San Francisco de Asís, gran predicador con el ejemplo. |
“A un señor que coincidió en alguna ocasión con mi
padre en la capilla de nuestro monasterio, le llamó tanto la atención su comportamiento,
que luego hizo de él este comentario: “El padre de la hermanita (refiriéndose a
mí) predica sin hablar”. (Eva)
Hablar de Dios, de Jesús, de sus obras, de sus enseñanzas, etc.,
es relativamente fácil y todos lo hacemos con frecuencia. Pero, ¿damos ejemplo
con nuestra vida de lo que hablamos? Seguro que muchos de los que escuchan
nuestras palabras, al comprobar que no
coinciden con las obras, se acordarán de las palabras que Jesús dirigió a los
fariseos: “Haced lo que os dicen, pero no lo que ellos hacen, porque
ellos dicen, pero no hacen” (Mt 23. 3).
Víctor habló mucho de Jesús, pero a la vez puso en práctica
sus enseñanzas y trató de que su vida fuera fiel reflejo de lo que Jesús nos
pide en las bienaventuranzas. Por eso vivió en pobreza, fue manso y humilde,
tuvo un corazón limpio, fue misericordioso, etc. Víctor vivió según las
exigencias del Evangelio con la mayor sencillez. Predicó más con sus obras que
con sus palabras.
En las Florecillas de San Francisco, se cuenta que un día, el
santo dijo a uno de los hermanos más sencillos: “Vamos a predicar”. Y que salieron
con las manos metidas dentro de las mangas, la capucha sobre la cabeza, y en
silencio dieron un largo paseo por la ciudad de Asís y regresaron al convento.
El hermano, al llegar, le preguntó muy extrañado: ¿Y el sermón? Francisco le
contestó: Hermano, ya hemos predicado dando ejemplo de pobreza y humildad.
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