miércoles, 24 de octubre de 2018

Habla Víctor. Cuando al pueblo llegué.

Iglesia parroquial de Velillas del Duque



Cuando al pueblo llegué, a la puerta del templo de Dios llamé. Banquete están celebrando, en él participé. Del Divino Cordero me alimenté. Saciado quedé.

La experiencia espiritual vivida por Víctor durante 12 años en el pequeño pueblo de Velillas del Duque, es fundamental. Su vivienda lindaba con la Iglesia, por lo que el acceso le resultaba sencillo aun los días de lluvia o de nieve, tan frecuentes en invierno. Además, como el párroco le dejaba las llaves, aprovechaba todos los momentos que las ocupaciones se lo permitían, para pasarlos en la Iglesia al lado de su Amigo Jesús. Ni que decir tiene, que los pocos días que se celebraba la Eucaristía en el pueblo por la escasez de vecinos, allí participaba del Banquete a que alude, pero la mayoría de los días tenía que desplazarse a pueblos vecinos para no privarse del Banquete Eucarístico.
 
Institución del Banquete de la Eucaristía.

Cuando al pueblo llegué, a la puerta del templo de Dios llamé: Sus desplazamientos a los pueblos cercanos, podemos comprobar que no los hacía por motivos económicos o familiares, sino para acercarse al templo de Dios. Y como en todos los pequeños pueblos de Castilla lo más destacado y visible desde kilómetros es la iglesia, no necesitaba información para llegar, sino simplemente mirar a la torre para llegar directamente al templo.

Lo primero que conoció de todos los pueblos a los que tuvo que desplazarse, fue la Iglesia, lugar donde se celebraba el Banquete Eucarístico. y a partir de ahí, iba conociendo y entablando amistad con los comensales de los distintos pueblos y entablando con ellos una cercana amistad, que terminaría convirtiéndose en admiración hacia Víctor, por la humildad y cercanía que percibían en el enamorado de Dios.

Iglesia parroquial de Quintanilla de Onsoña.

Banquete están celebrando, en él participé: ¿Qué animaba a Víctor a realizar esos desplazamientos diarios a veces teniendo que sufrir las inclemencias del tiempo? Pues que iba a un Banquete, y a un  Banquete siempre se acude con alegría, pues es como la culminación de una fiesta. Y el Banquete es tanto más atractivo, cuánto más lo sean los alimentos que se ofrecen. Así es que Víctor, todos los días se desplazaba con júbilo y alegría porque iba a participar en el gran Banquete en el que le ofrecían los mejores y más saludables manjares, capaces no solamente de mantener su salud espiritual, sino de llevarla a plenitud.

Del Divino Cordero me alimenté. Saciado quedé. Antes de acercarse al Banquete, ya conocía de antemano el suculento alimento que se le ofrecía, y como sabía que el alimento que allí tomaba era alimento de vida eterna, saciado quedaba de esperanza de vida feliz para siempre.      


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