Una
de las hijas de Víctor, conserva un libro dedicado a su padre por D. Ramón
Pedreira Ancochea: “A mi amigo D. Víctor Rodríguez Martínez ofrezco con
alegría este poderoso auxiliar en el camino de la santidad”. Se trata
de: “Meditaciones Espirituales para todos los días del año,
sacados en parte de las del V. P. Luis de la Puente de la Compañía de Jesús por
el P. Francisco de Paula Garzón”.
D.
Ramón Pedreira fue durante muchos años director espiritual de Víctor. Esa
dedicatoria es señal de la amistad que había surgido entre ellos y del interés
que tenía en que Víctor dispusiera de libros espirituales que le ayudasen a
alcanzar la cima de la perfección.
Los
libros de meditaciones más usados en las comunidades religiosas contemplativas
por lo que ayudaban a meditar en los misterios cristianos, fueron los de Fray
Luis de Granada y del P. Luis de la Puente. Se trataba de meditaciones para
cada día de la semana, unas para la mañana y otras para la tarde.
Meditaciones espirituales del P. Francisco de Paula Garzón. |
Lo que hizo el P. Francisco de Paula Garzón, aprovechando los temas de las meditaciones del P Luis de la Puente, es adaptarlas a los tiempos litúrgicos y poner una meditación para cada día del año. De ahí que se desarrolle en 3 volúmenes: El primero va del día primero del año hasta Pascua de Resurrección; el segundo desde Resurrección hasta el 31 de agosto; y el tercero desde el uno de septiembre hasta el último día del año, lo que supone que el regalo sería de los tres volúmenes publicados en Madrid en 1900.
Víctor,
asiduo lector de temas espirituales para descubrir la voluntad de Dios en las
circunstancias que le tocó vivir, se sirvió siempre de libros espirituales,
especialmente del Nuevo Testamento y de las obras de San Juan de la Cruz, pero
no fueron los únicos.
Su
director espiritual sabía que Víctor dedicaba muchas horas a la oración, pero
que pasaba días de total aridez en que nada sentía. Posiblemente pensando en
esos momentos de aridez, le hizo este regalo para que, cuando nada sintiera, contase
con esta buena ayuda.
Víctor,
años más tarde, partiendo de su experiencia, al hablar de esos momentos de
aridez, aconseja que se tome algún libro de meditaciones y se lea hasta que
surja en el corazón algún sentimiento.
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