Acciones de la Fábrica Embotelladora madrileña de Pepsi-Cola. |
ACCIONES EN EL RECUERDO.
Durante un turno de noche, a altas horas de la madrugada,
estaba metiendo en las cajas botellas de litro. Esto se hacía sin guantes y de
una forma mecánica, casi sin mirar. De pronto sentí un trallazo de dolor y vi
sangre en la mano que había cogido una botella que venía rota de arriba a bajo,
como un bisturí.
En el alboroto
siguiente, mientras me vendaban, bajó el encargado y dispuso que, de momento,
dejara de coger botellas y fuese a otro puesto más tranquilo. Víctor, que había
aparecido desde el principio, se enfrentó con energía al encargado y dijo que
me tenía que ir inmediatamente a urgencias para saturar convenientemente la
herida. Todos callaron y se hizo como había dicho Víctor. Todavía conservo la
huella de la cicatriz que recorre todo el dedo índice.
Víctor conocía la legislación laboral, y sabía de una norma
que concedía el tiempo necesario para asistir a misa en el caso de que se
trabajase en domingo. Nos lo comunicó a unos cuantos que sabía que estaríamos
de acuerdo y, a media mañana del domingo, íbamos en pequeño grupo a la cercana
parroquia de los Almendrales. Al acabar la misa, intentábamos dar un rodeo para
no llegar tan pronto a la fábrica, pero Víctor se puso muy serio y nos dijo que
el permiso era para ir a misa y no para holgazanear ni escaquearnos de nuestro
trabajo, por eso debíamos volver lo antes posible y trabajar duro para intentar
recuperar algo del tiempo concedido.
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