Un
nuevo caso, que el agraciado considera milagroso, sucedió en Medina del Campo,
localidad en la que Víctor vivió los últimos diez años de su vida, pero al que
D. Alejandro no debió conocer o al menos tratar, ya que para esas fechas,
debido al alzheimer y otros achaques, las salidas de Víctor se reducían a ir de
la casa a la Iglesia y regresar por el mismo camino.
Pero un día, una buena vecina, que además
visitaba y limpiaba su casa, le ofreció una estampa que hablaba de la santidad
de Víctor y con una oración para alcanzar gracias por su intercesión y comenzó
a encomendarle sus achaques, ya que las medicinas no se los resolvían. Dice así:
“Yo,
Alejandro García Martín, de 77 años, vecino de la Villa, escribo este
testimonio para la causa de Víctor Rodríguez.
Hace
más de quince años que me diagnosticaron la enfermedad de Crohn y sentía
sensación de frío en todo el cuerpo.
En
2002 me diagnosticaron un quiste en el riñón derecho que entonces era de veinte
milímetros. En febrero de 2012 un TAC revela que el quiste ha crecido hasta
ochenta y cinco milímetros. Por esa época sentía más molestias y sensación de
frío, además manchaba la ropa interior. En ese momento, mi vecina y persona que
me limpia la casa, me trajo un folleto de Víctor Rodríguez. Desde entonces rezo
todos los días la oración del folleto (estampa) pidiéndole el favor de la
curación.
Al
poco tiempo de rezarle, alrededor de una semana, dejé de mancharme la ropa y
poco a poco empecé a mejorar y tener menos sensación de frío. Además en el
estudio de ocho de octubre de 2012, el quiste se había reducido a sesenta y
tres milímetros, se había reducido la sensación de frío y yo me encontraba
perfectamente.
Estoy
convencido de que ha sido un favor de Víctor Rodríguez, fruto de las oraciones que le hago”.
Su testimonio es claro. Debido a la enfermedad
de Crohn y de un quiste en el riñón derecho, llevaba mucho tiempo padeciendo
sensación de frío a pesar de los tratamientos y, por otra parte, sufría de
incontinencia urinaria que le llevaba a manchar con frecuencia su ropa
interior.
Por
lo que da a entender, las medicinas que tomaba por prescripción facultativa, no
lograban ni quitarle la sensación de frío ni sanar esa incontinencia, al menos
de modo habitual. De ahí que se decidiera acudir a Víctor para encomendarle la
sanación de esas dolencias, con la grata sorpresa de que, a los pocos días
desaparecieron. ¡Cómo no va a creer que se trata de un verdadero milagro
conseguir en pocos días y de manera permanente lo que no había logrado durante
años con las medicinas!
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