sábado, 2 de marzo de 2019

Florecillas. Marido maravilloso.

Víctor y Asunción caminando cogidos de la mano.


En los 65 años que hemos vivido juntos, hemos estado siempre muy unidos el uno al otro y los dos en el Señor. Ha sido un marido maravilloso. Mejor imposible.

A medida que vamos conociendo a Víctor somos más conscientes de que su entrega al Señor fue incondicional desde el momento de su conversión. Ante una entrega tan singular, pudiera surgir la duda de que su dedicación familiar hubiera sufrido detrimento. ¿Es compatible una vida intensa de trabajo, haciendo incluso horas extraordinarias, una delicada atención a enfermos y tantas horas de oración diaria, con una vida familiar ejemplar?

Víctor y Asunción con sus nietas Rebeca y Sara.
Pues efectivamente es una de las preguntas que algunos se hacen por considerarlas incompatibles a primera vista, lo que se convertiría en un gran obstáculo para su  beatificación. Pero la opinión de su esposa, la de sus hijos, nietos  y familiares cercanos, es muy distinta. El testimonio de su esposa es contundente y no deja lugar a dudas: “Ha sido un marido maravilloso. Mejor imposible”.

Excepto el día que se pasaba la noche fuera de casa para asistir a su turno de adorador nocturno, ¿dónde se pasaba horas y horas de oración? En su propio hogar, eso sí, en detrimento del sueño, pero no de su vida familiar. Es más, al no salir a los bares ni a otro tipo de actividades tan comunes en muchos esposos, pocos maridos habrán pasado tantas horas en el hogar con su esposa y atendiendo y preocupándose de sus hijos como Víctor.

Víctor y Asunción con familiares en su casa de Velillas del Duque.

Si se pasaba algunos días de vacaciones en el desierto carmelitano de Batuecas, era con consentimiento pleno de su esposa y de las dos hijas pequeñas que quedaban en el hogar. Y no sólo se lo consentían, sino que hasta le animaban, porque a su regreso notaban que irradiaba una paz muy especial solamente explicable por su experiencia de Dios. En pocos casos pueden estar tan confiados la esposa y los hijos como en el de Víctor, como consta por las numerosas escenas que sus hijos y nietos recuerdan de las atenciones y detalles que con ellos tenía y por las que tanto le querían.

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