D. Quinidio Martín y su esposa Dª. Carmen Díez |
Conocimos
a Víctor aquí en Villarmienzo. Venía desde Velillas del Duque, donde vivía, a
oír misa cuando no la había en Velillas y la había aquí en el pueblo. Venía
siempre andando cualquiera fuera la inclemencia del tiempo. Comulgaba siempre
en la misa. Solía llegar a la misa antes que el párroco y hasta que llegaba el
párroco, se ponía a hablar muy amablemente con la gente.
Era
una buenísima persona y el párroco le tenía por santo, como a veces así nos lo
decía. ¡Qué testimonio no habría dado el párroco sobre la vida santa de Víctor
si le hubiera sobrevivido!, pero falleció antes que Víctor. Y no sólo el
párroco le tenía por santo, sino que por tal le teníamos todos los que le tratábamos.
Nosotros damos fe de que era un santo de cuerpo entero.
Panorámica de Villarmienzo. |
Siempre
estaba sonriendo. Era muy amable con la gente. Su vida era de una entrega
total a Dios y a los hermanos. Un gran ejemplo para nuestra generación y para
las generaciones venideras.
Por
eso es tan importante que se le beatifique y se le canonice cuanto antes, para
que todo el mundo conozca lo santa que fue su vida y arrastre a las almas a
llevar una vida de tanta entrega a Dios y a los hermanos, que es en lo que
consiste la santidad, como lo fue la suya.
Esperamos
que así sea y que sea cuanto antes.
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