D. Ramón Pedreira Ancochea, director espiritual de Víctor. |
Su director espiritual le indicó que no debía seguir yendo a
visitar enfermos en el hospital porque le afectaban mucho los desinfectantes…
Como tenía experiencia de que cuando se encontraba mal e iba a misa, al llegar
el momento de comulgar, su salud se fortalecía, quiso hacer la prueba de
asistir a la santa misa, justo unas horas antes de la visita a los enfermos.
Pero llegó la hora de la comunión y no sintió la acostumbrada mejoría, sino que
seguía decaído. Entonces comprendió que lo que Dios quería era que obedeciese a
su confesor y así lo hizo. (Eva)
Su confesor y director espiritual, D. Román Pedreira
Ancochea, del mismo modo que le aconsejó que no se quedase orando en la parroquia
avanzada la noche, para evitar los
problemas de los atracos nocturnos, de nuevo le aconsejó que no visitase a los
enfermos en los hospitales, porque comenzaban a afectar a su salud los
desinfectantes que usan para evitar los contagios.
En esta ocasión, consciente de la mejoría que solía tener al
comulgar, se le ocurrió la idea de comulgar antes de hacer la visita a los
enfermos con la esperanza de poder atenderlos sin que le afectaran los
desinfectantes, pero el Señor, en este caso no le ayudó.
Así cayó en la cuenta de que, más valoraba el Señor su
obediencia al confesor, que sus visitas a los enfermos, e inmediatamente dejó
de prestar ese servicio y se limitó a orar al Señor por ellos, pero por
obediencia, pues hubiera preferido seguir visitando a los enfermos, en los que
veía al Señor, aunque tuviera que soportar molestias respiratorias y
sufrimientos físicos.
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