Monasterio de San José de Las Batuecas. |
Lágrimas
suaves a mis ojos se llegaban cuando menos lo esperaba. El amor sensible en el
alma se mostraba y grandes gozos la llegaban. Atraído me sentí para llegarme a
orar y el tiempo corto se hacía. Pronto esto pasó y todo el amor sensible en
sequedad se quedó. El orar pesado era. Negando mi pereza, doble tiempo a este
menester dediqué. Dos horas seguidas a la oración me llegaba, más parecían días
que horas. Seco y pobre allí me estaba hasta que el tiempo pasaba.
Por lo
que nos dice de sus estancias en Batuecas, podemos comprobar que en su vida de
oración se dio una alternancia de momentos de experiencias gozosas con momentos
de sequedad alarmante. Es algo que nos puede resultar extraño a los no
iniciados en este tipo de experiencias y hasta contradictorio lo que nos dice.
¿Se puede pasar casi de repente de experimentar amor sensible y grandes gozos a
la sequedad más rigurosa?
Única fotografía de Víctor en una celda del monasterio de Las Batuecas |
Parece
bastante normal que a las personas entregadas a la meditación durante años, el
Señor las introduzca en el camino de la contemplación que al principio resulta
desconcertante y doloroso. San Juan de la Cruz lo explica en sus dos libros de
la “Noche Oscura”. Gracias a que Víctor conocía perfectamente sus
enseñanzas, guiado por tan buen maestro, pudo sobreponerse con fortaleza en los
momentos de mayor oscuridad, cuando todo le parecía irremediablemente perdido.
Dice
el Santo que los sufrimientos que padecen antes de sentir los efectos benéficos
de esa Noche Oscura son de por si atroces y que a esos sufrimientos se añade el
recuerdo de las prosperidades pasadas, “porque estos, ordinariamente, cuando
entran en esta noche, han tenido muchos gustos en Dios y le han hecho muchos
servicios, y esto les causa más dolor, ver que están ajenos de aquel bien y que
ya no pueden entrar en él” (2N. 7, 1).
San Juan de la Cruz, el gran maestro o orientador de Víctor |
La
tremenda y fuerte sequedad que pasó
Víctor, dice San Juan de la Cruz que puede “durar algunos años, puesto que
entre estos medios hay interpolaciones de alivios, en que, por dispensación de
Dios, dejando esta contemplación oscura deja de embestir en forma y modo
purgativo, embiste iluminativa y amorosamente, en que el alma, puesta en
recreación de anchura y libertad, siente y gusta gran suavidad” (2N. 7, 4).
Esto es lo que le sucedió a Víctor que disfrutó de momentos de alivio entre esos
períodos de dolor y purificación que solían coincidir con sus visitas a
Batuecas
Y lo
curioso de esas alternancias es que, en la etapa de sufrimientos se teme que
serán para siempre, y en la bienes, que ya jamás faltarán: “Porque de esta
calidad son las cosas espirituales en el alma cuando son más puramente
espirituales; que cuando son trabajos, le parece al alma que nunca ha de salir
de ellos y que se le acabaron ya los bienes;…. y cuando son bienes
espirituales, también le parece al alma que se le acabaron ya sus males y que
no le faltarán ya los bienes” (2N. 7, 4).
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