El P. José Francisco el día de su profesión religiosa. |
Viendo
lo inseguro que era todo lo terreno, buscó su seguridad en Dios, a quien se
entregó cada vez más del todo hasta el final de su vida. Al verse arruinado,
acudió a mí para que yo le ayudara a encontrar trabajo, lo que no era fácil
conseguir, por la edad que tenía y por los hijos que tenía. Él me manifestó que
le gustaría trabajar de camillero en algún hospital o sanatorio, pues así, al
tiempo que trabajaba, podía atender con amor a los pacientes. (Ya estaba
convertido), pero el trabajo que le encontré fue en la fábrica Embotelladora de
Pepsi Cola de Madrid a través de un dirigido espiritual mío que tenía gran
amistad con el dueño de la fábrica Embotelladora de Pepsi Cola.
En
el orden material le ayudé a él y a su familia todo cuanto pude, pero en el
orden espiritual fui yo quien recibí la ayuda de él, con lo que me pagó con
creces lo que con tanto amor había hecho por él y por los suyos, pues a él le
debo la conversión de la vida mundana que yo llevaba por aquel entonces.
P. José Francisco bautizando a Ignacio, nieto de Víctor. |
Mi
conversión se debió a que, viendo y viendo yo la vida tan santa que él llevaba
después de su conversión y lo poco entregada al Señor que era la mía por aquel
entonces, siendo yo religioso y él seglar, me hizo reflexionar y fue así como
el Señor me concedió también a mí el don de la conversión, con la diferencia de
que Víctor, a partir de su conversión, se entregó del todo al Señor y cada vez
de más a más, y la mía siempre dejó mucho que desear.
Este
es el primer hecho al parecer milagroso atribuible a Víctor de los que hasta
ahora se conocen, ya que ocurrió no sólo en vida de Víctor, sino más de
cuarenta años antes de su muerte, y como tal lo relato.
Creyendo
que para salir de aquella vida tan relajada que yo llevaba antes de mi
conversión, podía favorecerme salir de Madrid donde vivía, pedí al P.
Provincial (P. Segundo Fernández) el ir a Argentina, favor que el P. Provincial
me concedió con mucho gusto, viendo cuales eran los motivos por los que yo se
lo pedía.
P. José Francisco junto a Víctor en la 1ª. Comunión de Rebeca. |
En Argentina
estuve siete años, pasados los cuales, el mismo P. Segundo, que había vuelto a
ser elegido Provincial, me destinó de nuevo a Madrid y allí pasé nueve años.
Durante estos nueve años, me veía con frecuencia con Víctor ya que él estaba
por entonces trabajando en Madrid. De ahí pasé a Toledo, donde también nos
veíamos, aunque no con tanta frecuencia. Pasados los tres años de estar en
Toledo, pedí ir a República Dominicana de misionero y allí estuve trece años.
Este tiempo fue el que menos comunicado estuve con Víctor. Aunque nos
escribíamos periódicamente.
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