sábado, 22 de septiembre de 2018

Habla Víctor. Si perfecto quieres ser.

San Juan de la Cruz maestro espiritual de Víctor.


Si perfecto quieres ser, tu voluntad venderás, a los pobres la darás. A Cristo por mansedumbre y humildad irás, hasta la muerte le seguirás.

En “Dichos de luz y amor” de San Juan de la Cruz, hay uno que dice: “Si quieres ser perfecto, vende tu voluntad y dala a los pobres de espíritu, y ven a Cristo por la mansedumbre y humildad y síguelo hasta el Calvario y sepulcro” (D. 176).

Como pueden comprobar, el contenido es el mismo, pero Víctor no lo dice como aviso o consejo para los demás, como es el caso de San Juan de la Cruz, aunque también lo puso en práctica, sino como experiencia de su propia vida.

Una vez más recordamos que estos escritos autobiográficos de Víctor fueron como un “diario de su vida” escrito cuando notó que la memoria le fallaba para poder recordar sus experiencias para dar gracias a Dios, más que para darlos a conocer. También debemos tener en cuenta que, para expresar sus experiencias espirituales, acude con frecuencia a su maestro San Juan de la Cruz del que, a veces, hasta toma las palabras. 

San Juan Crisóstomo defensor de los pobres.

Desde su conversión, entregó su voluntad a Cristo y la puso al servicio de los demás. Se tomó en serio lo de “hágase tu voluntad”, no la mía, y como la voluntad de Dios es que consideremos a los pobres como a Él mismo, eso es lo que hizo Víctor a lo largo de su vida. En los pobres veía al mismo Cristo y por eso los amaba tanto.

No consta que entre las lecturas que hizo de los Santos Padres se encontrase la de San Juan Crisóstomo que habla de la limosna como mucho más grata a Dios que todas las riquezas que puedan ofrecerse para ornato de sus templos, pero sí las puso en práctica. Dice este santo:

“¿Deseas honrar el cuerpo de Cristo? No lo desprecies, pues, cuando lo contemplas desnudo en los pobres, ni lo honres aquí, en el templo, con lienzos de seda, si al salir lo abandonas en su frío y desnudez. Porque el mismo que dijo: Esto es mi cuerpo, y con su palabra llevó a realidad lo que decía, afirmó también: Tuve hambre y me disteis de comer, y más adelante: Siempre que dejasteis de hacerlo a uno de estos pequeñuelos, a mí en persona lo dejasteis de hacer. El templo no necesita vestidos y lienzos, sino pureza de alma; los pobres, en cambio, necesitan que con sumo cuidado nos preocupemos de ellos.

Pobres necesitados de ayuda

Debes tributar al Señor el honor que él mismo te indicó, distribuyendo tus riquezas a los pobres. Pues Dios no tiene necesidad de vasos de oro, pero sí, en cambio, desea almas semejantes al oro. Porque, si Dios acepta los dones para su templo, le agradan, con todo, mucho más las ofrendas que se dan a los pobres. ¿De qué serviría adornar la mesa de Cristo con vasos de oro, si el mismo Cristo muere de hambre? Da primero de comer al hambriento, y luego, con lo que te sobre, adornarás la mesa de Cristo”.

Víctor, cuando el Señor necesitó una nueva iglesia parroquial para atender a los fieles, ayudó todo lo que pudo en su construcción, pero su verdadero afán siempre fue ayudar a los pobres.






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