Parroquia de San Clemente Romano en la actualidad. |
Moviéndose
siempre a impulsos de su gran corazón buscó hasta los bancos usados de las
iglesias que se renovaban, y acudió a las Madres Carmelitas de la Aldehuela por
si podían proporcionarle la megafonía para el templo, encontrando respuesta
satisfactoria. En esos años estaba de priora de esta comunidad de carmelitas la
Madre Maravillas de Jesús, hoy ya Santa Maravillas (Vida…. p. 98).
Lo
primero que hizo al llegar a Madrid e instalarse en el barrio Oroquieta, fue
buscar la parroquia del barrio para asistir a los actos religiosos y con lo que
se encontró fue con una parroquia que estaba funcionando en los bajos de un
edificio y carente de las cosas más elementales para la digna asistencia de los
fieles. Y Víctor, pobre de solemnidad, se ofreció al párroco para
ayudarle en lo que pudiera. Y, ¿en que podría ayudarle él, pobre de
solemnidad?
Seguro
que el párroco, al verle tan pobre, no se haría mucha ilusión, ni esperaría nada
de su colaboración para lo que necesitaba, pero curiosamente después reconoció
su ayuda verdaderamente eficaz. Comenzó con otro compañero a visitar a los
vecinos recién llegados como él al nuevo barrio pidiendo colaboración, aunque
en muchos casos no fueran bien recibidos, visitó iglesias del centro de Madrid
que andaban cambiando sus bancos para que le regalaran los que desechaban, y hasta
se atrevió a dirigirse a las Carmelitas Descalzas de la Aldehuela, de las que
era superiora la hoy Santa Maravillas, pidiendo un equipo de megafonía, con
excelente resultado.
Bancos viejos y usados como los que conseguía Víctor. |
¡Cómo
no recordar lo que la sucedió a Santa Teresa en la fundación de Toledo con el pobre Andrada! Llevaba meses buscando casa
para fundar en la ciudad sin resultado y se le presentó el pobre Andrada
enviado por Fr. Martín de la Cruz, que se puso a su disposición. Aunque a las
monjas que la acompañaban, al ver su extrema pobreza les pareció un disparate,
le pidió ese favor y, según dice la Santa, “a él se le hizo muy fácil y me dijo
que la buscaría. Luego otro día de mañana, estando en misa en la Compañía de
Jesús, me vino a hablar y dijo que ya tenía la casa, que allí traía las llaves,
que cerca estaba, que la fuésemos a ver, y así lo hicimos; y era tan buena que
estuvimos en ella casi un año”. E inmediatamente añade: “Muchas veces,
cuando considero en esta fundación, me espantan las trazas de Dios, que había
casi tres meses que habían andado dando vueltas a Toledo para buscarla personas
tan ricas, y como si no hubiera casas en Toledo, nunca la pudieron hallar. Y
vino este mancebo, que no lo era, sino harto pobre, y quiere el Señor que luego
la halla” (F. 15, 8).
Dios
se sirve de los pobres y sencillos que ponen su confianza en Él para realizar
sus obras. Víctor es un buen ejemplo.
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