Vista panorámica de Beas de Segura (Jaén) |
Que la paz
de Jesús esté siempre en nuestros corazones, estimado Padre José Francisco y
todos aquellos hermanos que lean este eco.
Con una gran
alegría nuestro palomarcito de Beas, ha acogido la feliz noticia de que la
Provincia de Castilla de nuestra Orden se haga cargo de la Causa de
beatificación de nuestro querido hermano en el Señor Víctor Rodríguez. Nosotras
hace muchos años que lo conocemos de oídas, pues el Padre Jacinto, que venía
mucho por aquí, nos hablaba de él con gran edificación y lo citaba como ejemplo
de virtudes en algunas de sus pláticas sin citar nunca su nombre. Usted
conoce a este Padre y sabe de su talante reflexivo, nada dado a las
exageraciones; pues nosotras le hemos oído decir cuando ya se empezó a hacer
propaganda: “Víctor era un santo de verdad” y ya sabe usted lo fino que hila en
las virtudes el Padre Jacinto. No hay más que leer el bonito estudio
que hace sobre la santidad en la vida de su hermano.
Luego tenemos
la preciosa biografía del Padre José Vicente en la que encontramos, desde su
conversión, una continua ascensión hacia la santidad jalonada de virtudes
vividas en grado heroico. La vida de oración de este carmelita seglar es
admirable. Buen hijo de nuestros Santos Padres, con buenos zapatos escaló
la cima del Monte Carmelo para entrar en la séptima morada del Castillo
interior pasando por las noches del sentido y espíritu. En sus escritos
y testimonios de las personas que convivieron con él, se trasluce todo esto.
¡Hasta qué punto caló la doctrina de nuestros Fundadores! Más quisiéramos
muchas monjas y frailes llegarle a la suela de los zapatos, aunque algunas
calcemos alpargatas.
Víctor
es el fiel ejemplo de lo que puede la Gracia del Espíritu Santo en quien se
entrega sin reservas. Qué amor de Dios tan abrasado ardía en su pecho que le llevaba a pasar las noches enteras adorando a Jesús
Sacramentado cual otro serafín. Qué hambre de intimidad divina le llevaba a
dedicar sus vacaciones al retiro del Desierto de las Batuecas. Gran heroísmo
también para su esposa.
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