miércoles, 7 de noviembre de 2018

Florecillas Padrino de dos Gitanos

Castillo de La Mota en Medina del Campo.

Como siempre era voluntario para todo lo que yo necesitaba, le pedí que hiciera de padrino de dos gitanos adultos, cosa que aceptó con todo gusto. (D. Paco Teresa León). Seguro que D. Paco nunca tuvo que buscar padrinos para los hijos de feligreses normales, pero el caso de los gitanos era diferente ya que generalmente, ni se integran en la sociedad ni son creyentes y por eso motivo no pudo encontrar padrinos entre sus familiares.

Víctor, no solamente aceptó, sino que, por lo que refiere Eva, “Aceptó con mucho gusto ser padrino de dos jóvenes gitanos que deseaban bautizarse. No sólo aceptó, sino que se le notaba lleno de gozo por tener dos ahijados gitanos. Le pedía a mi madre alimentos para llevárselos. Ellos se acercaron en una ocasión a nuestra casa, acompañados por sus padres para traerle un obsequio, en agradecimiento por todo lo que hacía por ellos”.

Granja avícola de Víctor en las laderas del Castillo.

Cuando Víctor llegó a Medina del Campo para instalar una granja avícola, el lugar donde la construyó fue junto a un barrio de gitanos ubicado a los pies del famoso castillo de La Mota. De hecho, para ir de su casa de Medina a la granja, tenía que pasar por ese barrio de gitanos, así es que le resultaban conocidos.

No hay noticias de que entablara con ellos una amistad especial, pues los gitanos siempre han tenido fama de no tratarse con los que ellos denominan “payos” y tienen fama bien ganada de ser amigos de lo ajeno, por lo que es más que probable que alguna gallina le desapareciera a Víctor sin que se lo recriminara.

Si cuando aún no se había convertido al Señor, nunca tuvo conflictos con los gitanos, ya vemos por el testimonio de Eva la alegría que le dio su elección para ser padrino, pues le brindaba la oportunidad de iniciarles y acompañarles en el desarrollo de su fe, que les resultaría bastante difícil en su ambiente.

Víctor apadrinando el bautismo de dos gitanos
De por sí, el grupo gitano nunca ha sido cercano a la Iglesia ni a la sociedad. Nunca se han integrado ni lo desean. El bautizarse, hacerse creyente y participar en las celebraciones con los payos, siempre ha sido mal visto por el grupo, pues supone un acercamiento a los payos y un vivir como ellos.

Ya vemos la alegría con que aceptó la invitación del párroco y la buena disposición para cumplir con su compromiso. Su hija Eva habla de que les llevaba alimentos y da a entender que lo hacía con frecuencia, con lo que se ganó su confianza, Aunque nada diga de su formación religiosas, seguro que aprovechaba esas visitas para animarles a cumplir con sus compromisos bautismales, pues los padrinos de bautismo no lo son para ofrecer obsequios y regalos, sino para velar por su fe. Es una de las preguntas que se les hace de si están dispuestos a velar por su formación cristiana. Víctor se comprometió y cumplió fielmente con ese compromiso y al ver a sus gitanos comportarse como buenos creyentes,  fue para él motivo de especial alegría.


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