miércoles, 17 de enero de 2018

Testimonios. Asunción (V)

Relojería del Sr. Nozal en Medina del Campo al lado de la Parroquia San Miguel


Pregunta: Aparte de su caridad con los pobres, ¿recuerda algún otro acto significativo suyo de caridad?
Respuesta: Víctor era amigo de un señor llamado Mariano Nozal. El tal señor Nozal no iba nunca a misa. Víctor comenzó a tratar con él y llegaron a hacerse muy amigos y como fruto de su amistad con él, comenzó a ir a misa y no volvió a dejarla. A este amigo de Víctor se le quemó la casa. ¿Y qué hizo Víctor con este su amigo cuando se le quemó la casa? Que le prestó la casa que teníamos nosotros en el centro de Medina del Campo, para que viviera en ella hasta que arreglara la suya que se le había quemado. Mientras tanto nosotros nos fuimos a vivir a las afueras de Medina, en la casa que teníamos en la granja. Nos trasladamos nosotros de una casa céntrica y mejor acomodada, a otra a las afueras y peor acomodada, para que él se alojara con su familia en la que nosotros vivíamos. Así era Víctor de caritativo.

También recuerdo que cuando murió el señor que nos había comprado el comercio de alimentación que teníamos en Medina del Campo, como su casa la tenía detrás del establecimiento y era muy pequeña, viendo que no reunía condiciones para el velatorio, sin que ni siquiera se lo pidieran, ofreció a la familia su propia casa para que hicieran en ella el velatorio, e incluso él mismo llevó a hombros al difunto de su casa a la nuestra, para que allí le velaran.
 
Víctor fue donante de sangre

Era también donante de sangre y sintió mucho cuando se la desecharon por razón de su enfermedad, pues no había oportunidad que se le presentara para hacer acciones de caridad que no las aprovechara como en estos casos que ahora recuerdo.

Pregunta: Su hija Eva habla de los trabajos de Víctor en la parroquia a la que  ustedes pertenecían cuando vivían en Madrid. Dígame algo sobre el particular.
Respuesta: Cuando nos trasladamos a Madrid para poder sacar los hijos adelante, pues nos habíamos arruinado y perdido la granja que teníamos, una vez conseguido trabajo e instalarnos, Víctor no dudó en ofrecerse al párroco para lo que necesitase. En Villaverde Bajo donde vivíamos, se estaba iniciando la parroquia de San Clemente Romano y allí Víctor ayudó en todo lo que pudo, pues de momento la Iglesia eran los bajos de un local vacío y había que acondicionarlo. Él no dudó en ir por las casas y conventos pidiendo donativos, sillas, bancos, alfombras, cualquier cosa que sirviera para acondicionar la parroquia y los salones parroquiales.
 
Exterior de la Parroquia San Clemente Romano en Madrid

Además recuerdo que implicó a algunos de sus compañeros de trabajo para que les ayudasen a hacer los servicios que no había. Estos compañeros, siempre comían en nuestra casa. Ellos ponían el trabajo y nosotros les dábamos de comer.
Pasaba muchas horas en la parroquia, no sólo haciendo oración, sino ayudando en el despacho parroquial, pasando en los libros el registro de todos los bautizos, matrimonios, etc.





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