miércoles, 6 de junio de 2018

Habla Víctor Matrimonio

Primera foto de Víctor y Asunción después de su matrimonio


Cuando al matrimonio llegamos, unidos en Dios quedamos. Al aceptar cuantos hijos nos dabas, de gracias nos llenabas. A la Iglesia los llevamos para hacerlos cristianos. Caminos distintos siguieron, porque libres fueron. Los frutos que cosecharon, fueron los que cultivaron.

Víctor contrajo matrimonio con Asunción Merino Cuadrado, como consta por la partida de matrimonio que dice:

 “D. Víctor Rodríguez Martínez, natural de Quintanadiez de la Vega, Diócesis de Palencia, de 23 años de edad, de estado soltero, hijo de D. Daniel Rodríguez y de Margarita Martínez, y Dª. Asunción Merino Cuadrado, natural de Bustillo de la Vega, diócesis de Palencia, domiciliada en Quintanadiez, provincia de Palencia, de 22 años de edad, de estado soltera, hija de D. Martín Merino, y de Dª. Aquilina Cuadrado.
Contrajeron matrimonio el día 24 de julio de 1948, en la Iglesia Santuario de la Virgen del Valle (Saldaña). Asistió al matrimonio el presbítero D. Federico Campo, párroco de Quintanadiez de la Vega”.
Fueron testigos: Macario Lozano y Atanasio González
Los padrinos fueron Crescencio Rodríguez y Evangelina Merino”.

Víctor con sus hijos en que falta Eva, la más pequeña.

Cuando al matrimonio llegamos, unidos en Dios quedamos. En estas breves palabras demuestra que tenía un concepto claro de lo que hacía al recibir ese sacramento. Seguro que Víctor no conocía las normas que la Iglesia establece en el Código de Derecho Canónico acerca de “la alianza matrimonial por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole” (C. 1055); pero sí que “las propiedades esenciales del matrimonio son la unidad y la indisolubilidad, que en el matrimonio cristiano alcanzan una particular firmeza por razón del sacramento” (C. 1056).

También conocía muy bien la respuesta que Jesús dio a los fariseos cuando le preguntaron si estaba permitido el divorcio, a lo que responde: “Ya al principio el creador los hizo varón y hembra, y dijo: Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos un solo ser. De modo que ya no son dos, sino un solo ser; luego, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre” (Mt 19, 4-6).
 
Víctor ya anciano con Asunción
Al aceptar cuantos hijos nos dabas, de gracias nos llenabas. El matrimonio, instituido por Dios y elevado por Cristo a la categoría de Sacramento, está ordenado a la generación y educación de la prole. Víctor y Asunción cumplieron fielmente con esa misión. La mejor prueba es que tuvieron hasta diez hijos, aunque tres fallecieron casi al nacer, y que, si el primero, José Francisco, fue para ellos una bendición y una gracia, así lo fueron todos hasta Eva, la última de sus hijos.

A la Iglesia los llevamos para hacerlos cristianos. Caminos distintos siguieron. A todos trataron de darles una formación adecuada, muy superior a la que ellos recibieron, pero de lo primero que se preocuparon fue de hacerlos cristianos y darles buen ejemplo de vida.


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