miércoles, 1 de marzo de 2023

Florecillas. Abuelo sabio

 Raquel con sus abuelos Víctor y Asunción
en Sabarís el día de su entrada como carmelita.

“Se me hacía extraño cuando mi madre y mis tíos comentaban que él no había sido así con sus hijos, sino más bien estricto y recto. Yo ahora veía su imagen toda bondad, todo cariño y conocimiento y sabiduría humana y de Dios que uno podía percibir claramente, aunque no tuviese fe. En este sentido, ha sido más bien su presencia, y seguro su oración, lo que me ha llevado a Dios, más que el tener conversaciones sobre estos temas, salvo algún momento puntual en mi adolescencia, en que estaba más desorientada y él me indicó que me confirmase”. Raquel.

 

Teresa, la madre de Raquel, hablando de su padre Víctor, afirma que, a raíz de su conversión, tuvo una etapa en la que fue bastante exigente con sus hijos, pues su deseo era que siguieran al Señor con el entusiasmo, entrega y amor que él lo hacía, pero sus hijos, de carácter muy independiente e influenciados por sus amigos poco creyentes, en cuanto terminaron los estudios y consiguieron trabajo, abandonaron el hogar.

 

Con sus dos hijas pequeñas, sin embargo, obedientes y muy religiosas, procedió siempre con cariño, ternura y bondad, pero fue cuando llegaron los nietos cuando salió a relucir en plenitud la parte más tierna y humana de él. Sus nietos, sin excepción, le recuerdan como el abuelo cariñoso y cercano que jugaba con ellos, compartía sus ilusiones y les enseñaba a amar a Dios con la mayor naturalidad.

 

De ahí que su nieta Raquel, hoy religiosa carmelita descalza en Sabarís, (Pontevedra) reconozca que su vocación la debe a sus oraciones y a su ejemplo, ya que, aun en los momentos de su infancia que pasó un tanto alejada del Señor: “veía su imagen toda bondad, todo cariño y conocimiento y sabiduría humana y de Dios que uno podía percibir claramente, aunque no tuviese fe”.




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