sábado, 25 de noviembre de 2017

Abriendo ventanas


Hasta este momento, a través de este blog, hemos ofrecido una visión general de la vida y virtudes de de Víctor, padre de familia, cristiano verdaderamente ejemplar que logró la meta de la perfección cristiana mediante la práctica de la oración que le llevó a experimentar y gozar del amor misericordioso de Dios y a amar y servir a los hermanos.


A partir de ahora, vamos a profundizar en el conocimiento de su vida y de su espiritualidad, especialmente a través: A) de sus escritos, en que refleja su experiencia religiosa: “Habla Víctor”. B) de testigos que le conocieron muy de cerca y que son los que con sus datos han hecho posible la edición de la “Vida impactante de un cristiano de a pie”: “Testimonios”. C) de pequeños detalles, irrelevantes en sí mismos, pero que nos ayudarán a disfrutar de un Víctor cercano, sencillo y simpático: “Florecillas”. D) dando a conocer algunas de las gracias y favores que muchos están consiguiendo con su intercesión: “Gracias y favores”.



Fallecido Víctor el 21 de febrero de 2012, es curioso o más bien providencial, que a una de sus hijas se le ocurriera proponer a los demás hijos y a los nietos preparar algo muy especial para celebrar, el 9 de julio de ese mismo año, el cumpleaños de su esposa Asunción Merino, el primero que iba a celebrar después del fallecimiento de Víctor. La mayoría respondió a esa propuesta y el resultado fue un folleto con preciosos testimonios. Sabían que sería el mejor regalo que le podían ofrecer. Son, como dicen en la dedicatoria: “Recuerdos, vivencias, momentos especiales que cada uno tiene en su memoria y que siempre estarán en nuestro corazón”.  Merecería la pena que algún día se dieran a conocer.


No creo que se haya dado un caso semejante en la historia de las familias: reunirse el mayor número posible de hijos y nietos para celebrar y alegrar a Asunción Merino el día de su cumpleaños recordándola lo bueno y cariñoso que fue su esposo. Este regalo ha sido, sin duda, el mejor que Asunción ha recibido en su vida y lo conserva como un verdadero tesoro. De vez en cuando lo vuelve a ver y leer, y siempre que lo hace, se le saltan las lágrimas.


Algunos de esos testimonios tan espontáneos y personales, fueron posteriormente ampliados y enriquecidos. A este grupo inicial de testimonios, se fueron añadiendo otros de parientes, amigos y conocidos de Víctor que iremos dando a conocer.


Comenzaremos la sección de “testimonios” por el que consideramos el más importante de todos: el de su esposa Asunción Merino. Al ser muy mayor (ya ha cumplido 91 años) y no atreverse a escribir, prefirió que el P. José Francisco le hiciera una serie de preguntas y anotara sus respuestas. El P. José Francisco, hermano de Víctor, que ya conocía los testimonios espontáneos de sus hijos y nietos a que aludimos, le hizo una serie de preguntas que pueden ser muy importantes para su proceso de beatificación.




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