Carlos el día de su primera comunión junto con su hermana Rebeca. |
De
Carlos, como de los demás nietos, tenemos este testimonio que hizo para el
cumpleaños de la abuela Asunción como homenaje de agradecimiento. Es el más
breve de todos los testimonios, muy acorde con su personalidad, pero muy
sincero, emotivo y lleno de gratitud. Como lo hacía para compartir con los
demás nietos y algunos de sus hermanos, no necesitaba descender a detalles que a
todos les resultaban familiares, sino solamente contarles algunas anécdotas
personales con el abuelo.
Es
el único nieto casado hasta este momento y tiene dos hijos al primero de los
cuales llegó a conocer Víctor. A su primogénito, en lugar de ponerle el nombre
de Pedro, que es el de su padre, le puso el de Víctor por cariño hacia el abuelo.
¡Qué pena que Víctor, que le tuvo en sus brazos, no pudiera gozar del único
biznieto que nació antes de él partir para la Casa del Padre! Para esas fechas
el alzheimer estaba muy avanzado.
Carlos en Sabarís con su madre, hermanos y abuelos. |
Tengo
muchos recuerdos de mi abuelo y la verdad es que todos ellos son buenos, ya que
no recuerdo ningún momento malo con él, ninguna mala palabra ni mal gesto
alguno. Mi abuelo era todo corazón y cariño hacia los demás.
Me
viene a la cabeza, con especial cariño y emoción momentos vividos con él cuando
yo era pequeño. Recuerdo buenos momentos en varios lugares, cundo vivíais en
Madrid (Príncipe de Vegara), largos paseos por la ciudad él y yo; en Velillas,
enseñándome a jugar al ajedrez, y sobre todo en Sabarís, largas mañanas
intentando pescar anguilas en el río tras la casa de Carmen, y, aunque teníamos
un acuerdo, a cambio de una anguila, él me haría unas patatas fritas, a pesar
de no pescar nunca nada, mi abuelo siempre me hacía las patatas fritas.
Carlos con su hijo Víctor en brazos y con los abuelos. |
Por
todo esto y mi cariño hacia él, elegí el nombre de Víctor para mi hijo, su
biznieto. Con todo mi amor. Carlos, su nieto”
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