sábado, 30 de diciembre de 2017

¡FELIZ AÑO NUEVO!

Raquel y Carlos con sus abuelos el día de su Primera Comunión

Ese es el deseo de Víctor desde la casa del Padre para todos los que aún permanecemos de paso en este mundo. Lo que deseaba para sus hijos, nietos, hermanos, familiares y conocidos y para la humanidad entera, mientras vivió en este mundo, lo sigue deseando y pidiendo desde el cielo.


Como muestra de ese sincero deseo, les damos a conocer una de las pocas cartas que se conservan, dirigida a sus dos primeros nietos cuando el contaba con 62 años y ya había comenzado a sentir los achaques de corazón. Comienza felicitándoles las Fiestas de Navidad y concluye deseándoles un ¡Feliz Año Nuevo!


Queridos nietos Raquel y Carlos.
Gracias por vuestra felicitación, con los dibujos tan bonitos que habéis hecho. Que paséis felizmente las Navidades y vayáis a la Iglesia a misa para adorar al Niño Jesús, como lo hacen tantos niños, sobre todo los que os estáis preparando para hacer la primera comunión.


Como ya estaréis de vacaciones, si queréis venir con los abuelos, cuando lo deseéis voy por vosotros, siempre que esté como hoy de salud. Pedidle al Niño Jesús, primero por vuestros padres, abuelos y tíos, también por vuestros primos.
Un abrazo y Feliz Año 1987 os deseamos vuestros abuelos, al igual que a vuestros padres.
Víctor y Asunción.

Como abuelo cariñoso y orgulloso de sus nietos, comienza valorando sus “dibujos tan bonitos”. Suponemos que serían dibujos sencillos, como suelen ser los de los niños en esas edades llevados por su imaginación y que para padres y abuelos se trata de algo precioso y así se lo hacen sentir. ¿Por qué le felicitan con sus dibujos? Porque saben que el abuelo valora y siempre les muestra su admiración por lo que hacen. Le encantaba hacer felices y estimular a sus nietos.

Raquel con los abuelos el día de su ingreso en las Carmelitas


Pero habrán observado cómo aprovechaba las oportunidades para invitarles a asistir y participar a los actos de la Iglesia y, tratándose de la Navidad, les animaba a adorar al Niño Jesús, especialmente porque se estaban preparando para la primera comunión. Quería que sus nietos comprendieran quien es realmente Jesús y que se hizo niño, siendo Dios, por el amor que nos tiene.

Carlos con su hijito Víctor y con los abuelos


Como a los niños les suele gustar pasar unos días con los abuelos, mucho más consentidores que los padres, aprovechando que no tienen que ir al colegio, les invita a pasar unos días con ellos, y para evitar las disculpas de los padres para llevarlos, se ofrece para ir a buscarlos a pesar de sus achaques. Y si les invitaba era para jugar con ellos y salir a pasear mientas la abuela les preparaba la comida que más les gustaba. Lo importante era hacerles sentirse valorados y amados y por amor acercarles a Jesús.

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