sábado, 27 de enero de 2018

Gracias y Favores Raúl Porras (II)

Raúl Porras, su esposa Patricia, sus tres hijos y Begoña, hija de Víctor

El P. José Francisco le respondió agradeciendo su testimonio y animándole a que, además suplicara la curación en estos términos:

“Me dice mi sobrina Begoña que su esposa anda en silla de ruedas. ¿No se les ha ocurrido encomendarse a Víctor para que él les obtenga del Señor el milagro de poder andar sin necesidad de silla de ruedas? No dejen de hacerlo y pídanselo con mucha fe y no dejar de pedírselo hasta conseguirlo, pues si se lo piden con mucha fe y se lo piden hasta conseguirlo, el milagro está asegurado…Yo me uno desde ya a su petición en la seguridad de ser escuchados”.
 
Nuestra Señora de Guadalupe
La respuesta de Raúl Porras no se hizo esperar y en unos términos que nos pueden dejar desconcertados y desde luego maravillados, pues no se inclina a pedir ese favor por considerar que el Señor ya le ha otorgado un milagro mucho mayor por intercesión de Víctor: El don de la conversión.

“Ciertamente que el mal que aqueja a mi mujer es lamentable y verla nuevamente de pie sería digno de una ministración (sic) milagrosa. Su condición obedece a un padecimiento degenerativo y progresivo por momentos muy agresivo. El diagnóstico más socorrido fue fibrosis quística en la zona lumbar de la médula ósea, aunque fue muy debatido y los médicos no estuvieron de acuerdo, de hecho hubo otros tres diagnósticos más. Recorrimos decenas de clínicas para obtener mejoría sin éxito, incluso fue sometida a una cirugía y a diversidad de tratamientos y terapias dolorosas prolongadas y costosas. En 2003 fue desahuciada. Para los médicos no había más que hacer y ella dejó de andar, comenzó a morir.

En la actualidad el mal está muy avanzado, las condiciones materiales son realmente difíciles, involucra deterioro en huesos y tejidos musculares, venosos, neuronales, incluso hormonales, no obstante ello, sabiendo la seriedad de la causa y dado el profundo amor que sentimos hacia Dios y hacia nuestra querida hermana Bego, ahora hacemos oración a Víctor Rodríguez como intercesor de su salud.
 
Catedral de México

Desconozco en que medida la Iglesia puede considerar milagrosa una curación de esta naturaleza; de manera simplista me quiero imaginar hasta que camine nuevamente, como Lázaro, pero a fe mía que la intercesión de Víctor es mucho más que eso, es más misteriosa, se dirige hacia dentro del ser, opera cambios en el ánimo, en la forma de ver la vida y de enfrentarse a los problemas, es la fe en la fe misma, como un analgésico al dolor; el bienestar que conlleva es espiritual y no siempre material y ya se ha dado en ella también, es como recibir primero la gracia de una aceptación de las cosas que son implacables, brutales, que somos vulnerables al dolor, al daño que provoca una enfermedad, pero que a pesar de ello se puede vivir, sonreír a la vida. Se asume la esperanza de que mañana será distinto porque estamos cerca de Dios y todo es con Él. Entonces uno se hace más fuerte…Este es el testimonio que poseo.



No hay comentarios:

Publicar un comentario