Santa Soledad, fundadora de las Siervas de María |
“Venid
benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la
creación del mundo. Porque estuve enfermo y me visitaron” (Mt. 25, 34-36).
Hay
varias congregaciones religiosas que se distinguen por tener como carisma la
atención a los enfermos, como los seguidores de San Camilo de Lelis, San Juan
de Dios, San Vicente de Paúl, etc., pero quienes mejor han entendido esta
bienaventuranza y la han puesto en práctica, son las Siervas de María que se
pasan las noches enteras atendiendo a los enfermos graves en su propios hogares,
mientras los familiares descansan tranquilamente. Y ¿de dónde sacan fortaleza
para ejercer ese ministerio noche tras noche?
Hospital Gregorio Marañón en que Víctor visitaba a los enfermos |
Todas
las noches, antes de salir de su convento para las visitas, pasan y oran ante
una imagen de Jesús enfermo, para recordar que es a Jesús a quien van a
atender. Esa imagen la tienen muy presente. No es a un enfermo inválido a quien
están atendiendo, es al mismo Jesús a quien atienden, y como a Jesús le aman y
es el que las ha elegido para ese ministerio, lo hacen con el mismo cariño que
se lo harían Marta, María etc.
Algo
semejante le debía pasar a Víctor. En los enfermos más necesitados veía a Jesús
y les atendía con el cariño que lo haría a Jesús en persona. Por eso la
atención a los enfermos le proporcionaba tanta paz y gozo, y por eso se lamenta
cuando sus debilidades se lo impedían. Es muy significativa esa alusión a
que, en sus visitas a Madrid, lo que más echa de menos es las visitas a los
enfermos. Y lo dice de corazón.
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