viernes, 25 de agosto de 2017

Víctor enfermo



Víctor internado en el Hospital 1º de Octubre asistido por sus nietos Raquel y Carlos.


Durante años, el Jefe del servicio médico de la empresa emitió un certificado que decía: “Productor don Víctor Rodríguez Martínez. Tenemos el gusto de comunicarle que el resultado del reconocimiento médico efectuado es SATISFACTORIO”. Así, con mayúsculas.


Pero recordemos que Víctor hizo durante varios años doble jornada (16 horas), primero para sacar adelante a la familia y después para ayudar a los pobres. Tanto esfuerzo por fuerza le tenía que pasar factura y así sucedió.


Comenzó a sufrir fuertes taquicardias que trató de disimular para no alarmar ni a su esposa ni a sus hijos, y llevaba en su bolsillo un papel con el teléfono de su hermano José Francisco para que, en caso de emergencia, se pusieran primero en contacto con él.

Hospital 1º de Octubre, hoy Gregorio Marañón en que fue internado Víctor.


Por fin tuvo que acudir al cardiólogo que después de reconocerle le dijo que tenía que operarse, pues todos lo que estaba como él, según las estadísticas, no solían vivir más de un año. Él dijo que no se operaba, que fuera lo que Dios quisiera. Por aquel entonces tenía 62 años y murió a los 87; es decir, que el médico le dio de vida un año y Dios se la dio 25 años más.


El 21 de diciembre de 1987, el servicio de cardiología del Hospital 1º de Octubre, redactó un informe clínico con el siguiente diagnóstico: “Paciente de 62 años de edad, diagnosticado previamente de taquicardia parosística supraventricular con episodios frecuentes de crisis y actualmente controlada. Cardiopatía isquémica tipo angor de esfuerzo con prueba de esfuerzo positiva eléctricamente y Talio positivo”.


Se le señaló un tratamiento con dieta y varias medicinas a la vez que se le aconsejaba: “Este enfermo debe evitar realizar esfuerzos mayores que moderados e igualmente evitar las situaciones de stress emocional o todas aquellas situaciones en que le produzcan dolor precordial. Dada la situación clínica sería aconsejable solicitar la incapacidad laboral”.

Sacerdote administrando el sacramento de la Unción de Enfermos.

Un nuevo dictamen médico de 14 de marzo de 1988 confirmaba su incapacidad para trabajar y así se lo comunicaron el 18 de abril de 1988 en estos términos: “Ponemos en su conocimiento que en esta Dirección Provincial del Instituto Nacional de la Seguridad Social ha tenido entrada Dictamen médico emitido por la Unidad de Valoración Médica de Incapacitados y como consecuencia del cual se han iniciado situaciones encaminadas a valorar la posible Invalidez Permanente que le afecta”.


Curiosamente, para esa fecha había quebrado la empresa Embotelladora y se había quedado sin trabajo. Y como aún estaba en edad de trabajar, jurídicamente podía coger trabajo en otra empresa, pero como el dictamen médico le inhabilitaba para ello, le concedieron la “inhabilidad total con derecho al sueldo completo”.




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