Esperanza de Cielo tanto alcanza cuanto espera. |
La fe te une a Dios mediante el conocimiento, por tanto
afecta solamente a la mente. La esperanza te une por medio de la convicción de
poseerle en la bienaventuranza eterna. Pero la caridad se apropia de todo su
ser y te transforma en el íntimo amor. Esta es fruto del amor increado con el
que se ama a la Santísima Trinidad. El alma que está llena de caridad ama a
Dios por lo que el es, esta siempre dispuesta a ejecutar cuanto sea necesario en
el cumplimiento de todos los mandatos, de tal forma que no vive para sí, sino
para Dios. El amor acerca y hace iguales a los amantes. Dios nos ha amado hasta
hacernos semejantes a Él, por este nos acerca a la amistad divina.
En esta charla de Víctor acerca de las tres virtudes
teologales, fe, esperanza y caridad, es
extraño que a la esperanza no la dedique nada más que estas breves palabras: “La
esperanza te une (a Dios) por medio de la convicción de poseerle en la
bienaventuranza eterna”, máxime cuando su maestro San Juan de la Cruz,
dedica a esta virtud los 15 primeros capítulos del Libro tercero de la Subida
del Monte Carmelo y tiene además una preciosa poesía que comienza diciendo:
Tras de un amoroso lance,
Y no de esperanza falto,
Volé tan alto, tan alto,
Que di a la caza alcance.
Y hacia el final del poema prosigue:
Por una extraña manera,
Mil vuelos pasé de un vuelo,
Porque esperanza de Cielo
Tanto alcanza cuanto espera.
Aunque el hombre de hoy vive la ilusión de sus éxitos y un
confort de vida desconocido en otras épocas, al carecer de esperanza de vida
eterna, siente tristeza y angustia ante la muerte que acaba con todo. Sólo la
esperanza cristiana puede dar sentido a su vida.
Esperanza es una virtud teologal, infundida por Dios en
nuestra memoria, según San Juan de la Cruz, que nos pone en contacto con los
bienes futuros sobrenaturales, imposibles de conseguir por nosotros mismos,
pero posibles de alcanzar con el auxilio divino. ¿Quién puede resucitar después
de muerto? ¿Quién puede vivir y ser feliz para siempre? Solamente Dios lo puede
hacer y lo hace.
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