Embotelladora de Pepsi-Cola. |
También
me mencionó que durante un tiempo tuvo un sorprendente conocimiento de leyes
(que nunca había estudiado) lo que le permitió ayudar y asesorar a varios
compañeros de Pepsi-Cola, algunos analfabetos, dicha capacidad fue temporal y
seguida de un período de notable falta de memoria. (Maria del Carmen García).
Fue su
sobrina Mari Carmen a quien manifestó este sorprendente conocimiento de leyes
que el Señor
le concedió para que resolviera problemas de sus compañeros. Efectivamente,
Víctor no estudió leyes, después, dos de sus hijos terminaron la carrera de
derecho y trabajando uno en Gas Butano y otro en Telefónica como asesores
jurídicos. El conocimiento y aplicación de leyes que tuvo por un tiempo, el
mismo Víctor lo califica de sorprendente.
Por su
caridad hacia los compañeros de la fábrica Embotelladora de Pepsi-Cola y el deseo
de ayudarles en sus dificultades, el Señor le capacitó para cumplir con
esa misión. Y para defender sus derechos, no dudó en llevar a juicio a los
dirigentes de la empresa aún corriendo el riesgo de que le expulsaran. Para
los casos más difíciles, acudía a consultar a su buen amigo el Dr. Izquierdo, abogado
siempre dispuesto a echarle una mano de manera gratuita.
Años más
tarde, cuando le eligieron Hermano Mayor de la Congregación de Seglares de San
Felipe Neri, durante los nueve años que permaneció en el cargo, tuvo que hacer
frente a problemas muy serios, y nunca le tembló el pulso para hacerlos frente,
como cuando tuvo que llevar a los tribunales a la importante empresa Ibertubo,
en que la Congregación había invertido sus fondos con la esperanza de que se
convirtieran en una fuente fija de ingresos para ayuda de los enfermos del
Hospital Francisco Franco, hoy Gregorio Marañón, pleito que duró varios años,
pero que terminó ganando y así garantizó la ayuda a los enfermos.
Fueron años
en que se puso de relieve su facilidad para tratar con abogados, notarios y
empresarios con la mayor naturalidad, tomando en cada momento la decisión más
adecuada contando siempre con la aprobación de la Junta de Ancianos. Mucho le
deben los enfermos pobres y la Congregación de seglares de San Felipe Neri. Al
terminar su mandato, la Congregación estaba instalada en Casa propia, que
Víctor había preparado, previendo que un día les desalojarían del Hospital,
como sucedió, y con recursos para seguir haciendo su obra de caridad con los
enfermos.
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