sábado, 17 de noviembre de 2018

Florecillas Vacunando gallinas P. Juan Jesús, testigo de esta florecilla.


P. Juan Jesús, testigo de esta florecilla.


Siendo seminarista, tuve la oportunidad de tratar directamente con el Sr. Víctor en una campaña de vacunación del gallinero carmelitano enclavado en una finca cercana a la ciudad. Me tocó ser uno de sus ayudantes o colaboradores en la provisión de las aves. Me quedó muy buena impresión humana de las horas que pasé a su lado: sociable, alegre, optimista e interesado por nuestros estudios y vocación religiosa (P. Juan Jesús).

Como muy bien recuerda el P. Juan Jesús, los carmelitas descalzos tienen en las afueras de Medina del Campo una finca en la que sembraban fundamentalmente cereales y legumbres para contribuir a la alimentación de los niños internos del colegio de aspirantes a la vida religiosas, en el que por cierto, en esas fechas se formaban dos hijos de Víctor, que no siguieron adelante, con desencanto de su padre.

Víctor trabajando en su granja de Medina del Campo.

En la finca tenían también vacas y ovejas, y por consejo de Víctor, montaron también una granja avícola. Pero Víctor no se limitó a dar consejos, sino que se implicó en la construcción de los gallineros, en la revisión y buen funcionamiento de las instalaciones, y más tarde, como nos recuerda Juan Jesús, hasta se dedicó a la importante tarea de  la vacunación para conseguir gallinas sanas y buenas ponedoras.

Aún no se había convertido y ya comprobamos su disponibilidad a toda obra buena en favor de los demás. En este caso podemos considerarlo como algo normal, ya que dos de sus hijos se formaban en el colegio carmelitano al que se destinaban los beneficios.

Además, ya se destacaban facetas que posteriormente llegarían a ser connaturales en él, como la alegría, el optimismo, el trato sociable y el interés por los demás. Sin duda que si el P. Juan Jesús recordó esas campañas de vacunación con cariño, fue por el interés que le mostró por sus estudios y por su vocación. ¿Por qué un señor trabajador se preocupaba por su vocación y sus estudios?

Monasterio fundado en 1567 por Santa Teresa en Medina del Campo´

Ese trato tan cercano y optimista le animó al joven Juan Jesús a trabajar con ahínco para ir cogiendo las gallinas y ayudarle para que las pusiera las vacunas con mayor facilidad y le quedó un imborrable recuerdo de aquel hombre a quien “le gustaba vestir bien y fumar buenos puros”, pero que no escatimaba ningún esfuerzo para hacer el bien desinteresadamente ni rebajarse a una tarea más propia de empleados que de un señor burgués.

Y lo que hacía en la granja de los religiosos carmelitas, lo hacía también con las Carmelitas Descalzas de la segunda fundación de Santa Teresa en Medina del Campo, sólo que aquí, además de montar un pequeño gallinero para consumo de la comunidad y encargarse de su mantenimiento, cuando llegaba el momento de la vacunación, nadie le acercaba las gallinas. Y todo lo hacía gratuita y desinteresadamente. En este caso, su especial recompensa era visitar la casa que fundó Santa Teresa y trabajar dentro de la huerta en que ella trabajó.

Sí él y su familia vivían holgadamente gracias a los beneficios de su granja agrícola, ¿por qué no hacer participes de esos beneficios a los demás?

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