A
los pocos meses del fallecimiento de Víctor el 21 de febrero del 2012, de forma
espontánea se fue difundiendo la fama de las cualidades humanas y espirituales
de este laico tan caritativo y entregado a Dios, pero que, dada su humildad, había
pasado totalmente desapercibido. Pudo contribuir a ello la noticia de que había
dejado unos papeles manuscritos de contenido muy espiritual. A partir de ese
momento, ante la figura del humilde Víctor se fueron concretando diversas
posturas.
Unos comenzaron a admirar su austeridad de
vida, su capacidad para superar la adversidad ante la ruina económica, su amor
al prójimo de manera especial a los pobres y enfermos, también su capacidad
para perdonar a quienes le hicieron injusticias y sobre todo su vida de oración
que le llevó a una experiencia de Dios más propia de los monjes que de un
laico. Pero se quedaron en una simple admiración que muy poco influyó en sus
vidas.
Santos laicos Luis Martín y Celia, padres de Santa Teresita |
Otros
han encontrado en él un buen intercesor en el cielo y le encomiendan muchos de
los problemas por los que atraviesan ellos o sus seres queridos, especialmente
cuando se trata de enfermedades o de problemas familiares. Se habla ya de su
poderoso poder de intercesión comprobado por hechos, al parecer milagrosos,
atribuidos a Víctor, pues para ser milagrosos tienen que ser reconocidos por la
Santa Madre Iglesia. Personas que han comprobado su intercesión, han iniciado un
rosario de loores en su honor, a cual más entusiastas, al tiempo que piden muy
encarecidamente su beatificación.
Pero
el grupo más importante es el de aquellos que, encandilados por los ejemplos de
Víctor, han sentido el deseo de mejorar su vida cristiana. Los que al conocer
su conducta cristiana, se han dado cuenta de que se santificó en medio del
mundo poniendo en práctica lo que el Concilio Vaticano II pide a los fieles
laicos: “Llamados por Dios para contribuir desde dentro a modo de fermento,
a la santificación del mundo mediante el ejercicio de sus propias tareas,
guiados por el espíritu evangélico que así manifiestan a Cristo ante los demás,
principalmente con el testimonio de su
vida y con el fulgor de su fe, esperanza y caridad” (LG 31).
Orante pidiendo la santidad |
Son
los que, al comprobar que la espiritualidad de Víctor está hecha a base de
sencillez, de la sencillez de quien sabe apreciar la vida que Dios nos ofrece a
través de los sacramentos, esos medios de santificación que ha puesto a nuestro
alcance para conseguirla: bautismo, confirmación, penitencia, comunión,
matrimonio, y a través de la oración que tanto nos recomienda, se preguntan: Si
Víctor pudo santificarse en medio del mundo, como la Iglesia desea para todos
sus hijos, con una familia numerosa, ¿por qué yo no.
Es
de lo que trataremos en la sección de “gracias y favores”.
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