Raúl Porras, su esposa Patricia, sus tres hijos y Begoña, hija de Víctor |
El
P. José Francisco le respondió agradeciendo su testimonio y animándole a que,
además suplicara la curación en estos términos:
“Me
dice mi sobrina Begoña que su esposa anda en silla de ruedas. ¿No se les ha
ocurrido encomendarse a Víctor para que él les obtenga del Señor el milagro de
poder andar sin necesidad de silla de ruedas? No dejen de hacerlo y pídanselo
con mucha fe y no dejar de pedírselo hasta conseguirlo, pues si se lo piden con
mucha fe y se lo piden hasta conseguirlo, el milagro está asegurado…Yo me uno
desde ya a su petición en la seguridad de ser escuchados”.
La
respuesta de Raúl Porras no se hizo esperar y en unos términos que nos pueden
dejar desconcertados y desde luego maravillados, pues no se inclina a pedir ese
favor por considerar que el Señor ya le ha otorgado un milagro mucho mayor por
intercesión de Víctor: El don de la
conversión.
“Ciertamente
que el mal que aqueja a mi mujer es lamentable y verla nuevamente de pie sería
digno de una ministración (sic) milagrosa. Su condición obedece a un
padecimiento degenerativo y progresivo por momentos muy agresivo. El
diagnóstico más socorrido fue fibrosis quística en la zona lumbar de la médula
ósea, aunque fue muy debatido y los médicos no estuvieron de acuerdo, de hecho
hubo otros tres diagnósticos más. Recorrimos decenas de clínicas para obtener
mejoría sin éxito, incluso fue sometida a una cirugía y a diversidad de
tratamientos y terapias dolorosas prolongadas y costosas. En 2003 fue desahuciada.
Para los médicos
no había más que hacer y ella dejó de andar, comenzó a morir.
En
la actualidad el mal está muy avanzado, las condiciones materiales son
realmente difíciles, involucra deterioro en huesos y tejidos musculares,
venosos, neuronales, incluso hormonales, no obstante ello, sabiendo la seriedad
de la causa y dado el profundo amor que sentimos hacia Dios y hacia nuestra
querida hermana Bego, ahora hacemos oración a Víctor Rodríguez como intercesor
de su salud.
Desconozco
en que medida la Iglesia puede considerar milagrosa una curación de esta
naturaleza; de manera simplista me quiero imaginar hasta que camine nuevamente,
como Lázaro, pero a fe mía que la intercesión de Víctor es mucho más que
eso, es más misteriosa, se dirige hacia dentro del ser, opera cambios en el
ánimo, en la forma de ver la vida y de enfrentarse a los problemas, es la fe en
la fe misma, como un analgésico al dolor; el bienestar que conlleva es
espiritual y no siempre material y ya se ha dado en ella también, es como recibir
primero la gracia de una aceptación de las cosas que son implacables, brutales,
que somos vulnerables al dolor, al daño que provoca una enfermedad, pero que a
pesar de ello se puede vivir, sonreír a la vida. Se asume la esperanza de que
mañana será distinto porque estamos cerca de Dios y todo es con Él. Entonces
uno se hace más fuerte…Este es el testimonio que poseo.
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