Parroquia de San Clemente Romano en Madrid |
Cuando acudía a la parroquia de San Clemente Romano, una vez
una mujer entabló conversación con él. Estaba en búsqueda de su vocación y él
le ayudó en tantas conversaciones espirituales que tuvieron. Ella entró en un
convento de clausura. (Begoña)
Víctor siempre oró por las vocaciones sacerdotales y
religiosas. Deseaba ardientemente que alguno de sus hijos eligiera esa vocación,
y de hecho, a tres de ellos les llevó con esa intención al colegio preparatorio
de los carmelitas descalzos en Medina del Campo, aunque sin éxito. Una de sus grandes
alegrías fue cuando la hija más pequeña determinó ingresar en las carmelitas
descalzas.
Pero no solamente oraba por las vocaciones de sus hijos, sino
por las vocaciones en general, como se comprueba en el caso de la joven que
entabló conversación con él en la Parroquia de San Clemente Romano y que,
gracias a sus orientaciones, se decidió a seguir a Jesús en un monasterio de
clausura.
El encuentro de esta joven con Víctor fue providencial, pues fue quien más y mejor la orientó a la hora de elegir su modo de vida, que no fue el de car
melita, orden con la que Víctor se identificaba por ser carmelita
seglar y por su espiritualidad, sino el de orden agustiniana.
Las oraciones y las orientaciones por su perseverancia se mantuvieron a lo
largo de su vida, como lo demuestra su correspondencia epistolar, en que Víctor
ejerce prácticamente de director espiritual, respondiendo con sabiduría a sus
inquietudes.
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