Matanza de los niños inocentes por mandato del Rey Herodes. |
Celebramos en este día la Fiesta de los Santos Inocentes, los
niños a quienes la crueldad del rey Herodes convirtió en santos mártires, los
primeros en morir por Cristo. San Quodvultdeus, obispo, nos dice que antes de
poder hablar ya confesaron a Cristo con su muerte:
“Los niños, sin saberlo, mueren por Cristo; los padres
hacen duelo por los mártires que mueren. Cristo ha hecho dignos testigos suyos
a los que todavía no podían hablar. He aquí de qué manera reina el que ha
venido para reinar. He aquí que el liberador concede la libertad, y el salvador
la salvación. Pero tú, Herodes, ignorándolo, te turbas y te ensañas y, mientras
te encarnizas con un niño, lo estás enalteciendo y lo ignoras.
¡Oh gran don de la gracia! ¿De quién son los merecimientos
para que así triunfen los niños? Todavía no hablan, y ya confiesan a Cristo.
Todavía no pueden entablar batalla valiéndose de sus propios miembros, y ya
consiguen la palma de la victoria”.
Los niños, convertidos en hijos de Dios por el bautismo, son
el mejor regalo de Dios para los padres y familiares, a la vez que todos
sentimos por ellos cariño y ternura por su sencillez e inocencia.
Los niños fueron una de las debilidades de Víctor. Les quería
de corazón, y como en esa edad captan fácilmente quien les quiere, se ganaba
fácilmente su confianza. Con ellos se ponía siempre a su altura, sin importarle
hacer lo que para otros resultaría ridículo. Todos sus nietos le recuerdan con
un cariño entrañable, porque sentían que para él eran muy importantes, y le
querían, no porque les hiciera regalos, sino porque les acompañaba, jugaba con
ellos, respondía a sus preguntas, les ponía en contacto con la naturaleza, les
enseñaba a rezar, era capaz de llevarles a misa a un pueblo vecino y convertir
la caminata en una verdadera aventura etc. ¡Cómo gozaba con sus nietos!
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