Documento Nacional de identidad de Víctor Rodríguez. |
Cuando una persona sufre un accidente por la calle, suele ser
trasladado al hospital. Pero, ¿quién se ocupa de buscarle un sacerdote? Mi
padre, con toda prevención, llevaba siempre en su bolsillo una tarjeta en la
que figuraba la siguiente petición: “Soy católico, en caso de accidente deseo
un sacerdote”. Acompañaba la tarjeta con un billete para así recompensar a la
persona que le hiciese ese favor. (Eva)
Hay detalles que solamente se les ocurren a los santos. ¿A
quien de nosotros se nos ha ocurrido
jamás portar junto a nuestra documentación una tarjeta indicando: “Soy católico
y en caso de accidente deseo que me asista un sacerdote?”. Lo más que se nos
puede ocurrir, por precaución, es llevar una nota indicando las enfermedades
que padecemos y si somos alérgicos a determinados medicamentos para que los
médicos que nos atiendan en caso de emergencia las tengan en cuenta.
Pero el colmo de los detalles es poner con la tarjeta un
billete para recompensar a quien le hiciese el favor de llevarle al hospital. Y
es que los santos siempre son agradecidos y más los hijos de Santa Teresa, como
lo era Víctor por pertenecer al carmelo descalzo seglar, que llegó a decir:
“Por una sola sardina que me den, me sobornarán”.
Es normal que Víctor pensase en la posibilidad de que,
sufriendo como sufría frecuentes y fuertes taquicardias, tanto en la fábrica
como en el hogar, pensase que eso mismo podía sucederle en la calle y tendrían
que llevarle a un hospital. Pues bien, sin negar la asistencia de los médicos
cirujanos, pues para eso le llevarían al hospital, se preocupaba más por los
auxilios espirituales, que solamente un sacerdote se los podía proporcionar.
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