miércoles, 6 de marzo de 2024

Habla Víctor. Carta a Maria del Carmen (IV)

 

María del Carmen García Rodríguez.

Por mi parte, tengo la experiencia de que fallo por todas partes. Cuantas más gracias me da Dios, más me siento pecador, y es que al iluminar mi alma, se ven reflejadas en ella todos mis  pecados e imperfecciones, por el ello el dolor se hace más profundo. María del Carmen García Rodríguez

 

Desde que María del Carmen tuvo un largo y profundo encuentro espiritual con su tío Víctor, comenzó a referirse a él como a, “mi tío el místico”, porque se convenció y sigue convencida, de que fue durante sus estancias en el Desierto de San José de Las Batuecas donde el Señor le hizo pasar por la dolorosa experiencia de ver con claridad sus más mínimas imperfecciones para purificarle de todas ellas.

 

Esa intuición resultó ser cierta, como podemos comprobar por los escritos autobiográficos de Víctor que, por cierto, en esas fechas aún no los había escrito, en los que encontramos palabras como estas: “Año tras año al desierto en mis vacaciones me llegaba, ansioso de llegar estaba, aunque bien me sabía que a sufrir iba. Allí, nada más llegar, todo cambiaba. El Espíritu Santo de la mano me tomaba y todas mis miserias, me mostraba. Tan miserable me vi, que solo llanto de dolor tenía, que si esto no tuviera, peor lo pasara”.

 

San Juan de la Cruz, dice: “Esta noche oscura es una influencia de Dios en el alma, que la purga de sus ignorancias e imperfecciones habituales, naturales y espirituales, que llaman los contemplativos contemplación infusa o Mística  Teología, en que de secreto enseña Dios al alma y la instruye en perfección de amor, sin ella hacer nada ni entender cómo es esa contemplación infusa. (2N 5, 1).




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