Había errores por todas partes. |
Como
los acontecimientos se precipitaban e iban inundando nuestra sociedad de
errores por todas partes, que afectaban incluso a los seres más queridos, no
encontré otro remedio mejor que incrementar la oración, ya que sólo Dios esos
males puede remediar. Entonces ya tenía experiencia de la eficacia de la
oración, ya me había pasado muchas horas enteras adorando al Santísimo en la
custodia. Allí las noches parecían eternas, me hacían reflexionar en la oración
del Huerto de los Olivos y toda esa noche amarga que pasó el Señor, quien
fuerte me hacía en el sufrimiento.
Sin
duda que el cambio radical en la sociedad española al implantarse la democracia
le afectó de lleno a Víctor, no tanto por los cambios sociales, cuanto por los
cambios religiosos. Muchos adoptaron una postura de indiferencia y hasta
abandonaron las prácticas religiosas, como lo pudo comprobar, no sólo entre
compañeros de la fábrica, sino también entre familiares, algunos muy cercanos.
Santa: Teresa: Determiné hacer eso poquito que era en mí. |
¿Qué
hacer en esas circunstancias? ¿Lamentarse? ¿Criticar la situación con los
amigos? ¿Servirían de algo las críticas y los lamentos? Seguro que no, sino más
bien para amargarse y pasar malos ratos. Víctor recordó lo que Santa Teresa
había hecho ante la crisis que pasó la Iglesia en sus días a causa de los
protestantes y optó por seguir su ejemplo. ¿Y qué es lo que hizo Teresa? Nos lo
dice en pocas palabras: “Parecíame que mil vidas pusiera yo para remedio de
un alma de las muchas que allí se perdían. Y como me vi mujer y ruin e
imposibilitada de aprovechar en lo que yo quisiera en el servicio del Señor, y
toda mi ansia era, y aún es, que pues tiene tantos enemigos y tan pocos amigos,
que esos fuesen buenos, determiné hacer eso poquito que era en mí, que es
seguir los consejos evangélicos con toda la perfección que yo pudiese”.
(Camino 1, 2).
A
eso se llama ser realista: “Hacer eso poquito que era en mí”, y
hacerlo con la mayor perfección posible y con el deseo de servir al Señor para
conseguir la salvación de los demás. Eso mismo es lo que hizo Víctor: “No
encontré otro remedio mejor que incrementar la oración, ya que sólo Dios esos
males puede remediar”. Eso sí lo podía hacer y lo hizo.
Suele
decirse que la historia se repite. En el fondo vivimos situaciones semejantes.
Hay mucha indiferencia religiosa, algunos creyentes no dan valor a las
prácticas religiosas, escasean las vocaciones sacerdotales, etc. ¿Qué hacer
ante esas situaciones? Santa Teresa de Jesús y Víctor nos indican que cada creyente
debe hacer “eso poquito que depende de él, y hacerlo con amor”.
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