Iglesia del monasterio de San José del monasterio de Salamanca. |
Se
trata de un testimonio que la hermana Aurora de San José, carmelita descalza, residente
actualmente en el monasterio de Salamanca, envió al P. José Francisco con el
que mantiene frecuente comunicación desde que se conocieron cuando ambos
residían en Valladolid.
Perdone
mi retraso en manifestar públicamente mi gratitud a Víctor, aunque en mi
corazón sí que la tengo perenne junto con mi admiración y compañía. ¿A quién
nos vamos a arrimar sino a aquellos que fueron Amigos del Señor? Y más en estos
tiempos tan desordenados y que la vida gira tan alejada de Dios.
Gracias
por el libro y por todas las noticias que nos manda, que aunque se lean en
comunidad, a mí me gusta saborearlas detenidamente. No deje de encomendarme, yo
también lo recuerdo y para que la causa de Víctor siga adelante.
Carmelitas descalzas de Salamanca orando en el coro. |
Quiero
decir algo sobre nuestro hermano Víctor Rodríguez, a quien desde que conocí su
impactante vida, como la llama nuestro querido P. José Vicente, en la preciosa
vida que ha escrito sobré él –y que recomiendo que lean- le tengo una especial
veneración, porque realmente el Señor hace maravillas por medio de él.
Soy
carmelita descalza y quiero dar testimonio de cuánto puede ayudarnos. Al final
de este invierno tuve un catarro fortísimo que me produjo, entre otras cosas,
una sinusitis con tanta abundancia de mucosidad, que me tenía toda la cara
congestionada con unos picores insoportables, especialmente la nariz que
parecía que me la iba a arrancar.
Una
noche, después de la cena, subí a mi habitación con la intención de acostarme
por lo mal que me sentía y pensando ir al día siguiente al médico. En ese
momento vi la estampa de Víctor, la besé con gran confianza, y me la puse en la
cara pidiéndole que si era voluntad del Señor me ayudase. Al contacto con la
estampa sentí tal contento y gozo interior a la vez que una gran seguridad, que
bajé a la recreación y al preguntarme la Priora cómo seguía, le dije con todo
aplomo y sin la menor duda: Estoy totalmente curada, quedándose ella totalmente
extrañada. Y así fue. Había desaparecido radicalmente todo malestar.
Monasterio actual en las afueras de Salamanca |
Cada
día quiero y venero más a Víctor y me encomiendo a él para que me alcance esa
fidelidad y correspondencia que él tuvo a las gracias de Dios.
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