Pregunta:
¿Qué recuerda de Víctor como miembro de la Congregación de San Felipe Neri?
Respuesta:
Que visitaba un hospital y hacía allí lo que dice mi hija Begoña. A todo
lo que ella dice, yo añado que le eligieron Hermano Mayor de la Congregación y
aunque él les pedía que no le eligieran, le eligieron año tras año durante seis
años consecutivos. Recuerdo también la siguiente anécdota. Como le veían tan
recogido en el Oratorio de San Felipe Neri, algunas mujeres se acercaron a él
para pedirle que las confesara. Él las señalaba dónde estaba el sacerdote y las
decía: Ahí está el sacerdote. Yo soy un padre de familia.
Pregunta:
Víctor era también adorador nocturno. ¿Qué me dice sobre esa faceta de su vida?
Respuesta:
Doy fe de que era efectivamente adorador nocturno y que no sólo no faltó
nunca el día que le correspondía, sino que en lugar de pasar el tiempo de
adoración establecido para los adoradores, él se pasaba la noche entera
adorando al Santísimo. Le tocaba adorar el Santísimo los días 21 de cada mes.
Fue una coincidencia que su muerte ocurriera precisamente el 21 del mes de
febrero, como lo hace resaltar mi hija Begoña.
Pregunta:
Dígame algo sobre su vida en Batuecas.
Respuesta:
Como dice mi hija Eva sobre este particular, la temporada que pasaba
todos los años en el Desierto de Las Batuecas, la pasaba entregado a la oración
y haciendo vida de carmelita descalzo con los carmelitas descalzos. También se
ocupaba en trabajar algo en la huerta.
Al
anunciarme que iba a pasar sus vacaciones en Batuecas, me dijo que era para
hacer oración todo el tiempo y desde el primer año ya me indicó que su
intención era seguir haciéndolo en años sucesivos. Al principio pasaba todas
las vacaciones en el Desierto de Las Batuecas mientras que yo iba con los hijos
a veranear a Sabarís (Pontevedra), pues a mí, el baño en el mar me hacía mucho
bien para la salud y no lo perdía ningún año. Después que el P. Valentín le
aconsejó que dividiera el tiempo de vacaciones, pasaba la mitad de las
vacaciones en el Desierto y la otra mitad con la familia.
Pregunta:
¿Qué dice de Víctor como marido?
Respuesta:
Que aprendí de él muchas cosas buenas. La primera de ellas, rezar el rosario
que yo no sabía rezar, pues en casa de mis padres no se rezaba el rosario.
Nunca impedimos tener hijos, pues todo nuestro amor iba dirigido hacia Dios y
hacia ellos. En los 65 años que hemos vivido juntos, hemos estado siempre muy
unidos el uno al otro y los dos en el Señor. Ha sido un marido maravilloso.
Mejor, imposible. No pasa ni un día que no me acuerde de él y que no le pida
por mí y por todos.
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