sábado, 15 de septiembre de 2018

Florecillas. Estate tranquila.

Parroquia San Juan de la Cruz en Madrid.


Teníamos un conflicto laboral entre la empresa y los empleados, debido a que la empresa quería imponer una nueva ordenanza laboral que los empleados no queríamos aceptar y llevamos el asunto a los tribunales. Víctor y yo éramos los representantes de los trabajadores, él representaba a los obreros y yo al personal administrativo. Entonces. El día del juicio, antes de llegar a la sala del Tribunal donde iba a tener lugar el juicio, Víctor entró en una iglesia (la de San Juan de la Cruz) y cuando salió me dijo: “Estate tranquila, que vamos a ganar”.

Entramos en la Sala y el Presidente de la Sala me pidió a mí que expusiera el problema. Nosotros llevábamos un abogado para que hiciera eso, pero el Presidente de la Sala dijo que no. Que lo expusiera yo. Yo me eché a temblar por miedo a no hacerlo bien, porque soy una persona nerviosa y no estaba acostumbrada a hablar en público. Me serené inmediatamente y expuse todo el tema claramente con una voz serena como si me lo estuvieran diciendo. Yo me sorprendí toda mi vida de aquello y entendí que había sido un milagro que Víctor había conseguido del Señor cuando entró a hablar con Él a la Iglesia antes de entrar en el tribunal” (Carmen Arias).

Joven haciendo la defensa ante un juez.

Por su parte,  Daniel Colorado, compañero de Víctor en la empresa de Pepsi-Cola, señala que el motivo de ese juicio se debió a que, al llegar un nuevo Director, intentó suprimir a los trabajadores de primera categoría, que tenían mejores sueldos y dejar solamente los de segunda categoría, y que fue precisamente Víctor el que llevó el asunto al tribunal como representante que era del comité de empresa, a pesar de que él no se beneficiaba para nada en ese asunto, ya que él trabajaba como peón.

¿Y qué es lo que sucedió en el juicio? Nos lo cuenta el mismo Daniel Colorado con estas palabras: Víctor sabía que el Director de la empresa tenía comprados a los jueces y se pasó orando todo el tiempo que duró el juicio. Y que pasara lo que Dios quisiera. Y lo que Dios quiso fue que siguieran en la Empresa las clases de primera y de segunda, que era lo que él defendía, tal como él se lo había pedido al Señor durante todo el tiempo que duró el juicio”.

Juez dictando sentencia.

Así se explican algunas cosas, como que al tener comprados a los jueces, el Presidente del tribunal no dejase hablar al abogado defensor, que era lo normal y lo haría con brillantez, sino que exigió que lo hiciera Carmen Arias, representante del personal administrativo, que difícilmente podría hacer una buena defensa, pues no estaba preparada ni capacitada para ello. Y también se explica que Carmen Arias superase su nerviosismo e hiciera una buena defensa de lo que ella misma quedó maravillada hasta el punto de reconocer: “Me sorprendí toda mi vida de aquello y entendí que había sido un milagro que Víctor había conseguido del Señor” Y es que Víctor, no solamente se lo pidió al Señor en la iglesia de San Juan e la Cruz, sino que durante el juicio no cesó de pedírselo. Por eso no es extraño lo que dice Carmen: “Expuse todo el tema claramente, con una voz serena, como si me lo estuvieran diciendo”.




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