Transverberación de Santa Teresa. |
Al llegar a estas alturas de
la vida de oración, de la que habla Víctor, pueden surgir algunos fenómenos
extraordinarios, que no constituyen la santidad, pero que pueden ser útiles
para la persona que los recibe por su función purificativa e iluminativa y por
el testimonio que puede dar a los demás.
En cada fenómeno místico,
según el P. Jesús Castellano, en un estudio sobre la oración en Santa Teresa,
podemos distinguir tres elementos: A) Una gracia interior, B) una repercusión
psicológica y C) un efecto moral.
A) La gracia interior es el elemento más importante. Esta gracia puede ser:
de iluminación, pues Dios la instruye y la hace penetrar interiormente
la verdad; de purificación, pues purifica desde lo más hondo del ser los
sentimientos y actitudes; y de fortaleza, pues la prepara para las
grandes pruebas que ha de realizar para su gloria.
Impresión de las llagas de Cristo
a San Francisco
Todas estas gracias pueden
revestir distintas formas: Iluminación: por medio de fenómenos visivos,
o auditivos, o por una enseñanza infusa, serena y tranquila infundida por Dios.
Purificación: por repercusiones somáticas, como ímpetus, éxtasis,
heridas de amor, o por medios ordinarios, como contradicciones, sufrimientos. Fortaleza:
a través de fenómenos extraordinarios, como heridas de amor y transverberación,
o por una infusión serena y profunda de paz, amor, fortaleza.
B) Repercusión
psicológica. Pueden darse
fenómenos visivos, bien mediante visión corporal, visión imaginaria o visión
intelectual; Locuciones, bien mediante palabras oídas, bien palabras no oídas
pero entendidas, y fenómenos corporales como éxtasis, cuando el alma sale fuera
de sí, o heridas de amor mediante una infusión purificadora con sufrimiento
físico o interior.
C) Efecto moral: Cada gracia es transformante; infunde en el alma las
virtudes o las corrobora; prepara a grandes empresas. Los efectos principales
de las gracias místicas son: Fortaleza para sufrir y trabajar por Dios; caridad
desbordante para servir a la Iglesia; humildad para conocer a Dios y conocerse
interiormente.
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