P. Daniel De Pablo Maroto. |
Querido
José Francisco: He recibido la VIDA de tu hermano Víctor, escrita por el P.
José Vicente a la que he dedicado un tiempo suficiente para conocer mejor el
personaje al que estás dedicando estos años de vida. Me parece una causa loable
y noble. Sigue adelante y que otros te sigan en el empeño. Necesitamos
“Testigos”, maestros de vida, más que charlatanes de barrio que “dicen y no
hacen”, o no hacemos.
Desierto de Las Batuecas donde conoció a Víctor. |
En
cuanto a “mi testimonio” a favor de la causa sobre la vida de Víctor, bien poco
puedo aportar. Cuando llegué de Roma en el año 1963, para cantar la primera
misa en Medina del Campo rodeado de la familia y amigos, el nombre de tu
hermano sonaba mucho entre los frailes y seglares como empresario y persona
rica. Mi padre me hablaba mucho de él como persona trabajadora y buena.
Mi
trato fue muy de paso en Medina. En Batuecas coincidí con él varios años,
porque yo suelo ser habitual visitante y estante en el desierto, pero ya sabes
que el silencio y la soledad nos impiden un trato personal. Es verdad que tanto
en Medina, como en Batuecas, noté que era un hombre tenido por muy buena
persona, no me atrevería a decir que fuese tenido por un “santo”, en el sentido
plenario de la palabra. En Batuecas sí le noté siempre como un hombre recogido
y orante que nos acompañaba en los actos de comunidad.
Víctor en una celda de Las Batuecas. |
¡Cuánto
me gustaría haber tenido un trato más frecuente y fecundo con él! Me
alegra que sigas adelante con tu trabajo constante y espero que algún día dará
sus frutos. Sería hermoso que un “carmelita seglar” llegase a los
altares, ahora que tenemos tanta penuria de vocaciones a la primera orden, a la
segunda y a la tercera. Que Dios te bendiga y aliente tu trabajo.
Gracias por el envío de la biografía de Víctor.
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