miércoles, 17 de julio de 2019

Habla Víctor. Lágrimas suaves a mis ojos llegaban.

 Monasterio de San José de Las Batuecas.


Lágrimas suaves a mis ojos se llegaban cuando menos lo esperaba. El amor sensible en el alma se mostraba y grandes gozos la llegaban. Atraído me sentí para llegarme a orar y el tiempo corto se hacía. Pronto esto pasó y todo el amor sensible en sequedad se quedó. El orar pesado era. Negando mi pereza, doble tiempo a este menester dediqué. Dos horas seguidas a la oración me llegaba, más parecían días que horas. Seco y pobre allí me estaba hasta que el tiempo pasaba.

Por lo que nos dice de sus estancias en Batuecas, podemos comprobar que en su vida de oración se dio una alternancia de momentos de experiencias gozosas con momentos de sequedad alarmante. Es algo que nos puede resultar extraño a los no iniciados en este tipo de experiencias y hasta contradictorio lo que nos dice. ¿Se puede pasar casi de repente de experimentar amor sensible y grandes gozos a la sequedad más rigurosa?

Única fotografía de Víctor en una celda del monasterio de Las Batuecas

Parece bastante normal que a las personas entregadas a la meditación durante años, el Señor las introduzca en el camino de la contemplación que al principio resulta desconcertante y doloroso. San Juan de la Cruz lo explica en sus dos libros de la “Noche Oscura”. Gracias a que Víctor conocía perfectamente sus enseñanzas, guiado por tan buen maestro, pudo sobreponerse con fortaleza en los momentos de mayor oscuridad, cuando todo le parecía irremediablemente perdido.

Dice el Santo que los sufrimientos que padecen antes de sentir los efectos benéficos de esa Noche Oscura son de por si atroces y que a esos sufrimientos se añade el recuerdo de las prosperidades pasadas, “porque estos, ordinariamente, cuando entran en esta noche, han tenido muchos gustos en Dios y le han hecho muchos servicios, y esto les causa más dolor, ver que están ajenos de aquel bien y que ya no pueden entrar en él” (2N. 7, 1).

San Juan de la Cruz, el gran maestro o orientador de Víctor

La tremenda y fuerte sequedad  que pasó Víctor, dice San Juan de la Cruz que puede “durar algunos años, puesto que entre estos medios hay interpolaciones de alivios, en que, por dispensación de Dios, dejando esta contemplación oscura deja de embestir en forma y modo purgativo, embiste iluminativa y amorosamente, en que el alma, puesta en recreación de anchura y libertad, siente y gusta gran suavidad” (2N. 7, 4). Esto es lo que le sucedió a Víctor que disfrutó de momentos de alivio entre esos períodos de dolor y purificación que solían coincidir con sus visitas a Batuecas

Y lo curioso de esas alternancias es que, en la etapa de sufrimientos se teme que serán para siempre, y en la bienes, que ya jamás faltarán: “Porque de esta calidad son las cosas espirituales en el alma cuando son más puramente espirituales; que cuando son trabajos, le parece al alma que nunca ha de salir de ellos y que se le acabaron ya los bienes;…. y cuando son bienes espirituales, también le parece al alma que se le acabaron ya sus males y que no le faltarán ya los bienes” (2N. 7, 4).



No hay comentarios:

Publicar un comentario