sábado, 22 de febrero de 2020

Florecillas. Pronto podré amar al Amado.

Víctor enfermo atendido por su hija Teresa y su nieta Sara


Mi corazón cada vez está más enfermo, presiento que a este ritmo, pronto podré amar al Amado en su plenitud.

Cuando Víctor tenía 61 años y trabajaba como empleado en la Embotelladora de Pepsi-Cola, en el reconocimiento médico que le hicieron en el Hospital 1º de Octubre, el diagnóstico fue: “Cardiopatía isquémica con prueba de esfuerzo positiva para bajas cargas y con talio positivo en cara anterior. Taquicardia parosística supraventricular controlada con medicación”. Y se le aconsejaba: “Este enfermo debe evitar esfuerzos mayores que moderados e igualmente evitar las situaciones de estrés emocional o todas aquellas situaciones en las que le produzcan dolor precordial. Dada la situación clínica sería aconsejable solicitar la incapacidad laboral”.

Con este diagnóstico Víctor sintió muy cercana la muerte. Los doctores le propusieron una operación del corazón, pues de lo contrario no podría vivir más de un año, pero él lo rechazó diciendo: Que sea lo que Dios quiera. Y es que era justo lo que esperaba para poder encontrarse con el Amado cuanto antes y gozar de su amor en plenitud y para siempre.

Víctor acompañado por sus nietos Carlos y Rebeca

Así se lo manifestó a su hija Begoña, cuando enfermo del Alzheimer meses antes de morir, en un momento de lucidez le preguntó: “Papá, ¿Quieres morir? Y se le iluminó el rostro de alegría y la contestó: “Sí, pero cuando Dios quiera”.

Años antes, cuando aún no padecía de Alzheimer exclama: “¡Oh muerte deseada que te haces esperar! Paso a paso te persigo hasta que te pueda encontrar”. Era un deseo cada vez más apremiante. Gozaba mucho con su esposa, sus hijos y sus nietos, pero su corazón estaba puesto en el Amado y con él quería encontrarse cuanto antes.
Cuántas veces gritaría como Santa Teresa: “¡Ay, que larga es esta vida, / que duros estos destierros, /esta cárcel, estos yerros /en que el alma está metida!” Y cuántas se habrá aplicado a sí mismo esta estrofa:

Sólo con la confianza
vivo de que he de morir,
 porque muriendo, el vivir
me asegura mi esperanza.
Muerte do el vivir se alcanza,
no te tardes, que te espero,
Que muero porque no muero.


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