San Gregorio Magno |
Conocemos
muy bien la atención de Víctor a los enfermos y la delicadeza con lo que les
trataba. Esa delicadeza aumentaba con los enfermos graves para los que ya no
servían los medicamentos y el momento de su partida a la casa del Padre era
inminente. En esos casos se ocupaba de prepararles para una buena muerte y
cuando les veía dispuestos a recibir los últimos sacramentos, él mismo se
encargaba de encontrar el sacerdote que se los administrase.
Sabiendo
que una vez fallecidos la mejor obra de caridad para con los difuntos es orar
por ellos, y que para salir del purgatorio, caso de encontrarse en él, más
valioso que las oraciones es ofrecer por ellos el sacrificio de la misa, por su
valor infinito, procuraba encargar misas por ellos lo antes posible.
Almas en el purgatorio. |
En
el caso concreto de la muerte del marido de su amiga Carmen Arias, tuvo la
delicadeza de desplazarse desde Velillas del Duque a Madrid, para acompañarla y
consolarla en esos momentos de dolor, como testifica Carmen. Pero lo primero
que hizo fue preguntarla: ¿Has encargado ya las misas de San Gregorio por
él? Al responderle que no, sus palabras fueron contundentes: “Encárgaselas ya”.
¿Por qué ese apremio? ¿Qué son las misas de San Gregorio o misas gregorianas?
Las
misas gregorianas es una práctica instituida por el Papa San Gregorio Magno, que
consiste en la celebración de treinta misas consecutivas por un recién
fallecido para conseguir su salida del purgatorio. San Gregorio Magno recomienda
esta práctica a raíz de lo sucedido a la muerte de un monje en un monasterio de
benedictinos en el que él era abad en ese momento.
Cuenta en su obra “Diálogos”, que un
monje llamado Justo, que ejercía la medicina, había aceptado sin permiso una
moneda de oro, faltando así gravemente a la pobreza. Después recapacitó, se
arrepintió y tanto le dolió, que hasta enfermó y murió al poco tiempo. Aunque
murió arrepentido, San Gregorio, como abad, para inculcar a los monjes horror a
este pecado, hizo que le enterraran fuera de las tapias del cementerio en un
basurero donde también echó la moneda de oro haciendo repetir a los monjes las
palabras que San Pedro dirigió a Simón Mago: “Que tu dinero perezca contigo”.
Celebrando misas gregorianas. |
Pero
cayó en la cuenta de que había sido demasiado fuerte y que lo más importante
era pedir por su salvación, y para conseguirlo mandó celebrar treinta misas
seguidas. El mismo día que terminaron las misas, Justo se apareció a otro monje
llamado Copioso diciéndole que subió al cielo libre de las penas del purgatorio
gracias a las 30 misas celebradas por él.
Así
lo relata San Gregorio y desde esa fecha se vienen encargando las misas gregorianas
por los difuntos. En eso se basa la urgente recomendación de Víctor a su amiga
Carmen Arias: “Encárgaselas ya”.
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