Pepsi-Cola, empresa en la que trabajaba Víctor. |
“Como
Víctor era el representante de empresa de la fábrica, y no le pillaban en nada,
la empresa ofreció dos pisos a los trabajadores más necesitados, de los cuales
uno debía ser designado por Víctor. Esto lo hacían porque sabían que Víctor
vivía en un piso alquilado y que estando necesitado de piso, fuera a él a quien
se asignara el piso, con lo cual el comité de obreros de la empresa, que
era el que representaba Víctor, quedaba vendido a la empresa, pues entonces
Víctor se vería obligado a defender los intereses de la empresa en lugar de
defender los intereses de los trabajadores a los que él representaba y por los
que él trabajaba. Pero Víctor no cayó en la trampa, sino que me preguntó a mí a
quien me parecía que debía ser la persona a la que se podía asignar el piso
ofrecido por la empresa y al que yo le dije se lo asignó”. (Daniel
Colorado).
Es
posible que, como insinúa Daniel Colorado, la empresa tuviera la intención de
que Víctor cayera en la trampa de asignarse a sí mismo ese piso que estaba
ofreciendo para que perdiera el prestigio y autoridad que tenía frente a los
demás trabajadores que, aun siendo de superior categoría laboral, le habían
elegido como su representante, pero eso era no conocer a Víctor. ¿Iba a
asignarse a sí mismo ese piso, aunque lo necesitase, un hombre que hacía horas
extraordinarias para ayudar a los pobres?
Ciertamente
vivía en piso alquilado y pequeño, pero suficiente para cubrir las necesidades
de su familia que no quería acumular y menos aún alardear de bienes materiales,
sino que intentaba asemejarse al hogar de Nazaret en el que Jesús, María y José
vivieron pobremente y se ganaron el sustento día a día.
Lo
que sí agradeció Víctor, fue la oportunidad que le brindaron de ayudar a un
compañero más necesitado. Y ni siquiera se permitió el lujo de elegir a un
amigo suyo, que le quedaría para siempre agradecido, sino que le pidió a su
compañero Daniel que fuera él quien determinara la persona. De esta forma, ni
siquiera tendría que agradecerle nada a Víctor.
El
que hace las cosas con amor y por amor, no busca nunca el reconocimiento ni la
recompensa. Bastante recompensa es hacer el bien. Para quien tanto amaba a los
pobres, su mayor alegría fue convertirse en instrumento o medio para remediar a
toda una familia.
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