sábado, 30 de junio de 2018

Gracias y favores Aurora de San José

Iglesia del monasterio de San José del monasterio de Salamanca.



Se trata de un testimonio que la hermana Aurora de San José, carmelita descalza, residente actualmente en el monasterio de Salamanca, envió al P. José Francisco con el que mantiene frecuente comunicación desde que se conocieron cuando ambos residían en Valladolid.

Perdone mi retraso en manifestar públicamente mi gratitud a Víctor, aunque en mi corazón sí que la tengo perenne junto con mi admiración y compañía. ¿A quién nos vamos a arrimar sino a aquellos que fueron Amigos del Señor? Y más en estos tiempos tan desordenados y que la vida gira tan alejada de Dios.

Gracias por el libro y por todas las noticias que nos manda, que aunque se lean en comunidad, a mí me gusta saborearlas detenidamente. No deje de encomendarme, yo también lo recuerdo y para que la causa de Víctor siga adelante.

Carmelitas descalzas de Salamanca orando en el coro.


Quiero decir algo sobre nuestro hermano Víctor Rodríguez, a quien desde que conocí su impactante vida, como la llama nuestro querido P. José Vicente, en la preciosa vida que ha escrito sobré él –y que recomiendo que lean- le tengo una especial veneración, porque realmente el Señor hace maravillas por medio de él.

Soy carmelita descalza y quiero dar testimonio de cuánto puede ayudarnos. Al final de este invierno tuve un catarro fortísimo que me produjo, entre otras cosas, una sinusitis con tanta abundancia de mucosidad, que me tenía toda la cara congestionada con unos picores insoportables, especialmente la nariz que parecía que me la iba a arrancar.
Una noche, después de la cena, subí a mi habitación con la intención de acostarme por lo mal que me sentía y pensando ir al día siguiente al médico. En ese momento vi la estampa de Víctor, la besé con gran confianza, y me la puse en la cara pidiéndole que si era voluntad del Señor me ayudase. Al contacto con la estampa sentí tal contento y gozo interior a la vez que una gran seguridad, que bajé a la recreación y al preguntarme la Priora cómo seguía, le dije con todo aplomo y sin la menor duda: Estoy totalmente curada, quedándose ella totalmente extrañada. Y así fue. Había desaparecido radicalmente todo malestar.

Monasterio actual en las afueras de Salamanca


Cada día quiero y venero más a Víctor y me encomiendo a él para que me alcance esa fidelidad y correspondencia que él tuvo a las gracias de Dios.

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