Vista panorámica de Vigo. |
Purificación
Blanco Cantero, vecina de Vigo, madre de familia, nos habla de la ayuda
recibida de Víctor para comprender a sus hijos.
Desde
que conocí a Víctor, mi alma está serena y en los contratiempos de la vida
tengo paz y las espinas me dan alegría, porque estamos viviendo en un mundo muy
complejo y pido al Señor que toque los corazones de las personas que gobiernan
España, para que gobiernen España como la gobernaría Víctor y los que como él
siguieron las huellas de Jesús.
Iglesia del Carmen de Vigo |
Aunque
yo desde niña conocía la oración, desde que conocí a Víctor, mi vida de oración
es más fuerte y acepto mejor los contratiempos. De mis hijos pensaba
que como madre tenía que darles la educación y formarles para que fueran buenas
personas y ahora recibo de ellos malas contestaciones, incluso se meten conmigo.
En lugar de preguntarme: ¿cómo estás?, cuando se juntan dos o tres, hablan
contra mí. Pareciera que no tienen otro tema de conversación. Antes me enfadaba.
Desde que conocía a Víctor, todo lo recibo con paz y tranquilidad. No les
contesto. Lo ofrezco todo por todos los jóvenes y por ellos mismos para
que el Señor les dé la suficiente entereza para ser buenos cristianos y eduquen
a sus hijos en la ley de Dios.
Es
tanta la felicidad que siento y la fuerza desde que conozco a Víctor, que es
como si fuera un hermano que yo llevo conmigo y le pido que él me ayude a
comunicarme con el Señor como él lo hacía, porque según camino, mi mente se
eleva al cielo y hablo con el Señor, pero siempre pidiéndole a Víctor que me
acompañe y me consiga del Señor la serenidad, y tengo mucha alegría interior y
exteriormente también, porque siempre llevo una sonrisa en la cara, porque los
pesares de la vida no me hacen mella. Pienso que comparado lo mío con lo que él
pasó, lo mío no es nada. Son arenillas en el zapato, pero el Señor, por
mediación suya, me ayuda a ser fuerte y alegre y tratando siempre de devolver
bien por mal.
Museo Quiñones de León en Vigo |
Yo
siento ansias de que cambie el mundo, pero yo sé que yo sola no voy a
conseguirlo, pero puedo seguir intentando cambiarme a mí y dar, por donde pase,
paz y alegría a los demás. Y de hecho, el Señor, gracias a Víctor, me va
fortaleciendo y voy comprendiendo mejor el Evangelio y las Escrituras. Yo sé
que él está teniendo mucha influencia en mí.