunos jóvenes, pero en
aquellas fechas, tuvo que llamar mucho la atención.
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