viernes, 22 de septiembre de 2017

Conversión II – “Cayó en la cuenta”



San Juan Crisóstomo

Hemos visto como los santos que para llegar a la santidad tuvieron que pasar por la conversión para alcanzarla, sufrieron en su vida algún acontecimiento doloroso que les hizo caer en la cuenta de que estaban equivocados, que tenían puesta su confianza e ilusión en cosas que en cualquier momento podían perder y que solamente Jesús podía colmar su ansia de felicidad. Ese fue un momento de gracia y de cambio. Jesús se convirtió en su fortaleza.


Dice san Juan Crisóstomo: “Si Jesús es nuestra fortaleza, decidme, ¿qué podemos temer? ¿La muerte? Para mí la vida es Cristo y una ganancia el morir. ¿El destierro? Del Señor es la tierra y cuanto la llena. ¿La confiscación de los bienes? Sin nada vinimos al mundo, y sin nada nos iremos de él. Yo me río de todo lo que es temible en este mundo y de sus bienes. No temo la muerte ni envidio las riquezas”.

Debido al fracaso económico, a la pérdida de todos sus bienes materiales, Víctor cayó en la cuenta de que “sin nada vinimos al mundo y sin nada nos iremos de él” y que lo único importante es Dios, y ese caer en la cuenta, marcó la línea divisoria entre un antes, en que confiaba en sí mismo y un después, en que se entregó por entero al Señor.


Así lo reconocen los que le conocieron, como Eva, la más pequeña de sus hijos, hoy religiosa Carmelita Descalza: “La ruina de este negocio, con que había prosperado años atrás, fue la causa del cambio total que dio la vida de mi padre. Desde entonces comprendió la vanidad de las riquezas y puso su confianza en Dios, entregándose a una vida de oración."

Volveré a la casa del Padre


Otra de sus hijas, Teresa, declara: “Sólo puedo decir que hubo un antes y un después de la conversión de mi padre, cosa que comprendo, pues a mí me ha pasado lo mismo, no a su nivel, claro está. ¡Que más quisiera yo! Pero para todos es lo mismo, aunque ocurra de diferentes maneras… No es lo mismo seguir las normas cristianas por tradición, que encontrarse con el Señor y vivir de otra manera”.


Víctor fue consciente y siempre dio gracias a Dios por el cambio radical en su vida a partir de su ruina económica: En sus papeles autobiográficos aparecen frases como esta: “Al cambiar de vida, de luz me llenó. Claro empecé a ver el camino errado que había dejado. Gracia sobre gracia sobre mí derramó. Por eso todo cambió. Poco a poco me enamoró. En todo la Virgen medió”. O esta otra: “Desde el inicio de mi conversión, cómo me alegraba y sacaba provecho cuando me hablaban de Dios”.

P. Juan Jesús Sánchez, confesor de Víctor


A estas palabras escritas de su puño y letra, añadimos las que dijo a su confesor el P. Juan Jesús: “Que la mayor gracia que le había hecho el Señor en toda su vida, fue permitir que se arruinase económicamente, pues así le libró totalmente de la ceguera y de la esclavitud de los bienes materiales, que habrían sido para él su perdición, sirviéndole al mismo tiempo de iluminación interior y de transformación de la mente y del corazón para progresar espiritualmente y entregarse al cumplimiento de la voluntad de Dios en toda su vida”.

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