San José Patrono de la Iglesia Universal. |
La Virgen encinta, con San José va caminando. Lo manda Cirino
para empadronarse allá en Belén. De noche llegan. A buscar posada José va. Con
la puerta en las narices le van dando.
Víctor fue gran devoto de San José desde su infancia, pues en
su familia se rezaba todos los días el santo Rosario que terminaba siempre con
la oración a San José compuesta por el Papa León XIII con motivo de la
proclamación de su patrocinio sobre la Iglesia universal. Esa costumbre la pasó
a su nuevo hogar y la mantuvo hasta que el alzheimer se lo impidió. La oración
es la siguiente:
“A Vos, bienaventurado San José, acudimos en nuestra
tribulación, y después de implorar el auxilio de vuestra santísima esposa, solicitamos
también confiadamente vuestro patrocinio por aquella caridad que con la
Inmaculada Virgen María madre de Dios os tuvo unido y por el paterno amor con
que abrazasteis al Niño Jesús, humildemente os suplicamos volváis benigno los
ojos a la herencia que con su sangre adquirió Jesucristo y con vuestro poder y
auxilio socorráis nuestras necesidades. Proteged, ¡oh providentísimo custodio
de la Sagrada Familia! la escogida descendencia de Jesucristo. Apartad de
nosotros toda mancha de error y corrupción. Asistidnos propicio en esta lucha
contra el poder de las tinieblas. Y como en otro tiempo librasteis al Niño
Jesús de inminente peligro de la vida, así ahora defended a la Iglesia de las
asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad
y a cada uno de nosotros protegednos con perpetuo patrocinio, para que a
ejemplo vuestro y sostenidos por vuestro auxilio, podamos santamente vivir,
piadosamente morir y alcanzar en el cielo la eterna bienaventuranza. Amén.
Su hermana Margarita, que falleció tres meses antes de cumplir
los cien años, aunque había perdido totalmente la memoria, bastaba que
escuchara las palabras : “A vos bienaventurado San José”, para que
recitara perfectamente esta oración.
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